Hace apenas unos años, las compañías tecnológicas libraban una lucha encarnizada por dominar el trono de la mensajería instantánea. No siempre ha sido así. A finales de la década pasada ocurrió lo mismo con los sistemas operativos y su validación ante el consumidor y ahora todo parece indicar que es hora de conocer el nuevo terreno en donde se desarrollarán batallas será el streaming de música.
No obstante, a pesar de su relativa novedad, esta manera de escuchar canciones parece tan rutinaria en la actualidad para los usuarios que da la impresión de haber estado siempre ahí. Sin embargo, es claro que se trata de un método que ha cambiado la manera de disfrutar música, quizás para siempre.
¿De qué manera afecta esto a los músicos? ¿Cómo reaccionan los artistas frente a este cambio de juego en el que el formato físico convive codo con codo con los servicios virtuales?
Ciudad de México, 8 de agosto (SinEmbargo).-De acuerdo con Nasdaq, con 2015 oficialmente encaminado hacia su conclusión, es aparentemente el año estandarte para los medios en streaming, específicamente música y televisión. De esta manera, viejos y nuevos conocidos como Tidal, Apple Music, Spotify, Rdio y Google Play, tienen cinco meses para hacer valer la estabilidad que el mercado actual les otorga y, de paso, buscar dejar atrás a sus competidores.
Este año, Apple Inc. se convirtió en la última compañía en subirse al carro de la transmisión en directo de música con el lanzamiento de Apple Music. El servicio, que cuesta 99 pesos mensuales después de un periodo de prueba de tres meses, recibió una gran cantidad de publicidad en las semanas previas a su presentación en sociedad, y no sólo por la sólida base de seguidores con la que cuenta la empresa con sede en Cupertino, California.
«Éste debería ser el mejor momento para la música en la historia», publicó hace apenas una semana The New York Times, con referencia al boom que los servicios musicales en línea tienen en la actualidad. Pero, sobre todo, se refiere a la tranquilidad con la que los usuarios están dispuestos a desembolsar su dinero por algo a lo que sólo pueden acceder en un terreno virtual.
«Creo que la tecnología debería hacer nuestras vidas más interesantes, no más simples», dice Alejandro Otaola, guitarrista de La Cuca en entrevista con SinEmbargo. «La tecnología está llevando las cosas al punto en el que pronto tendré frente a mi, en una pantalla, todas las películas, todas las músicas, todos los libros y/o todas las pinturas que se hayan creado. Es práctico, pero no creo que el arte deba ser ‘práctico’ o reducido a ser un servicio».
«No estoy peleado con la tecnología, por eso junto a Iraida Noriega en lugar de editar un CD lanzamos una app (iNFiNiTO) donde nuestra música se transforma en un rompecabezas irrepetible», agrega.
Sin embargo, dejando de lado los esfuerzos individuales de cada artista por abrazar la tecnología emergente, no hay que olvidar que el streaming se trata simple y llanamente de un gran negocio, sobre todo para las compañías que lo ponen al alcance del usuario final y, en menor medida, para las pocas grandes disqueras que han hecho convenios con estos servicios, dice Gustavo Jacob, guitarrista y bajista de Luz de Riada, para quien el streaming representa un medio más a través del cual el artista o la banda puede poner al alcance del público su obra.
«Económicamente no representa absolutamente nada más, si acaso posibles pérdidas de ventas!, continúa.
Lo anterior hace eco en las declaraciones de muchos medios especializados, que casi al unísono se han apurado a nombrar el streaming como el nuevo GRAN negocio, y al cual se quieren subir todas las compañías de una forma u otra.
El último rumor fue protagonizado precisamente por Facebook, de quien se dijo hace apenas un par de meses que preparaba su entrada al terreno del streaming. Sin embargo, voceros de la red social más famosa del mundo declararon que «no tiene planes para involucrarse en streams de música”, publicó Bilboard.
No obstante, los rumores siguen y cada vez aparecen más actores interesado en el millonario negocio en el que se ha convertido la música en línea.
Para el baterista Hernán Hetch, integrante de A Love Electric, el streaming no es el próximo gran negocio de la industria musical, sino una «consecuencia de que las redes sociales sean uno de los mayores negocios de la comunicación en el mundo».
Por otro lado, el gremio musical tiene la conciencia de que se trata de una herramienta más que hay que adoptar para seguir vigentes en el negocio. «No sé si es el GRAN negocio de la música para los artistas y creadores. Potenciar nuestro trabajo es muy importante y el streaming es una herramienta maravillosa y es el presente», dice la cantante Tonana.
Para la interprete, es responsabilidad de los músicos, compositores, cantantes y artistas en general, el estar informados al respecto, sobre todo porque «en la medida en que estés mas enterado y profundices más en este tema y lo implementes, seguramente podrás tener mejores resultados».
Sin embargo, las voces de los artistas no resuenan de igual manera, sobre todo cuando se trata de un negocio pujante.
Taylor Swift, notoria desertora de Spotify criticó públicamente a Apple por negarse a pagar las regalías durante el periodo gratuito, lo que llevó a Apple a cambiar de opinión y aceptar pagar regalías sobre toda la música transmitida durante el periodo de tres meses. Después de eso, Swift decidió poner su último álbum 1989 en Apple Music, la única otra plataforma de streaming en recibir el honor, además de Google Play. Una lucha que tuvo su victoria, sí; pero que en manos de otro artista menos conocido se hubiera vuelto un reclamo sin respuesta.
«Tenemos la opción de retirar nuestra música de esos servicios, pero eso sólo significaría cerrarnos a otro medio de difusión que cada vez es más amplio», dice Jacob. «A menos de que se haga un gran frente, encabezado por nombres grandes y muy reconocidos, que busque condiciones más justas frente a las grandes compañías de streaming cambiando el marco legal, la situación parece haberse estancado en la situación en la que se encuentra ahora. Por otro lado, la venta de CDs físicos aún representa un ingreso directo, mucho más sustancial, para los creadores de música».
Sin embargo, los números indican que hay una tendencia que desfavorece al formato físico.
Según Kapitall, la industria de la música en streaming está creciendo rápidamente. A finales de 2014, 163 mil 900 millones de canciones habían sido escuchados por esta vía (más del 54.5 por ciento que el año anterior) generando una suma de mil 870 millones de dólares (30 mil 500 millones de pesos aproximadamente) en ingresos. Los ingresos de CD, por otra parte, fueron de mil 850 millones de dólares (alrededor de 30 mil 200 millones de pesos), lo que hizo de 2014 el primer año en la historia en que las ventas en streaming eclipsaron las de discos.
Por supuesto que las grandes empresas no van a dejar ir semejante botín.