La Copa Libertadores se retoma este martes justo en momentos que Brasil, Perú, Colombia y Argentina se ubican entre los diez países del mundo con más contagios reportados de COVID-19, una situación epidemiológica diferente a la que mostraba Europa cuando se reanudó la Liga de Campeones en agosto.
Por Débora Rey
BUENOS AIRES (AP) — Seis meses después del último partido y con varios países de Sudamérica en el pico de contagios de coronavirus, la Copa Libertadores se reanudará esta semana con una marcada disparidad entre los competidores.
El 12 de marzo se jugó el último partido del certamen continental cuando todavía no había circulación autóctona del virus y los contagiados llegaban de otros continentes. Se retoma este martes justo en momentos que Brasil, Perú, Colombia y Argentina se ubican entre los diez países del mundo con más contagios reportados de COVID-19, una situación epidemiológica diferente a la que mostraba Europa cuando se reanudó la Liga de Campeones en agosto.
Los partidos Jorge Wilstermann de Bolivia-Atlético Paranaense de Brasil y Colo Colo de Chile-Peñarol de Uruguay abrirán la tercera fecha de la fase de grupos de la Libertadores.
A nivel deportivo, no se recuerda otro momento de mayor disparidad en la preparación de los equipos sudamericanos. El último campeón Flamengo, que visitará el jueves a Independiente del Valle (Ecuador) por el Grupo A, y los otros seis representantes de Brasil llegan con más de una decena de partidos oficiales ya que el gigante sudamericano fue el primer país de la región en reanudar las ligas locales en julio.
Luego siguieron Paraguay, Uruguay, Perú, Chile, Ecuador y recientemente Colombia. En cambio, Argentina, Bolivia y Venezuela siguen sin acción a nivel local.
Una buena prueba para medir este contraste será el duelo que protagonizarán River Plate, el subcampeón de la edición 2019, ante Sao Paulo el jueves en Brasil por el Grupo D.
Los “millonarios” jugaron su último partido oficial el 11 de marzo y retomaron las prácticas a principios de agosto, pero no disputaron ni un amistoso. Mientras tanto, el técnico Marcelo Gallardo vio mermado su poder ofensivo con las salidas del mediocampista colombiano Juan Fernando Quintero, transferido a China, y el delantero Ignacio Scocco (Newell’s). Además el artillero Lucas Pratto está lesionado.
Boca Juniors, el último campeón de la liga argentina, llega todavía con más desventaja a su compromiso ante Libertad de Paraguay también el jueves en Asunción por el Grupo H. Veintidós futbolistas boquenses se contagiaron en un brote de coronavirus que se desató en la preparación bajo la modalidad de burbuja sanitaria.
Días antes de viajar, además, sufrió la baja del atacante Ramón Ábila por desgarro.
No hay certezas que en la banca de Boca esté sentado el técnico Miguel Ángel Russo, quien por tratarse de un paciente recuperado de cáncer de próstata ni siquiera dirige los entrenamientos de su equipo de manera presencial.
“Las condiciones que se nos pusieron están dadas para que nos vaya mal. Hay que apelar al espíritu amateur, decir que es lo que hay y las posibilidades que nos dieron”, reconoció Hernán Crespo, técnico de Defensa y Justicia de Argentina, que jugará el jueves ante Delfín de Ecuador por el Grupo G. “No sería un milagro, sería un milagro deportivo” sobrevivir a la fase de grupos, dijo el estratega.
Bolívar, que recibirá el miércoles al Palmeiras por el Grupo B, reanudó sus entrenamientos a principios de agosto, mientras Jorge Wilstermann comenzó con trabajos de campo a principios de septiembre tras cuatro meses de entrenamientos individuales por videoconferencia.
Una situación insólita sufre Estudiantes de Mérida (Venezuela), cuyo entrenador argentino Martín Brignani está varado en su país por falta de vuelos y no está claro si podrá dirigir el miércoles ante Alianza Lima de Perú por el Grupo F.
Universidad Católica de Chile, último del Grupo E sin puntos y que volvió a competir a nivel local a fines de agosto, está obligado a vencer al Gremio de Brasil el miércoles en Santiago.
Algo similar sucede con el Independiente Medellín, colista del Grupo H con cero unidades, el miércoles ante Caracas de Venezuela.
Los planteles con no más de 50 personas viajarán en vuelos privados costeados por CONMEBOL, que lleva repartidos más de 80 millones de dólares entre cada una de sus asociados para enfrentar la pandemia.
De acuerdo al protocolo médico elaborado por la entidad sudamericana, los equipos participantes deberán someterse a hisopados en un plazo no mayor a los cinco días antes del partido. De todas formas, la CONMEBOL podrá disponer estudios adicionales.
Los conjuntos visitantes deben permanecer no más de 72 horas en sede rival. Antes de cada partido, se controlará la temperatura de los jugadores.
Si al momento de jugar un equipo no puede presentar un mínimo de siete jugadores, se le dará por perdido el partido 3-0.
A fin de evitar esta situación, la CONMEBOL amplió la lista de buena fe de cada club de 40 a 50 jugadores. En la misma línea, introdujo un cambio medular en su reglamento al permitir que un futbolista pueda jugar para un máximo de dos equipos en la actual edición del certamen.