Ciudad de México, 16 de julio (SinEmbargo).– El riesgo de extinción que enfrenta una subespecie de Venado Bura endémica de la Isla de Cedros, en Baja California, no es del todo igual al de otras especies silvestres: además de la caza furtiva, contaminación y reducción de su hábitat, se ha convertido en presa de perros ferales, animales que antes fueron domésticos pero, tras ser abandonados, se volvieron salvajes.
«Los perros ferales, son aquellos que nacen en manadas conformadas por perros abandonados por humanos en bosques, carreteras o ranchos […]. Ellos forman manadas con otros perros en la misma situación y empiezan a cazar para comer. Se reproducen rápidamente y sus cachorros nacen sin contacto humano y aprendiendo a temernos, y a cazar para alimentarse y sobrevivir», explica en su portal el proyecto animalista Adopta.
Aunque no ha sido documentado científicamente, se sabe que estas poblaciones de perros se han convertido en depredadores del Venado Bura y que también grupos de gatos ferales son una amenaza indirecta, constituyéndose como un determinante significativo para que esta subespecie de venado se encuentre en un alarmante peligro de extinción.
Ya desde 2013, diversos medios del estado informaron que en el último monitoreo realizado hasta aquel año se habían encontrado únicamente 15 ejemplares de esta especie.
El biólogo Francisco Martínez Vázquez, miembro de la organización Costa Salvaje, explicó a SinEmbargo que «se estima que actualmente quedan entre 18 y 22 ejemplares de esta subespecie de venados aunque no se considera un número definitivo debido a que no se han realizado muestreos significativos […] lo cierto es que en las últimas tres décadas población se ha reducido hasta en un 90 por ciento, pues en la década de los 80 se registró una población de alrededor de 300 individuos».
En respuesta al fenómeno, Gilberto Bernandino Sánchez Martínez, regidor del XXI Ayuntamiento de Ensenada, anunció tiempo atrás que promovería un acuerdo para que el Gobierno municipal emprendiera una campaña de esterilización de perros y gatos ferales de la región.
Así mismo, una agrupación de profesionales en materia ambiental y habitantes de la Isla de Cedros anunciaron en los primeros días de junio el lanzamiento de la campaña «Por una Isla de Cedros sustentable» y del «Programa de conservación de la población de Venado Bura (Odocoileus hemionus cerrosensis) endémico de la Isla de Cedros», mediante los que se impulsarían actividades y gestiones para sustentabilidad y protección del lugar.
Programas de educación ambiental, control de mascotas y del perro feral y de caza furtiva y programas de manejos de residuos tóxicos fueron los contemplados para los proyectos, pero lo cierto es que estas medidas son insuficientes sin el apoyo de autoridades pertinentes.
Silvia Áviles, del área de Vida Silvestre del estado de Baja California, explicó también a SinEmbargo que no existe un plan de manejo para el Venado Bura de Isla de Cedros, mismo que le correspondería a la Dirección General de Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
«Si bien algunas cuestiones con relación al medioambiente se han descentralizado, el estado [de BC] no tiene facultad para el manejo de vida silvestre. Así sucede con el caso del Venado Bura, que está contemplado en la NOM-059-SEMARNAT-2010 como una especie en peligro».
Por otro lado, el biólogo Martínez explica que «el proceso de declaratoria de la Isla de Cedros como área natural protegida lleva ya mucho tiempo. Se trata de una propuesta que no ha sido aprobada [por la Semarnat]» esto a pesar de que la isla alberga al menos a tres subespecies endémicas, entre las que se encuentran la subespecie de Venado Bura en mención, una especie de conejo y otra de roedor: «quién sabe cuál será la cuestión que no permite que varias islas del pacífico se declaren áreas protegidas».
En medio de esta problemática, inclusive se ha colgado una petición en el portal change.org que se dirige a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), en la que se exige un programa de manejo y recuperación de la especie.
«Los perros ferales no sólo amenazan al venado, sino también a lobos marinos, crías de elefantes marinos, conejos y otros animales», continúa explicando el biólogo Martínez, que lamenta que las personas suelan abandonar a los canes que fueron sus mascotas como creyendo que «un ‘problema’ desaparece cuando lo dejas de ver».
Pero a quien no se quiere «dejar de ver» es al Venado Bura de Isla de Cedros, una especie que se caracteriza de entre otro tipos de Venado Bura por una frente más clara, una coloración más cercana al amarillo rojizo, unas astas de tamaño y ramificaciones más chicas y una población más amenazada y alarmantemente menor.