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Brigada de familias de Veracruz halla al menos 40 cuerpos en 28 fosas clandestinas en el puerto

14/08/2016 - 10:00 am

El colectivo Solecito de Veracruz halló de 30 a 40 cuerpos humanos e identificó al menos 28 fosas clandestinas durante la primera jornada de búsqueda de desaparecidos al norte del puerto de Veracruz. “Estamos viendo muchos indicios en el área de que las fosas no están bajitas, están hondas. Al menos las hemos encontrado como a metro y medio. Están bien profundas y eso se pudo haber hecho con la ayuda de maquinaria pesada, una mano de chango, tal vez una retroexcavadora”, dijo Raúl Canaán Ramírez, cuya experiencia lo ha llevado a localizar más de 150 cuerpos en Guerrero y ahora se dedica a asesorar a colectivos.

Por Ignacio Carvajal

Ciudad de México, 14 de agosto (SinEmbargo/BlogExpediente).– Lo sabían, desde hace varios años, que en un predio adyacente al fraccionamiento Colinas de Santa Fe operaba un campo de exterminio, en el cual cazadores de humanos mataron y sepultaron a docenas de personas que ahora están volviendo a la luz por el esfuerzo de las madres del colectivo Solecito de Veracruz y su primera Brigada de Búsqueda, cuyos resultados preliminares arrojaron el conteo de 28 fosas clandestinas, en las cuales se estima hay 40 víctimas.

Lucía de los Ángeles Díaz Genao, integrante del colectivo Solecito veracruzano, acotó: “Apenas hemos trabajado en un pedacito de una hectárea y el terreno mide algo así como 10 campos de fútbol, y en ese contexto los cálculos de víctimas pueden elevarse”.

Este valle de la muerte está asentado en el área de influencia de las obras de ampliación del puerto y a unos cuantos minutos del Centro de la ciudad de Veracruz.

La Fiscalía General del Estado no ha emitido ninguna postura.

Fue en abril del 2015 la primera vez que se habló de este sitio por anónimos publicados en blogs de noticias sobre narcotráfico.

“Varios padres y madres se pusieron mal al saber esta información, pero tendrá que ser confirmada por las autoridades”, comentó en ese entonces Díaz Genao, y efectivamente Luis Ángel Bravo Contreras, Fiscal General, envió a una cuadrilla de policías investigadores que durante dos días caminaron en el área acompañando a las madres sin encontrar algo.

Ante el fracaso, en redes sociales se incrementó la información sobre este pedazo de tierra salpicado de sangre y dolor; incluso, hasta circuló un mapa en donde supuestos delincuentes arrepentidos daban cuenta de la ubicación exacta. Pero la Fiscalía ya no tomó en cuenta a las mamás. Sólo hay huesos de perro, dijo Luis Ángel Bravo.

El 20 de abril del 2015, personal de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) llegó al mismo lugar con perros adiestrados que de inmediato dieron positivo en un lugar señalado por un delincuente capturado en esos días por la Policía Federal. Además de dejar en ridículo a Luis Ángel Bravo Contreras, exhumaron a cinco personas que habían sido decapitadas y que hasta el día de hoy no les han efectuado pruebas para identificarlos, pues la Fiscalía mantuvo los restos almacenados varios meses y “hace unos meses los entregaron a la Policía Científica” explicó la madre.

Pero la SEIDO también le falló, porque a pesar de que encontraron cuerpos y contaban con indicios de la presencia de más víctimas, jamás regresaron a seguir buscando. “Hicieron algo desaseado ya que en esa área recolectamos 50 restos óseos que pertenecen a esas víctimas”.

Con todo y que en Veracruz, Xalapa, Córdoba, Orizaba y Huatusco hay madres que lloran la ausencia del hijo o esposas con el alma desgarrada porque alguien evaporó a su parejas, las autoridades estatales, federales y locales pasaron por alto ese campo de exterminio y que se cree que incluso después del arribo de la SEIDO estuvo activo.

“Encontramos muchos restos que podrían ser de hace poco, cosa de meses”, explicó Raúl Canaán Ramírez, de “Los Otros Desaparecidos de Iguala”, quien viajó de otro estado a dar el apoyo que las autoridades veracruzanas han negado.

Así, las reuniones mensuales que sostiene Luis Ángel Bravo Contreras con los colectivos quedaron en una mera farsa ante la aparición de este complejo funerario clandestino ubicado en las goteras del puerto jarocho. Lo sabían. Las autoridades veracruzanas estaban alertadas de este predio, y con todos esos antecedentes, no hicieron nada por desenterrar sus muertos. Adoptaron el papel del avestruz.

EL PREDIO

 

La ubicación concreta del entierro fue dada a conocer al colectivo durante la pasada marcha del 10 de mayo. Mientras miles de madres en Veracruz gozaban la presencia del ser traído al mundo, los colectivos marcharon por calles del estado recordándole al Gobernador Javier Duarte de Ochoa el número y los nombres de quienes hacen falta. En ese contexto alguien se acercó a las mujeres y entregó el punto exacto, trazado de la manera más clara, para dar con la pista de lo que podría ser la fosa clandestina más grande en toda la historia del estado. El Tetelsigo jarocho; el Allende de Coahuila a unos metros de la playa rememorada por Agustín Lara; el San Fernando, de Javier Duarte de Ochoa, de Arturo Bermúdez y de Luis Ángel Bravo.

Para entender las dimensiones del caso, mientras en Coahuila y Tamaulipas Los Zetas emplearon las peores artes de la masacre para exterminar un pueblo y a migrantes, en Veracruz también se hizo uso de maquinaria pesada para ahondar en la tierra y arrojar montones de arena casi al mismo nivel que la impunidad.

“Estamos viendo muchos indicios en el área, de que las fosas no están bajitas, están hondas, al menos las hemos encontrado como a metro y medio. Están bien profundas y eso se pudo haber hecho con la ayuda de maquinaria pesada, una mano de chango, tal vez una retroexcavadora”, dijo Raúl Canaán Ramírez, cuya experiencia lo ha llevado a localizar más de 150 cuerpos en Guerrero y ahora se dedica a asesorar a colectivos. A donde quiera que marcha lo hace con su herramienta de “can” rastreador, arneses, zapatos de minero y varillas las cuales sepulta en la zona donde sospecha hay carroña, la saca, la huele y determina en base a su olfato si es lodo podrido o el festín de la gusanera.

El terreno se ubica frente al fraccionamiento Colinas de Santa Fe; se llega a él por un camino sinuoso, entre veredas, dunas, arboledas que le dan un toque de edén. Es un rancho con amplias tierras fértiles, con lagunas adyacentes las cuales garantizan la abundancia de sus tierras en donde la hierba y árboles crecen de manera exuberante sin ningún control.

“Uno de los problemas más grandes que nos topamos acá en Veracruz es que el monte crece mucho y dificulta la búsqueda, hay que chapear, acondicionar el terreno y después comenzar a hundir varillas”, relató El Can.

La proximidad con el puerto de Veracruz es a razón de unos 20 minutos en línea recta; desde la avenida Rafael Cuervo también se llega pasando el kilómetro 13 y Medio, una importante arteria de comunicación para el movimiento de carga.

La geografía es un tanto accidentada, pero ideal para esconder a quienes torturaron y mataron por un periodo no estimado sin ser molestados en lo mínimo.

“Hemos encontrado osamentas muy avanzadas, de años tal vez”, dijo Díaz Genao. En los alrededores, restos de ropa, zapatos, pertenencias personales, la muestra inequívoca de la muerte administrada en masa.

Lo más desolador: las prendas en su mayoría son de jóvenes, lo cual coincide con los parámetros de docenas de casos de desaparecidos en los colectivos, donde hay madres buscando a sus hijos menores de 30 años.

En 2013, un estudio de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) estableció que en el país entre 25 mil y 30 mil menores de edad son víctimas de narcoexplotación.

Después de la matanza de 35 personas en Plaza Américas, en septiembre de 2011, se estableció por autoridades veracruzanas que más de la mitad de esos finados eran jóvenes. Al menos había cinco menores de edad. El 20 de julio pasado, en Coatzacoalcos –a 300 kilómetros del puerto jarocho- encontraron sin vida a Roberto Cristián Luis Guillén y José Luis Sánchez Solís, ambos de 27 años, quienes habían sido víctimas de secuestro y sus captores les dieron muerte a pesar de haber cobrado rescate.

Apenas lo sepultaron, los amigos de Sánchez Solís, una de las personas más populares hasta su muerte en esa ciudad, salieron a marchar por las calles para denunciar la ola de violencia contra los jóvenes esparcida por todo Veracruz.

UBICACIÓN ESTRATÉGICA

Durante los próximos 20 años, el gobierno federal y la iniciativa privada destinarán unos 28 mil millones de pesos para ampliar el puerto de Veracruz para edificar 30 puntos de atraque y elevar de 22 a 66 los millones de toneladas de carga manejadas anualmente. El gobierno de la república retomó este empolvado proyecto después de años de análisis y pleitos con los defensores del medio ambiente.

El discurso oficial para sepultar kilómetros de playa con una plancha de concreto es que el de Veracruz ofrece las mejores condiciones para el desarrollo del sureste mexicano por su interconectividad carretera, que lo convierte en una plataforma logística sin competencia.

De la plática con las involucradas en la búsqueda de las fosas, se entiende que la delincuencia que operó esta matanza también entendió este concepto para escoger este lugar como campo de exterminio. Se ubica prácticamente sobre la autopista Veracruz-Xalapa, con el entronque Paso del Toro-San Julián; a su vez es una salida rápida a Córdoba, Orizaba, Tierra Blanca, Cuitláhuac, Paso de Ovejas, Cardel, Úrsulo Galván, etcétera, docenas de pueblos en donde están desapareciendo sus habitantes sin dejar huella.

Así, por ejemplo, las versiones en torno al predio indican que antes de que la delincuencia ocupara el rancho El Limón, en Tlalixcoyan, último destino de dos de los cinco desaparecidos de Playa Vicente en Tierra Blanca, el espacio de acción para desaparecer lo inservible a sus intereses se concentró en el panteón privado de Colinas de Santa Fe. En El Limón, en cambio, la Policía Científica también documentó el perfeccionamiento de las técnicas para desaparecer gente. Pues mientras en el predio recién encontrado se empleaban bolsas y montones de arena a un agujero, en Tlalixcoyan vieron el final numerosas personas molidas en una trituradora de caña para alimentar el ganado. Ambos lugares están separados por menos de 40 minutos por carretera. Cardel, en donde Marcos Conde, el jefe de la policía detenido como parte de los presuntos responsables del caso Tierra Blanca, también es señalado por madres que buscan a sus hijos de haber estado tras la desaparición de 30 a 40 jóvenes en el área de influencia de Cardel, donde él también trabajo como jefe de la policía. Entre Cardel y Colinas no hay más de 30 kilómetros de distancia.

El predio en Colinas igualmente está a unos 20 minutos de la periferia veracruzana, en donde nace Solecito de Veracruz, con más de 80 casos de personas denunciadas como ausentes. Hay casetas, retenes y otros filtros oficiales circundante a este sitio, sin embargo, las madres enunciaron en la rueda de prensa que no dudan la participación de las autoridades por medio de la complicidad para su existencia.

LA COMPLICIDAD

 

Las madres del Solecito son realistas y se preguntan: ¿Qué grado de complicidad hubo con las autoridades veracruzanas para permitir estas matanzas sistemáticas? No se puede dejar de considerar la complicidad de la autoridad para su operación y ejecución, definió Lucía de los Ángeles Díaz Genao, madre de Luis Guillermo Lagunes Díaz, El DJ Patas, desaparecido desde junio del 2013 en el puerto.

Y en este periodo, los responsables de la seguridad en el cono conurbado Veracruz-Boca del Río fueron los elementos de la Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR), con quienes el gobierno de Javier Duarte de Ochoa signó un convenio de colaboración del cual nació la Policía Naval.

¿Y cómo la policía no se percató de las matanzas?, ¿Cómo fue que a la Marina, con tantas tácticas de inteligencia y mecanismos para encontrar a los malos, no dieron con este sitio antes que las madres?, ¿Cómo es que tanta sangre se derramó y nutrió el suelo de ese terreno asentado a unos metros de la costa veracruzana y del área en donde se realizan los trabajos de la ampliación del puerto? ¿Por qué la Marina, que fue capaz de sacar a Los Zetas de Veracruz, de desmantelar toda su red de corrupción y de operaciones sofisticadas, no tuvo conocimiento de este genocidio veracruzano?

Las preguntas son muchas y las certezas pocas para las madres que hoy sienten que sus autoridades locales están involucradas en este mecanismo para desaparecer personas.

Pues si desde la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) pareciera que se lanzó y diseñó una política para privar de la libertad a ciudadanos y evaporarlos (como lo prueban los casi 150 casos de desaparición forzada documentados por Blog Expediente) y hoy varios de estos elementos están tras las rejas por vínculos con la delincuencia y las desapariciones; la operación de este campo de fosas lo confirma.

A la fecha, el esquema policial en Veracruz, además de representar una tacha en materia de respeto a derechos humanos, ha mostrado fallas notorias en la prevención del delito.

Para José Alfredo Zavaleta Betancourt, del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la UV, “en un régimen político moderno” no debe tolerar a una policía que cargue señalada de abusar de los derechos humanos, menos una ineficiente en prevención del delito. “No puede permitirse que la policía funcione de esa forma”. Y en su punto de vista, en este contexto, es urgente “analizar los índices de letalidad en enfrentamientos en los cuales participan las policías preventivas junto con las fuerzas federales para saber si como acontece en otros estados del país en el nuestro puede hablarse de un patrón sistemático de violencia extrajudicial justificada como guerra contra la delincuencia organizada o aún se trata de casos no generalizables”.

El gobierno de Duarte arrancó por debajo de las entidades más letales, indican datos del Secretariado Ejecutivo para el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP); sin embargo, hoy en Veracruz mueren más personas de manera dolosa que en Tamaulipas y, de igual manera, secuestran más personas, pues es el segundo lugar nacional en este ilícito. Se heredan a Veracruz también fosas en casi toda la geografía: una con 35 víctimas en el Rancho El Diamante, en junio del 2014; un mes después, otras en Cosamaloapan con más de 20 víctimas; una en el municipio de Manlio Fabio Altamirano, con 26 cuerpos en noviembre de 2011; en las playas de Alvarado otra con once cuerpos; en Lerdo de Tejada con otros once en junio de 2012; en enero pasado, detrás de la academia de Lencero, otro tiradero de cuerpos cuya cifra no se ha logrado confirmar, pero oscila entre los doce y los 22; en febrero de 2012, otra fosa con 15 cuerpos en el rancho La Poma Rosa de Acayucan.

El padre Alejandro Solalinde, en 2011, dijo: “Veracruz, el cementerio de migrantes más grande de México. Tiene que abrirse el suelo veracruzano porque yo creo ha de ser el hervidero de esqueletos por donde quiera”. Por lo menos había cinco grandes entierros clandestinos: todo lo predicho se ha ido cumpliendo.

 

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