Ciudad de México, 8 de septiembre (SinEmbargo).– Desde el inicio de la civilización hasta estos días, la mitad de los árboles del planeta ha desaparecido. Así revela un estudio publicado en la revista Nature, realizado por científicos de la Universidad de Yale, que advierte que de seguir el alarmante ritmo de aniquilación de la superficie forestal de la tierra, los árboles se extinguirán dentro de los próximos 300 años.
Con su investigación, los científicos hicieron el que hasta ahora es el cálculo más preciso del número de árboles en el mundo. El recuento se hizo a través de imágenes satelitales y estimaciones de las áreas forestales y con él se llegó a la conclusión de que en la actualidad contamos con alrededor de tres billones de árboles, lo que equivaldría a 422 árboles por cada humano.
Esta cifra podría parecer alentadora en principio, pero Thomas Cowther, el investigador que encabezó el estudio, advierte que el ritmo de la desaparición es alarmante y que es necesario «aumentar la reforestación en los próximos años para aliviar el impacto humano en los ecosistemas y el clima», pues en el mundo desaparecen alrededor de 10 mil millones de ejemplares anualmente y, desde el comienzo de la civilización, el 46 por ciento de los árboles se ha perdido.
Los resultados de la investigación arrojan que la mayor densidad de árboles se encuentra en bosques boreales y regiones subárticas de Rusia, Escandinavia y Norteamérica. En contraste, otro estudio, realizado por el Observatorio Global de los Bosques (GFW, por sus siglas en inglés), indica que en esas mismas zonas existen los niveles más altos de deforestación.
En este último estudio, México se ubica entre los 15 países que presentan los niveles más altos de deforestación en lo que va del siglo a nivel mundial, y en quinto lugar de América Latina, sólo por debajo de Argentina, Paraguay, Bolivia y Colombia. GFW.
El estudio realizado por GFW, que evaluó los niveles de deforestación en el mundo entre los años 2001 y 2013, indica que dos millones 410 mil hectáreas del territorio del país se vieron afectadas por este fenómeno y que de éstas, únicamente 633 mil 32 fueron recuperadas en el mismo lapso de tiempo, lo que corresponde a alrededor del 26 por ciento del total de las áreas afectadas (es decir, sólo una cuarta parte).
De acuerdo con la organización Greenpeace, la principal causa de deforestación en México es el cambio de uso de suelo para convertir los bosques en potreros o campos de cultivo y se trata de «una práctica que ha sido fomentada por todos los niveles de gobierno, que sólo han visto los bosques y las selvas como terrenos ociosos, sin poder entender sus múltiples beneficios ni su carácter vital».
«Los ritmos de deforestación que sufre nuestro país son alarmantes», advierte, y recuerda que la acelerada destrucción de los bosques ha colocado en estado de emergencia a una gran variedad de especies de flora y fauna que habitan en esos ecosistemas.
Aunque datos oficiales indican que son 155 mil hectáreas las que se deforestan anualmente, Iván Zúñiga, investigador del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible explica a SinEmbargo que el alcance es en realidad mayor, y que la deforestación anual podría alcanzar poco más de 200 mil hectáreas.
De acuerdo con el investigador, los ecosistemas que históricamente han tenido mayores tasas de deforestación son las selvas secas, ubicadas en las costas y cordilleras del Pacífico y, actualmente, la zona de la península de Yucatán (conformada por los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo) es el área más amenazada.
«Toda la costa del Pacífico, algunas partes de la cordillera de la Sierra Madre Oriental y la parte norte y centro de la península de Yucatán son los principales frentes de la deforestación», comenta.
El investigador señala al cambio de uso de suelo para cultivos, ganadería y minería como la principal razón para la deforestación, y agrega también la degradación de los bosques: «la degradación casi siempre es un paso anterior a la deforestación. Consiste, por ejemplo, en quitar de una selva todas las especies de árboles comerciales, como caobas y cedros. Esto conlleva a una seria degradación el ecosistema [y, con el paso del tiempo] como el bosque deja de tener variedad y valor [comercial] lo que sigue es cortar los matorrales y los árboles de baja estatura para hacer un cambio de uso de suelo. A la degradación no le ponen atención porque es difícil calcularla, pero es un fenómeno muy importante», señala.
Organizaciones como Greenpeace han denunciado la ineficiencia en política forestal en México y señalan que «uno de sus grandes males es que promueve falsas soluciones a la deforestación, con lo que malgasta los recursos destinados a los bosque en programas que no los protegen y no revierten la aguda pérdida de estos ecosistemas».
La organización sostiene que para que México reduzca sus niveles de deforestación (y con ello su posición en el ranking de la GFW) lo que se requiere es modificar el enfoque de la política forestal en el país: «[El Gobierno] debe trabajar en sinergia con otras políticas de uso del suelo, con base en proyectos regionales y locales para el manejo sustentable de los recursos naturales y el desarrollo rural».
Iván Zúñiga, por su parte, concluye con que «lo más importante es que cualquier financiamiento del sector forestal debe tener primero un financiamiento de organización social y ser enfocado a programas de desarrollo forestal comunitario mediante los que se financia a las comunidades para que se organicen y planifiquen cómo aprovechar sus territorios y recursos forestales de manera sustentable para obtener mejores resultados».