Ciudad de México, 8 de septiembre (SinEmbargo).- Vivimos envueltos en campos electromagnéticos, se encuentran en el medio ambiente, son producidos por la misma Tierra y el Sol. Sin embargo, debido a los avances en la tecnología, estos están cobrando mayor importancia, de manera que ahora estamos rodeados a diario por muchas fuentes diferentes de energía electromagnética proveniente de teléfonos celulares, computadoras, medidores inteligentes, radio, televisión e incluso los controles remotos, todos son emisores de este tipo de energía. Por otra parte, estaciones base de telefonía móvil continuamente se están instalando de la misma manera en que puntos de acceso Wi-Fi como restaurantes, hoteles e incluso parques están aumentando todo el tiempo.
Con toda esta nueva infraestructura es cada vez más difícil evitar la exposición a los campos electromagnéticos que emiten estas tecnologías. No obstante, la cuestión más importante en este caso es ¿qué ocasiona esta exposición a nuestro organismo?
Sin duda se trata de un asunto que ha ganado mayor relevancia en los últimos años culminando en un caso como el de Martine Richard, a quien se le concedió recientemente una indemnización por alergia al Wi-Fi y cuya particular condición ha sido catalogada como el «parteaguas» de muchas situaciones similares por venir, publicó The Conversation.
La mujer francesa, que sufre una condición llamada hipersensibilidad electromagnética recibió una compensación por incapacidad debido a los reclamos de sus síntomas, los cuales atribuyó a la energía electromagnética y que además le impiden ser capaz de trabajar. Esta decisión se hizo a pesar de que la ciencia afirma que no existe una relación entre la exposición a estos campos y síntomas físicos.
Sin embargo, esto plantea varias preguntas. En primer lugar ¿qué es la hipersensibilidad electromagnética? Segundo: ¿qué sabemos y qué no sobre esta condición? Y, por último: ¿qué repercusiones tiene un caso como el de Richard?
MALESTAR REAL SIN FUNDAMENTO
La hipersensibilidad electromagnética es una condición compleja que se caracteriza por una variedad de síntomas no específicos mencionados por quienes la padecen como dolores de cabeza, náuseas y dificultades para dormir, por ejemplo, cuando se encuentran próximos a dispositivos que emiten campos electromagnéticos. En casos severos puede tener un impacto grande y negativo, ocasionando que las personas no pueden trabajar o «funcionar» en la sociedad moderna.
El predominio de esta enfermedad es muy variable. Sin embargo, en términos generales, el número de pacientes que presentan estos síntomas y los atribuyen a la exposición a campos electromagnéticos parece ir en aumento.
No hay duda de que los síntomas experimentados son muy reales. Pero el hecho es que no existen criterios de diagnósticos claros para esta condición. Por lo tanto, se trata de un trastorno autodiagnosticado que en la actualidad no tiene ninguna base médica o científica, escribe al respecto Sarah Loughran, investigadora de la Universidad de Wollongong en Australia, quien actualmente trabaja en este tema en el Centro Australiano para la Investigación de Efectos Biomagnéticos.
Por su parte, las investigaciones han fallado en encontrar cualquier forma de asociación entre la exposición al campo electromagnético y los síntomas reportados o la salud en general. Las dudas surgen de nuevo. Si no es la energía electromagnética, entonces ¿qué está causando la hipersensibilidad electromagnética y los síntomas que estas personas sufren?
Una posibilidad es el efecto nocebo que básicamente es la versión opuesta del efecto placebo. Esto es, en este caso, la influencia de las expectativas o percepciones de cómo algo podría afectar a una persona. En el caso de la hipersensibilidad electromagnética esto correspondería a una creencia desalineada del sujeto de que la energía electromagnética es perjudicial y, por lo tanto, al estar cerca de los dispositivos que emiten esos campos estos esperan sentirse mal y, en efecto, lo hacen.
La idea del efecto nocebo tiene aún más sentido cuando la cobertura de los medios de comunicación y la presión por parte de las personas con hipersensibilidad electromagnética son tomadas en cuenta. De esta manera, la gran mayoría de casos reportados han sido causados por los campos electromagnéticos artificiales.
Así, esta atribución errónea constante sólo sirve para perpetuar y reforzar la creencia de que la energía electromagnética de estos dispositivos es perjudicial, a pesar de toda la evidencia científica de lo contrario.
Mientras que la controversia se mantiene sobre la hipersensibilidad electromagnética, está claro que también sigue habiendo una necesidad de más investigación, ya sea para probar el punto de los afectados o, bien, para consolidar aún más el hecho de que los campos electromagnéticos no son responsables de estos síntomas, así como para proporcionar evidencia de una causa contundente como parece ser representada hasta ahora hacia el efecto nocebo.
Este tipo de investigación está en marcha, incluyendo nuestros propios estudios en el Centro Australiano para la electromagnética Bioefectos Investigación, que tiene como objetivo combatir algunas de las críticas de los estudios anteriores. Hasta que una causa puede ser establecida, el tratamiento de esta afección seguirá siendo un desafío.
Sin embargo, independientemente de la ciencia, ¿qué representa el reciente fallo en Francia y cómo va a afectar a las decisiones futuras en esta área? En este caso, lo importante a destacar es que a pesar de la compensación que se otorga, el tribunal no considera realmente a la hipersensibilidad electromagnética como una condición legítima.
Aún así, la preocupación ahora es que este caso se utilizará como un precedente y que la falta de evidencia científica será pasada por alto para aquellos que quieren legitimar la hipersensibilidad electromagnética como una condición causada por los campos artificiales.