Ciudad de México, 8 de agosto (SinEmbargo).– «Mi padre me decía que si me quería morir de hambre estudiara música o biología. Me decidí por la segunda».
Ivan Trujano, biólogo egresado de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) escribía estas líneas hace un año. Él forma parte de los más de 103 mil biólogos que, de acuerdo con el Observatorio Laboral Mexicano, tienen un empleo y, por suerte, no pertenece al 45.7 por ciento de los biólogos que se desempeñan en un trabajo que no es acorde a sus estudios o al 3.4 clasificado en la categoría de «Secretarias, taquígrafos, mecanógrafos, capturistas de datos y operadores de máquinas de oficinas».
«La situación laboral en nuestro gremio es mala y debería preocuparles [a los demás] tanto o más que a nosotros, pues es la evidencia de que hemos construido y vivimos en una sociedad que privilegia la estupidez versus la ciencia, una en que un actor de telenovelas gana mucho más que un científico», sentenciaba en aquella ocasión.
Un año después, las cosas no son sustancialmente diferentes. De hecho, en los últimos años los niveles de ocupación de los biólogos han disminuido: tan sólo entre 2013 y 2015, se registró una disminución de más de 10 mil empleos para el gremio. Por otro lado, el nivel de ingresos mensuales promedio para el total de los profesionistas es de alrededor de 8 mil pesos, un salario que se equipara al que tiene un guardia de seguridad en México y que corresponde a trabajadores medianamente calificados, según el proyecto Mi Salario, de la red Internacional WageIndicator y el Centro de Investigación Económica del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
«Históricamente los biólogos hemos tenido un campo de trabajo muy acotado y particular, sólo a partir de la creación de las leyes ambientales en este país, como la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente a finales de los 80’s, hubo la posibilidad de que más biólogos se insertaran al mercado laboral», explica Ricardo Medina, del Instituto de Investigación y Capacitación para las Ciencias Biológicas, A. C.
El mismo sostiene que «hoy día el campo laboral para los biólogos abarca muchas otras áreas además de las tradicionales cuestiones de laboratorio, investigación o de instrumentos de política ambiental; como son actividades relacionadas con la genética o la biotecnología, sólo por citar algunos ejemplos»· No obstante, explica, diferentes factores influyen en que la situación laboral del gremio resulte deficiente.
En esto coincide Ivan Trujano, fundador del Centro de Conservación Biólogica en el Estado de México, que sostiene que «el campo laboral y ocupacional de los biólogos es pobre y lamentable. Por ejemplo: un cuarto de los biólogos se dedica a la docencia aún cuando no fueron preparados para eso». Ambos biólogos, consultados por SinEmbargo, coinciden también en la mención de una serie de deficiencias que propician la mala situación laboral de los profesionistas en su campo:
Las razones
Un primer factor es el de la formación. De acuerdo con Medina y Trujano, el sistema educativo a nivel superior encargado de formar a los biólogos resulta obsoleto ante las nuevas demandas del mercado laboral, principalmente porque inculca la idea de que ellos egresan para ser empleados en un país en el que las oportunidades laborales escasean en lugar de enseñarles a desarrollar proyectos de manera independiente.
«En las diferentes universidades se forma a los biólogos intentando que sean investigadores a sueldo del gobierno, cuando esto no es posible, puesto que no hay apoyo suficiente a la investigación. Existe una postura academicista que busca que los biólogos sean una especie de científicos puros que están con una bata, con su microscopio y fumando una pipa en sus ratos libres generando ciencia para un Estado (al que, por cierto, no le importa). Los profesores universitarios intentan perpetuar este modelo del biólogo empleado y no se les da una visión amplia a los jóvenes que estudian para participar en diferentes sectores», explica Trujano.
«Por otro lado —continúa—, un biólogo, desde la licenciatura, sale con un cúmulo de conocimientos muy vasto y con un ámbito de aplicación enorme, es decir, no hace falta, persé, un posgrado para emplearse y, a pesar de eso, nos venden la idea de que para ser investigador hay que tenerlo. Efectivamente: el conocimiento adquirido en una maestría o doctorado es útil para la consecución de fuentes de ingreso, no obstante, no es la panacea: el posgrado debería ser un recurso al que un biólogo recurra para mejorar sus proyectos, no un requisito para tratar de aspirar a un trabajo medianamente bueno».
Medina, por su parte, sostiene que los biólogos necesitan una formación muldisciplinaria, de modo que los profesionistas sean capaces de desempeñarse de forma efectiva en los nuevos mercados laborales que se abren para su materia.
«Sin embargo, los planes de estudio no han avanzado. Es menester que las universidades ‘salgan a la calle’ a constatar la realidad del campo laboral de nuestro gremio para ver lo que realmente se requiere, en lugar de querer desarrollar siempre pensamiento puro». Por otro lado, es necesario que en las universidades se oriente a los estudiantes para comprender que el valor de sus conocimientos es alto, y no es digno de salarios bajos: «los biólogos tenemos pagos muy bajos, nuestra labor es mal pagada», lamenta.
De acuerdo con el Observatorio Laboral Mexicano, el ingreso promedio general de los biólogos empleados (independientemente de que desempeñen una tarea relacionada con su carrera o no) es de 8 mil pesos mensuales, mientras que el promedio de ingreso mensual alto oscila en los 20 mil pesos y el más bajo en 3 mil.
«Cualquier nivel de promedio salarial (alto, medio y bajo) es pésimo. Es absolutamente inaceptable. No obstante, nos hemos ganado a pulso la ubicación en esa tabulación: la mayoría de los biólogos en el país no valora lo suficiente sus conocimientos como para poderlos cobrar como se debería», explica Trujano.
El factor que determina esto, señala, es una falta de visión, puesto que «las actividades potenciales en las que un biólogo podría participar generando conocimiento y dinámicas económicas que lo beneficien a él y a la sociedad es increíblemente alta, pero lamentablemente no todos los biólogos se involucran con el desarrollo de oportunidades, sino que buscan la forma de que se les dé un empleo. Luego sucede que la situación está tan mal en el país que uno agarra lo que sea, entonces así es como encontramos biólogos taqueros, biólogos taxistas… en fin, biólogos que no son biólogos», lamenta.
La situación laboral y económica del país también es un factor que «golpea» a los profesionistas de la biología. Medina, explica: «Nos encontramos en una situación en México que nos afecta, no sólo a los biólogos, sino a todos. […] Los biólogos deben estar enterados de las diversas problemáticas en el contexto nacional, como la económica, de modo que puedan vislumbrar las oportunidades a encontrar en medio de ellas».
En este aspecto, ambos profesionistas coinciden en que el gobierno está obligado a crear mecanismos para un buena situación laboral para su gremio, pero no desde una visión paternalista, en la que se vea al Estado como el proveedor directo del empleo, sino como un generador de oportunidades mediante la implementación de mecanismos que permitan que los biólogos se desarrollen en nuevos campos de forma independiente.
«El Gobierno debe brindar mecanismos que incentiven la generación de proyectos propios de los biólogos y no necesariamente generar empleos en sus dependencias, pues significaría engordar estos vicios burocráticos en los que hay un montón de gente empleada que la mayoría de las veces no hace más que estar sentada […]. En lugar de esto, se deben impulsar mecanismos de capacitación y financiamiento para que los biólogos generen proyectos personales que repercutan en generar investigación y conocimiento científico que beneficie a la sociedad», sostiene Trujano.
Medina, por su parte, destaca tres tareas primordiales que el gobierno debería realizar para mejorar la situación laboral de los biólogos: «necesitamos una real reforma educativa de modo que se dé atención puntual a lo que se requiere en el campo laboral. Por otro lado, el Estado debe crear condiciones para el desarrollo profesional de un biólogo, tales como la creación de infraestructura que implique un aprovechamiento sustentable e implementación de políticas ambientales. [Finalmente], debe erradicarse la corrupción. Este puede parecer un aspecto que no nos afecta directamente, pero sucede lo contrario».
En el caso del papel de los biólogos ante su situación, los consultados señalan: «Tenemos que creérnosla. Debemos comprender que actualmente hay más posibilidades de empleo aunque hayan menos oportunidades», sostiene Medina; y Trujano continúa: «para esto, necesitamos un cambio de visión. Debemos enfrentarnos a la realidad actual y asumirla, lo cual no quiere decir que nos conformemos, sino que debemos explorar en nuestro panorama laboral y hacer y desarrollar proyectos independientes y buscar los mecanismos que lo permitan. Eso nadie va a hacerlo por nosotros: sólamente los biólogos podremos hacerlo», concluye.