México 3 jul (EFE).- La cantante mexicana Lila Downs cree que hoy en día México vive inmerso en una ola de miedo a una revolución, a un estallido social que se rebele en contra de las injusticias del país, un temor que hizo que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tuviera unos buenos resultados en las pasadas elecciones.
«Quisiera saber qué está pasando, oí unas historias en las elecciones que no las podía creer, pero también entiendo que es una sociedad a punto de estallar, el temor de muchos es que haya una revolución y yo creo que muchos no queremos que pase eso también», dijo la artista en una entrevista con Efe.
Así, pese al descontento social y las protestas existentes en las semanas previas a los comicios del 7 de junio pasado, finalmente todo transcurrió con relativa normalidad, ya que los mexicanos «no queremos guerra», explicó la cantante nacida en Oaxaca en 1968.
Aunque los resultados en las urnas dieron la victoria al oficialista PRI, hay muchos mexicanos descontentos que están pensando «civilizadamente» en «cuáles son los pasos a seguir», apuntó.
No obstante, «hay mucha confusión, muchas dudas sobre lo que está pasando en las instituciones» y «no sabemos qué hacer y no nos atrevemos a hacerlo», admitió la cantante, quien confió en que poco a poco «cada quien en su trinchera» irá «trabajando, haciendo lo que tiene que hacer».
Creyente en el papel social de la música, el último disco de Downs, «Balas y Chocolate», que salió a la venta en marzo, está lleno de temas que aluden a problemas como los asesinatos de periodistas o los 43 jóvenes estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos hace nueve meses, pero que también ofrecen mensajes de esperanza entre tanto caos.
«Yo creo que aún así vamos mejorando», dijo la artista al recordar que después de la llegada al poder de Vicente Fox (2000-2006) «había muchas cosas que no se podían decir en los medios acerca de los diputados y los senadores y ahora pues están saliendo a la luz pública».
Downs concedió a Efe una entrevista antes de arrancar una gira internacional que la llevará a países como España, Argentina, Bolivia y Ecuador, entre otros, y antes de actuar en la inauguración de los Juegos Panamericanos de Toronto (Canadá).
También unos meses antes del magno evento que celebrará la festividad de los difuntos en el Auditorio Nacional el 1 de noviembre, cuando hará un tributo a modo de altar para todos los muertos y víctimas del mundo.
«Es un tributo a los difuntos que a veces no tienen voz», especialmente a aquellos que «no tienen rostro», como son los desaparecidos, y también para recordarle la muerte a los vivos «porque así nos portamos más bien», bromeó la intérprete.
Se hará así un homenaje a «todos los difuntos de nuestras familias» y a los muertos del mundo. «Como dice mi mamá, vamos a poner ahí a Martin Luther King y a John F. Kennedy, a los difuntos como Mahatma Gandhi, que vengan a visitar nuestro altar», agregó.
Y es que pensar en la muerte «nos hace reflexionar sobre lo efímero que es este regalo de la vida», añadió la cantante, considerada una de las máximas exponentes de la música folclórica mexicana tras más de 20 años en los escenarios.
«Ojalá que la música pueda darnos la oportunidad de convivir con los difuntos», dijo la artista, quien cree que «el poder de la música es muy profundo» y, en su caso, sirve para recordar las cosas que están pasando, tanto las «terribles» como las «lindas».