Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).- Tiene 44 años de edad, es multimillonario y, pese a sus excéntricas ideas, es una de las voces con mayor autoridad en el campo de la innovación tecnológica de la actualidad. Si dejamos de lado el hecho de que nos encontramos en el mundo «real» y no en una película o cómic, podríamos afirmar que Elon Musk tiene algunos de los ingredientes fundamentales para ser un superhéroe… o villano.
Pero, ¿por qué Elon Musk?
Hoy por hoy Musk resulta una de las celebridades mundiales más interesantes sin necesidad de ser parte del mundo del espectáculo. Sus iniciativas lo respaldan y no son poca cosa. El empresario que es reconocido como uno de los principales emprendedores que buscan colonizar Marte y ha convertido los vehículos eléctricos en objetos deseables, también tiene la reputación de ser un visionario comparado con otras figuras como el fundador de Apple, Steve Jobs o gigantes industriales como Henry Ford o John Rockefeller.
De acuerdo con su biógrafo Ashlee Vance, autor de Elon Musk: Tesla, SpaceX y la búsqueda de un futuro fantástico, el fundador de la empresa aeroespacial SpaceX y cofundador de la firma de vehículos eléctricos Tesla y la empresa de pagos electrónicos Paypal puede ser descrito con una sóla palabra: «intenso».
Sin duda esta intensidad es parte de sus recientes declaraciones en las que, para acelerar la colonización del Planeta Rojo hace una recomendación que parecería digna de un diálogo de un villano de película: lanzar armas termonucleares.
Hace algunos días, Musk apareció como invitado en «The Late Show with Stephen Colbert», en donde –además de hablar sobre el futuro de los viajes en cohete y un robot abastecedor para coches eléctricos– contempló la posibilidad de bombardear el cuarto planeta del Sistema solar con bombas nucleares.
«¿Estás sinceramente tratando de salvar el mundo?» le preguntó Colbert a Musk en una entrevista que abarcó una amplia gama de temas, incluyendo las ideas de Musk sobre los asentamientos en Marte a lo que el se refirió como «remodelación de un planeta», y que considera el mayor desafío del siglo XXI.
Sin embargo, para Musk, en el proceso de hacer del Planeta Rojo un lugar apto para vivir hay que elevar su temperatura primero. Y así, ya sea mediante la generación de gases de efecto invernadero para atrapar el calor (el «método lento») o detonando armas termonucleares cerca de los polos (el «método rápido»), ninguna de las soluciones parece ser digna de alguien que trata de hacer el bien(en teoría).
«Tú eres un supervillano. Eso es lo que hace un supervillano», dijo Colbert a Musk. «Superman no dice ‘¡Suelten armas termonucleares sobre los polos! Eso es Lex Luthor, hombre.»
No obstante, Si se le compara con un superhéroe Musk dista mucho de ser el kriptoniano del universo DC. En todo caso, si se buscara una similitud de currículums, el sudafricano tiene más en común con Tony Star que con cualquier otro personaje. Eso sí, sin el traje de Iron Man.
«Estoy tratando de hacer cosas buenas, sí», dijo Musk», aunque de acuerdo con Colbert, tratar de hacer cosas buenas y, al mismo tiempo, ser multimillonario lo colocan bajo una percepción ambigua. «Tienes que elegir uno [de los bandos]», dijo el presentador.
De acuerdo con el columnista Erik Sofge se preocupa por la humanidad, lo suficiente como para correr el riesgo de parecer un tonto. «Para mí, el mejor análogo en cómic de Musk es Ozymandias, el héroe convertido en villano de la novela gráfica de 1986 Watchmen», escribe.
Así, el ex vigilante que dejó su capa para fundar una empresa de tecnología pionera, y que además está convencido de que el mundo está a punto de ser aplastado por una guerra nuclear es lo más parecido que hay a Musk. No obstante, en el cómic creado por Alan Moore, la respuesta para las preocupaciones de Ozymandias es la de dar rienda suelta a la violencia en las ciudades más grandes del planeta con el fin de unir a los Estados Unidos y la Unión Soviética contra un enemigo fantasma y, aunque en el papel es el archivillano de esta historia, sus maquinaciones parten del verdadero heroísmo, publicó Popular Science.
Finalmente, la comparación entre un personaje real y otro de fantasía no es más que una broma, pero, al mismo tiempo, arroja pistas sobre lo que nos preocupa como humanidad. Mientras que otros gigantes de la industria de tecnología gastan innumerables recursos para que el mundo entero revise sus redes sociales o tratan de convencernos de que los smartwatches son indispensables, Elon Musk ha destinado su fortuna a un ramo totalmente distinto y eso, en un futuro, puede marcar la diferencia para determinar su importancia para el destino del planeta, aunque sólo sea como mera influencia.