Para el investigador de la Universidad de Columbia, Edgardo Buscaglia, el ataque a militares en Culiacán, Sinaloa, es un mensaje enviado a un Estado, débil, asustadizo y corrompido, en que le advierte «la paran o va a ser peor». El experto alerta que la situación de seguridad en el país «es la misma o peor que la que vivíamos» en el sexenio del Presidente Felipe Calderón» y que ésta no cambiará «hasta que no comiencen a desmantelar toda la red de cientos y cientos de políticos, de todos los partidos, que están involucrados», así como la de su poder financiero y operativo.
Por Jose Alfredo Beltrán
Ciudad de México, 14 de octubre (SinEmbargo/Noroeste).- “¿Tú conoces una red de políticos que hayan sido detenidos y procesados por trabajar con ‘El Chapo’ Guzmán?”, la pregunta es lanzada, detrás del auricular, por Edgardo Buscaglia, uno de los personajes clave, en el mundo, para entender los resortes del crimen organizado.
«Ninguna, ninguna», le responde el reportero, quien le solicita explicar las repercusiones de la emboscada de criminales a militares, ocurrida la madrugada del viernes 30 de septiembre en Culiacán.
Ese día delincuentes enseñaron su «músculo» atacando a un convoy militar, lo cual dejó un saldo de cinco soldados muertos y 10 heridos, incluyendo a un paramédico de la Cruz Roja. El objetivo del grupo criminal: rescatar a un delincuente herido, que era trasladado de Badiraguato a Culiacán.
La emboscada ocurrida en la salida norte de Culiacán se produjo en la víspera del fin de sexenio de Mario López Valdez. Y ha puesto bajo la sospecha a mandos policiacos, como la Policía Ministerial, a la que se ha acusado de servir a narcotraficantes.
Pocas veces el Ejército había mandado tantas señales de rabia, coraje, a autoridades civiles de Sinaloa.
Desde la visita del General Salvador Cienfuegos, Secretario de la Defensa Nacional para rendir homenaje a los soldados caídos, hasta la irrupción de militares en la sede la Ministerial, la noche del lunes 10 de octubre, para investigar a agentes policiacos.
Filtraciones, de fuentes militares y de la PGR, a Reforma, El Universal, Milenio, entre otros medios. Todas, coincidentes en apuntar hacia los mandos policiacos locales.
Para Edgardo Buscaglia el problema es de fondo, de raíz: el narco Estado, la narcopolítica. Y todo iniciaría con desmantelar la red de protección política a estos grupos. Por eso la pregunta del catedrático de la Universidad Columbia en Nueva York.
«Yo tampoco (conozco una red de políticos procesados por proteger a ‘El Chapo’). Si llegas a conocer de alguna me avisas, no conozco ninguna».
Y concluye:
«Hasta que no comiencen a desmantelar toda la red de cientos y cientos de políticos, de todos los partidos, que están involucrados, hasta que no comiencen a desmantelar las redes de infraestructura física, empresarial, de almacenamiento, de transporte, empresas de construcción, de turismo, hasta que no comiencen a desmantelar esa estructura, la delincuencia organizada mexicana seguirá enfrentándose al Estado de igual a igual, y en el caso éste (emboscada a militares), de superior a igual».
ESTADO Y NARCOS, FRAGMENTADO
Para el presidente del Instituto de Acción Ciudadana en México la emboscada a militares en Culiacán es parte de un fenómeno que ya lleva tiempo en México. Los narcos buscan defender a toda costa sus negocios y territorios, y se enfrentan a los «pedazos de Estado», que buscan combatirlos.
En el caso del Cártel de Sinaloa, señala, el grupo criminal tiene una estructura horizontal.
«Ellos trabajan con grupos armados que les hacen el trabajo sucio, les custodian sus cargamentos, sus galpones y mucha de esta gente se desbanda, especialmente cuando detienen a los jefes o cuando quieren hacer sus propios negocios y separarse.
«Lo que se está viendo en todo el cuadro delincuencial organizado en México es que estos grupos que han venido siendo procreados por la impunidad de Estado se están atomizando cada vez más y cada uno de ellos se independiza y hace su propio negocio de secuestros, extorsiones, contrabandos y cuando una autoridad también fragmentada como es el Ejército, sin protección alguna, sin protección logística, operativa, trata de desactivarlos, lo que sucede es que estos grupitos se creen con el poder como para enfrentarse al Estado de igual a igual, eso sucedía en los años 80 en Colombia, sucede hoy en Venezuela, en varios lugares donde trabajo».
Buscaglia sostiene que no existe duda de que los hijos de “El Chapo” no fueron los artífices del ataque. Y explica por qué:
«Yo no creo que Guzmán Loera, en una situación precaria como en la que él está, donde está negociando su situación procesal, se vaya a meter en camisa de once varas con el Estado mexicano en una situación donde él está en manos del Estado mexicano; él necesita proteger el patrimonio de su familia, no tiene sentido de que Guzmán esté involucrado, seguramente le van a querer imputar el acto, para tratar de justificar la impotencia del Estado», subraya.
Los ataques que se están dando en el territorio mexicano contra autoridades del Estado, asegura, son ataques operativos para proteger negocios locales o regionales, lamentablemente.
Y estos se producen en un escenario de Estado fragmentado, pero también de delincuencia fragmentada.
«La delincuencia organizada mexicana está trabajando con mucha fragmentación dentro de sus estructuras, porque se han constituido como redes horizontales en donde ellos operan todos los tráficos, no sólo de drogas sino de cualquier otro tipo de bienes legales e ilegales a través de alianzas con otros grupos criminales operativos, regionales, locales; entonces esos grupos muchas veces operan ataques contra el Estado, especialmente cuando el Estado está muy fragmentado».
Y en esta situación de fragmentación del Estado, añade, hay «pedazos del Estado» que trabajan para grupos criminales, y otros «pedazos de Estado» que sí buscan combatirlos.
«Estamos entonces en un escenario de muchos grupos criminales en disputa, con un Estado fragmentado, con militares que le sirven al narco, con militares que le sirven al Estado […]. No separes al Estado, tiene pedazos de grupos criminales dentro del Estado como delincuencia organizada con carros del Estado, con uniformes del Estado», advirtió.
Buscaglia revela incluso que el año pasado, al participar observando trabajos de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electoral (Fepade) es en Chiapas, fue testigo de cómo los mismos agentes fueron secuestrados por policías, lo cual no trascendió a los medios.
«Son situaciones en donde la delincuencia organizada ya lleva uniforme. La delincuencia organizada captura pedazos del Estado, usa sus uniformes y muchas veces ataca a otros pedazos del Estado que están tratando de hacer su trabajo», añade.
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«AQUÍ NO TE METAS»: MENSAJE DE NARCOS
Secuestro de agentes de la fiscalía electoral en Chiapas por parte de policías locales, derrumbamiento de aviones, emboscadas a soldados, señala Buscaglia, son consecuencia de una corrupción desenfrenada que nadie quiere controlar.
«Porque financia campañas políticas por doquier, a diestra y siniestra, izquierda y derecha, en esta situación hasta que no se comience a limpiar el Estado, que es el primer paso que siguió Colombia, que siguió Italia, primero se empieza a limpiar al Estado y después se empieza a combatir a todos los grupos criminales que están fuera del Estado, estamos en esa situación».
-¿La emboscada a militares tiene una lectura especial?
-Es un mensaje al Estado, es un mensaje a pedazos del Estado. el Estado tiene mil cabezas en México, no tiene solo una. Ojalá tuviese una, sería más fácil de controlar la corrupción, forma parte de un patrón de ataques contra el Estado que se viene dando desde hace mucho tiempo, helicópteros que son atacados a veces con misiles tierra aire, emboscadas contra el Ejército en Tamaulipas, está sucediendo mucho y muchas veces sin conocimiento público como es el caso de Chiapas que te comento, forma parte de la fisonomía normal, que yo veo cuando la delincuencia organizada forma parte de un Estado fraccionado.
Y no hay forma de avanzar contra la delincuencia organizada en esos temas, en ese contexto la primera prioridad es limpiar al Ejército, limpiar al Ejército que seguramente también está infiltrado para que estos grupos hayan podido conocer la logística de apoyo del destacamento, tuvo que haber alguna una infiltración en el Ejército seguramente, debiera limpiar las instituciones medianamente como lo hizo Colombia en los 80s y 90s y después avanzar para desmantelar los carteles, que les preocupa tanto.
-¿Qué mensaje en concreto quieren mandar estos criminales al Estado, a esos pedazos de Estado?
-Que no se pueden meter en ese territorio, que no se pueden meter en cualquier de las áreas que estaban operando los militares que fueron atacados, es un mensaje operativo, no es un mensaje político ni estratégico, aquí no estamos hablando de la FARC en la década de los 60s, estamos hablando de grupos que están protegiendo sus negocios, y le mandan un mensaje a un Estado débil, asustadizo, corrompido, que financia el 80 por ciento de sus campañas con dinero sucio. Estamos hablando que «la paran o va a ser peor», estamos en la misma situación o peor que la que vivíamos con Calderón, no hubo un avance en ese sentido, los ataques contra el Ejército, contra esos pedazos del Estado ya vienen desde hace años en México, desde la época de Calderón, esto no es nuevo.
-¿Con Enrique Peña Nieto se ha agudizado el problema?
-Se ha agudizado más porque lo que ha hecho Peña Nieto es reprimir a las pocas redes sociales que tenía México para prevenir la delincuencia organizada, las reprimió, pasó de Guatemala o Guatepeor. En la época de Calderón no había una política de represión contra redes operativas, contra aliados de la sociedad, como el pueblo de Cherán y demás, las han venido reprimiendo en Michoacán y en distintos estados, pasamos a una situación peor que antes todavía en ese sentido.
-¿Podrá el Ejército retener la furia de estos grupos criminales?
-Los grupos criminales no se combaten con ejércitos, se pueden controlar zonas con Ejército, para permitir que trabajadores civiles del Estado puedan operar, trabajadores sociales, maestros, médicos y demás; el Ejército sirve para tomar y controlar territorios, pero no desmantelas a grupos criminales con ejércitos en ningún lugar del mundo.