Con esta norma, Italia quiere poner orden tras las últimas polémicas entre los gestores de las salas de cine y plataformas como Netflix y que se hicieron patentes en los últimos festivales de Venecia (Italia) y de Cannes (Francia).
Roma, 14 de noviembre (EFE).- El ministro de Cultura italiano, Alberto Bonisoli, anunció hoy un decreto ley que obligará a que las películas se estrenen en las salas de cine y posteriormente podrán hacerlo en las plataformas digitales.
«Firmaré hoy un decreto en el que se regulan las bases sobre cómo se tienen que distribuir las películas, primero en las salas y después en las plataformas. Creo que es importante asegurar a quien gestiona una sala de cine la tranquilidad de programar los filmes sin que estos estén simultáneamente disponibles también en la red», dijo Bonisoli en un mensaje enviado a un acto de la asociación de comerciantes (Confcommercio).
Con esta norma, Italia quiere poner orden tras las últimas polémicas entre los gestores de las salas de cine y plataformas como Netflix y que se hicieron patentes en los últimos festivales de Venecia (Italia) y de Cannes (Francia).
Durante la pasada edición de la Mostra de Venecia, los gestores de salas de cine italianas criticaron el hecho de que seis películas incluidas en este certamen y producidas por Netflix fueran estrenadas simultáneamente en la gran pantalla y en internet.
Las dos grandes asociaciones de salas de cine del país, la Asociación Nacional de Operadores de Cine (ANEC) y la Asociación Nacional de Operadores Múltiplex (ANEM) consideraron que «era un tema muy delicado que debería ser afrontado de acuerdo con todos los operadores del sector cinematográfico», sobre todo en un periodo «de grave crisis» para la industria del Séptimo Arte en Italia.
Mientras que Netflix decidió no exhibir en el pasado Festival de Cannes sus películas después de que sus organizadores incluyeran la obligación de que las cintas en concurso se estrenaran en las salas de cine francesas antes de ser exhibidas en televisión.
Hasta ahora, en Italia no existían normas sobre este asunto y solo se respetaba la praxis de esperar 105 días desde la primera proyección en los cines para poder ser distribuida en otras plataformas o televisión.
Aunque el tiempo se reducía en el caso de películas que estaban en programación pocos días o con pocos espectadores.
Para el ministro de Cultura, esta medida servirá a ayudar a «mejorar las salas y hacer que sean capaces cada vez más de ofrecer una experiencia única».