Se trata de una plataforma de financiamiento colectivo dirigida a hacer posibles proyectos de vida de los refugiados
Por Isabel Garzo
Ciudad de México, 14 de noviembre (SinEmbargo/ElDiario.es).- ¿Por qué mucha gente no se decide a donar a pesar de querer colaborar ante los dramas? Los motivos son muchos y variados. No querer comprometerse a medio-largo plazo es uno. El hecho de «no sentirte parte activa de la transformación que supone tu ayuda» al enviar un frío SMS es otro.
Quien hace esta reflexión es Jorge Martínez, creativo especialista en campañas solidarias como la premiada Pastillas contra el dolor ajeno. En su búsqueda de nuevas mecánicas «capaces de canalizar la solidaridad de la gente», se topó con el modelo de los micromecenazgos.
«Son una alternativa eficaz para la financiación de proyectos tangibles (culturales, científicos, tecnológicos…). Me motiva enormemente descubrir si también somos capaces de financiar algo intangible pero tan fundamental como es la esperanza a través de hitos».
De ese reto nació Hopefunding. Martínez encontró una pauta común entre un proyecto de vida de un refugiado o el deseo de sacar adelante un libro, un disco o un aparato tecnológico mediante una plataforma de crowdfunding: «detrás de ambos hay un sueño, el sueño de alguien que quiere hacer realidad un proyecto, y lo fascinante de estas plataformas es que hay miles de personas dispuestas a creer en los sueños de otros, apoyándolos económicamente y haciéndolos viables». Cualquier persona, refugiada o no, necesita soñar, tener un proyecto de vida. Pero eso solo es posible cuando tienes unas necesidades mínimas cubiertas, que es lo que realmente financia Hopefunding. «Los sueños, empezar de nuevo, será una consecuencia de sentirte ‘a salvo'».
En sus cuatro años de existencia, Verkami ha recaudado ya 17 millones de euros para proyectos creativos y culturales. «Me fascina ese dato», dice Martínez; «es una cifra altísima conseguida a través de pequeñas aportaciones de miles de personas. Es una gran noticia que la gente apueste por la gente, y es algo en lo que siempre he creído».
El creativo señala una diferencia entre esos proyectos y el que ellos proponen: «En esta ocasión, lo que estamos financiando no es un sueño, sino la posibilidad de que la gente sueñe». Otras ideas subidas a Verkami se convierten en libros o discos cuando consiguen financiación. Esta se hará realidad a través de la labor de la ONG Rescate Internacional. «Es una idea más urgente, más humana, más apremiante: la idea de financiar la esperanza de personas a través de acciones concretas que tendrían una consecuencia positiva en sus vidas».
Sin perder de vista la preciosa idea de financiar algo intangible como la esperanza, Hopefunding se adaptó a la mecánica de Verkami, donde no se financian conceptos abstractos sino hechos. Era también una forma de rendir cuentas a todos aquellos que realizan su aportación haciéndoles ver que su donación puede conseguir cambios importantes. «Por eso se han planteado una serie de hitos que permiten dibujar un horizonte de lo que podríamos conseguir con el dinero recaudado».
Estos hitos se dividen en ayudas para Siria y para España. En el caso de Siria, con 5 mil euros, cuarenta familias podrían tener luz y agua caliente en sus viviendas durante un año. En España, con el mismo dinero, veinticinco personas con enfermedades crónicas o discapacidades podrían comprar medicamentos durante un año. Con 20 mil euros podría conseguirse desde un vehículo para llevar niños a la escuela en zonas seguras dentro de Siria hasta la puesta en marcha de una casa de acogida para refugiados en Madrid.
Martínez reflexiona sobre la gravedad del problema de los refugiados: «El drama no es nuevo. Las organizaciones que trabajan en el terreno venían alertando de él desde hace tiempo. El problema es que los medios y, sobre todo, los políticos, solo actúan cuando es irreversible».
Reconoce que las guerras en Siria o Irak han agravado el problema, pero recuerda que «existen casi 60 millones de refugiados en el mundo», y pone la nota de atención también sobre otro tipo de refugiados: «Muchas de las personas que llamamos ‘inmigrantes’ y a las que no permitimos el paso por nuestras fronteras son también seres humanos que escapan de conflictos, de homofobia o del hambre, que es, en mi opinión, el peor de los conflictos de nuestra era».
Una vez cubiertas las necesidades básicas de los refugiados, nos encontraríamos con otro escollo: el relacionado con su inclusión y su calidad de vida. En este sentido, Martínez considera que «vivimos en una sociedad parapetada, una especie de falsa burbuja de confort que creemos peligrar cuando vemos las imágenes de miles de personas cruzando nuestras fronteras. Esas imágenes nos producen compasión pero también miedo». Y no debería ser así, al menos por coherencia con nuestra historia más reciente: «esas imágenes son idénticas a otras en las que familias españolas con bártulos cruzaban la frontera de Francia escapando de una guerra civil».
Tras este paralelismo, Martínez lanza una conclusión: «La guerra, el miedo, la desesperación… son elementos que no han cambiado a lo largo de los tiempos. Cambian los contextos. Así que nosotros, mejor que nadie, deberíamos entender a estas personas, protegerlas y asistirlas».
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