Ciudad de México, 7 de septiembre (SinEmbargo).- Desde la concepción de los primeros autómatas hasta la fecha, los humanos hemos buscado la manera para que la imagen de éstos sea lo más parecida a la nuestra o, en su defecto, «amigable» a la vista. Sin embargo, a la par de la añorada humanización de los robots, también está el deseo de muchos por hacer que la tecnología en general pueda convertirse en una presencia más parecida a la de las mascotas domésticas. Esto ha dado pie a creaciones que a menudo parecen extrañas, pero que sin duda ponen en evidencia la necesidad de las personas por estar acompañados.
Actualmente casi todo el mundo tiene asociada la palabra dron al mundo militar o al aeromodelismo. Sin embargo, de un tiempo a la fecha el mundo comienza a concebir a estos aparatos para otros usos. De entre ellos, a partir de ahora también habrá que unir el término al mundo de las mascotas.
Así, Sergei Lupashin, un ingeniero ruso creó el primer dron mascota. Se llama Fotokite Phi y, como si se tratara de un perro, se dedica a seguir a sus dueños a donde vaya. Gracias, en parte, a un sofisticado algoritmo; pero principalmente debido a que está dotado de una correa que sirve para que lo paseen, dio a conocer El Huffington Post.
Su creador lleva una década trabajando con drones y robots en la universidad suiza de ETH Zurich y fundó la empresa Perspective Robotics para desarrollar una gama de drones domésticos. Cansado de trabajar con aparatos pensados para grandes empresas o ejércitos, el ruso decidió crear drones para un mercado más amplio.
Sin embargo, los también conocidos como vehículos voladores no tripulados (VANT) no son las primeras piezas tecnológicas que reciben el tratamiento de una mascota. Si alguien introdujo de manera masiva el concepto de mascota virtual, este fue el Tamagotchi, el pequeño huevo electrónico que apareció en el mercado el 23 de noviembre de 1996 y causó furor entre los consumidores, llegando a recibir el cuidado de 78 millones de compradores y protagonizar más de un estudio sociológico.
Entonces, la versión del Tamagotchi que salió al mercado hace 19 años era una pantalla con forma de huevo y del tamaño de un llavero que mostraba una especie de pollito virtual, al que había que alimentar, limpiar y mimarlo a través de tres botones. Con el tiempo evolucionó y no sólo se trataba de una ave amarilla y el repertorio de «animales» llegó a esta presentación.
No obstante, desde este llavero que paulatinamente fue víctima del olvido y la obsolescencia hasta ahora han existido otros representantes robóticos que han pretendido competir con perros y gatos y otros animales domésticos.
Un par de años después de la aparición del Tamagotchi, el Furby llegó a los hogares de millones de personas. Este juguete desarrollado por Tiger Electronics se trataba, en un inicio, de una mera bola de pelo con pico que podía decir diversas frases. Sin embargo, a diferencia de su predecesor, supo sobrevivir adaptándose a las necesidades tecnológicas del nuevo milenio y actualmente puede incluso ser programado por medio de un smartphone y sus ojos cuentan con paneles LCD que le permiten proyectar luz.
Pero, ni siquiera dichas modificaciones hacen que, incluso 17 años después, deje de ser intimidante para algunas personas. al respecto, la serie animada The Simpsons parodió este efecto.
El AIBO (siglas en inglés para Robot de Inteligencia Artificial), por su parte demostró que si lo que se busca es crear una buena impresión lo mejor es regresar a lo básico. En este caso, el autómata desarrollado por Sony y su imagen perruna resultó mucho más accesible, visualmente hablando, aunque su movilidad y comportamiento dista mucho de ser la de un can verdadero.
Al igual que el Furby, las generaciones posteriores de AIBO mostraron mejorías con respecto a los primeros ejemplares. Sin embargo, en comparación con el peludo ser robótico distribuido por Hasbro, los perros automatizados de Sony no lograron sobrevivir más de una década. Caso opuesto de los Furbys que se han sostenido con uñas y dientes en el mercado a base de alianzas poco usuales con otras franquicias como Star Wars.
No obstante, pese a que Sony haya detenido la producción de sus perros de juguete desde hace varios años, estos robots de mascotas siempre serán recordados por su papel en la promoción de la ciencia y la tecnología de Japón. Por otra parte, algún día también formarán parte de los antecedentes de lo que algún día será una réplica mejor elaborada de una mascota. ¿Quién sabe? Quizás algún día no se podrá distinguir con exactitud entre un robot y un animal verdadero.