Imagino a Woody Guthrie caminando en un terreno que se extiende hasta donde alcanza la vista. Él y su guitarra bajo las llagas del sol. Un sol que hoy quema distinto. Woody nació en Oklahoma en 1912 y a los 18 años comenzó su vida en la carretera. El camino al que tuvo que salir en la migración que hicieron miles de personas desde Texas rumbo a California por el dust bowl, fenómeno de sequias en las llanuras y praderas en los años 30. En el camino miró la miseria que viven las personas lastimadas por el gobierno de una nación, miró chicos de diamante que echan raíces y pelean por un territorio al que no le importan, como no le importa a la lluvia olvidar los sembradíos o descargarse hasta ahogar los frutos luminosos de los sueños. También miró mujeres que ponen los pechos a las balas del hambre y de la pobreza para después amamantar al futuro y que uno sepa que todo estará bien, todo estará bien. En el camino compuso canciones que hablan de todo lo que sus sentidos captaron: más muerte, desigualdad, más injusticia. Lo que astilla el ojo humano. De esa etapa es la canción I Ain’t Got No Home In This World Anymore, tema que habla de un trabajador que luego de perder su casa en manos de un hombre rico tiene que ir de pueblo en pueblo buscando trabajo, y sólo encuentra represión por parte de la policía y nunca más se hace de un hogar donde dormir. Hoy no es distinto.
“Just a wandrin’ worker, I go from town to town.
And the police make it hard wherever I may go
And I ain’t got no home in this world anymore.
My brothers and my sisters are stranded on this road,
A hot and dusty road that a million feet have trod;
Rich man took my home and drove me from my door
And I ain’t got no home in this world anymore.”
Guthrie no sólo vivió el dust bowl, también pasó los años más crudos de la Gran Depresión. Todo esto lo registra en el libro autobiográfico Bound for Glory, novela escrita casi al mismo tiempo de la publicación de The Grapes of Wrath, de John Steinbeck, libro colosal que también habla de la migración en esa época. En este periodo compone el que quizá es el primer tema de larga duración del folk, una canción de poco más de seis minutos dividida en dos partes donde resume la vida de Tom Joad, (que es también nombre de la canción), personaje fundamental en la historia de The Grapes of Wrath. Así que Woody acompañaba su camino errante y solitario con canciones y libros, en un territorio salvaje que lo obligó años atrás a dejar a su esposa y cuatro hijos.
En 1937 consiguió tocar para la radio en Los Ángeles y su carrera despegó. Esto lo llevó a Nuevo York donde Alan Lomax le pidió que grabara canciones que hoy son un registro fundamental para la historia del folk. Luego compuso el tema This land is your land, canción universal que se puede aplicar a cualquier lugar del mundo, a cualquier época de explotaciones de tierra, de hombres contra hombres.
Woodrow Wilson Guthrie pasó su vida vagando, escribiendo sin detenerse. Mencionó todo lo que veía hasta que en 1967 cayó enfermo en un hospital en Nueva York, casi hubiera quedado en el olvido pero un joven Bob Dylan aparece con su guitarra, su armónica y todos los sueños por delante en aquel hospital. Mira a Woody enfermo a causa de su alcoholismo y delirando por su esquizofrenia. Se pasa la estafeta.
“In the squares of the city – In the shadow of the steeple
Near the relief office – I see my people
And some are grumblin’ and some are wonderin’
If this land’s still made for you and me.
This land is your land, this land is my land”
Uso la versión que Micah P Hinson hace de este tema porque me gusta pensar que el folk no se trata de un tipo detrás de una guitarra, me gusta pensar que el folk se trata de reinterpretar las viejas canciones para las nuevas generaciones. Lo dije al principio, el sol es el mismo desde hace años pero quema distinto. En estos días nuestro lenguaje se compone de palabras como desaparición, injusticia, hambre, semáforos en rojo. Es importante mencionar lo que sucede, pero también creo importante mencionar lo que no sucede y deseamos, porque al mencionar se crea un mundo, una nación, un continente y al ser creados de algún modo existen y al existir es posible habitarlos. Porque los países también envejecen, pierden la cabellera de tanta muerte e injusticia. Creo que cuando los viejos se quedan sin cabello deberían irse y que lo triste de ser un país es la inmovilidad, se aumentan las barreras geográficas, barreras mentales, barreras acuáticas, barreras estelares, de sangre y de dioses. Siempre bajo la misma tormenta. Se abre una grieta en el pecho, si escarban encontrarán un país con la flor en la memoria, verán la danza de los niños que no conocen el sol. Hay cosas que nunca se olvidan, como la guerra y la soledad.