Ciudad de México, 8 de julio (SinEmbargo).– Después de haber desistido en una ocasión, la empresa estadounidense «Odyssey Marine Explorations» ha presentado una segunda manifestación de impacto ambiental (MIA) ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para extraer arena fosfática en el Golfo de Ulloa en Baja California Sur; acción que ha puesto «en posible riesgo a los ecosistemas marinos de la región y a la actividad pesquera en la zona», informó en comunicado el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) en conjunto con otras organizaciones ambientales.
La empresa estadounidense, a través de su filial «Exploraciones Oceánicas» pretende dragar 91 mil hectáreas de fondo marino para extraer 350 millones de toneladas de arena fosfática en una zona caracterizada como Región Marina Prioritaria para la Conservación según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio); y puntualizada también como zona de abundancia de tortugas marinas y tránsito de ballenas azules, grises y jorobadas; los dos primeros, animales en peligro de extinción.
«Debe ponderarse el permiso de impacto ambiental al proyecto hasta asegurar plenamente que el mismo no generará daños ambientales graves e irreversibles», expresa un comunicado publicado por CEMDA, que ya ha solicitado a la Semarnat que abra el proyecto a consulta pública y que organice una reunión pública de información junto con el promovente, «a fin de transparentar el procedimiento de evaluación de impacto ambiental y de que la sociedad en su conjunto esté debidamente informada de los impactos potenciales de este proyecto minero».
En conjunto con organizaciones como Ocean Futures Society, la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), la de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos y su Hábitat (AICMMARH), entre otras, el CEMDA advierte que, «de autorizarse el proyecto, el gobierno de México sería el primero en el mundo en aprobar uno de estas características, con posibles violaciones a tratados internacionales que está obligado a cumplir sobre la protección de entornos marinos y especies vulnerables».
«Exploraciones Oceánicas» presentó su MIA en esta segunda ocasión con el nombre de «Dragado de Arenas Fosfáticas Negras en el Yacimiento Don Diego», antes llamado «Don Diego», para no generar antecedentes legales. Esta vez, la filial estadounidense lo hizo con la participación de Minera del Norte S.A., subsidiaria de Altos Hornos de México, siderúrgica que abarca desde la extracción de minerales de fierro y carbón hasta la manufactura de aceros.
CONTRA EL PROYECTO
Anteriormente, la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) apeló por el rechazo del proyecto en la primera ocasión en que fue presentado argumentando que éste carecía de «información técnica suficiente para garantizar que el proyecto no dañaría gravemente la Bahía, ecosistema marino del que dependen comunidades costeras y especies de fauna como las ballenas Azul, Jorobada y la Tortuga Caguama».
Así mismo, expusieron diversas razones por las que el proyecto no debía ser aprobado, entre ellas, que el proyecto implicaría «un proceso minero que alteraría en gran medida el entorno marino: grandes barcos dragarían el lecho marino y extraerían arena en busca de fosfato, pero al hacerlo podrían también extraer organismos vivos» y que la actividad minera también implicaría una alteración al ecosistema marino «con sedimentos que, tras ser procesados, serán devueltos al océano exponiendo elementos tóxicos como el Uranio».
Por si el daño al medio natural no fuera suficiente, el proyecto –continúa AIDA– también pone en riesgo actividades de pesca y turismo de las que depende el sustento de comunidades costeras de la zona.
SOBRE LA EMPRESA
Odyssey Marine Explorations se define como líder en innovación de exploración del océano profundo. «Odyssey explora los océanos del mundo para localizar tesoros y recursos valiosos, aunque nuestros descubrimientos van más allá del oro y la plata […] también estamos explorando el fondo marino en busca de recursos […] como el cobre y la fosforita, necesarios para la construcción de la infraestructura y alimentación del mundo», asegura en su página oficial.
Su filial «Exploraciones Oceánicas», presentó anteriormente el proyecto minero «Don Diego» en Baja California Sur asegurando estar «respaldado por las mejores consultoras ambientales e investigaciones científicas del mundo». Y aunque admite que «el principal efecto directo [del dragado que realizaría para sus procesos de extracción] es la alteración de la topografía del fondo marino y la remoción de organismos que viven dentro de los sedimentos marinos y las arenas ubicadas en la trayectoria de la cabeza de succión. No obstante –continúa– cabe resaltar que una serie de videos submarinos tomados sobre el fondo marino a lo largo del yacimiento de las arenas fosfáticas han determinado que estas zonas se caracterizan por una importante ausencia de vida submarina».
Esta última aseveración contrasta con la valoración de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad que cataloga al Golfo de Ulloa como Región Marina Prioritaria para la Conservación.
Contrastando también con la aseveración de la AIDA de que algunos de los sedimentos devueltos al océano serían tóxicos; la presentación del proyecto presume de ausencias contaminantes: «análisis muestran que no hay evidencia de toxicidad ni en los sedimentos dragados ni en los regresados al fondo marino del sitio ‘Don Diego'», apuntan.
Por otro lado, en referencia a la afectación a las especies marinas que pudiera ser provocada por el ruido de buques de dragado, la presentación del proyecto señala que «los niveles de sonido son demasiado bajos para causar daño alguno a la vida marina y se asimilan en intensidad a los sonidos generados por las naves de avistamiento de ballenas o a las naves mercantes que frecuentan la costa pacífica de México». Sin embargo, al hacer sus comentarios sobre la MIA del proyecto minero AIDA señaló que «el ruido de la operación minera alterarán el hábitat de especies vulnerables de ballena y tortuga».
Con relación a la tortuga Caguama (especie en peligro de extinción), Haydée Rodríguez, abogada especializada en derecho ambiental, señala que «la tortuga caguama [es un] animal que depende de su oído para comunicarse, moverse y defenderse de depredadores. Este ruido podría incluso llevar a la muerte a los ejemplares más jóvenes».
En lo que concierne a la ballena gris, el científico Jorge Urbán ya ha señalado para Excélsior que «el ruido que generaría el dragado en el fondo marino […] modificaría la migración milenaria de la ballena gris, que viaja 10 mil kilómetros desde el Océano Ártico, en los mares de Bering y Chukchi, entre Alaska y Siberia, hasta la península de Baja California, para aparearse y dar a luz a sus crías. el ruido submarino por la actividad minera se sobrepondría a la comunicación acústica que hay entre las ballenas, principalmente en el complejo lagunar de Bahía Magdalena, el punto más cercano al proyecto Don Diego, donde cada año nacen una gran cantidad de ballenatos».
Finalmente, la página del proyecto, asegura además que explotar el yacimiento de arenas fosfáticas ubicado en el Golfo de Ulloa permitiría a México dejar de «depender de la importación de fosfatos extranjeros y podría convertirse eventualmente en un exportador del mismo, consolidando así la seguridad alimentaria» para el país. Y apunta: «Este (la seguridad alimentaria) es un punto estratégico de la ‘Cruzada nacional contra el hambre’ impulsada por el Presidente Enrique Peña Nieto».