Titane, narra la humanización de una mujer que «no se transforma porque quiera, si no porque tiene que hacerlo».
Por Alicia García de Francisco
Cannes (Francia), 14 jul (EFE).- Violencia, sexo con coches y exhibicionismo pero también amor y humanidad. Esa es la propuesta de la francesa Julia Ducournau en Titane, un filme que ha provocado adoración y odio a partes iguales en el Festival de Cannes. Y en la que la música juega un papel importante, incluida la «Macarena».
Para Ducournau, como espectadora, lo importante no es tanto que te guste una película si no que de alguna manera te afecte, que provoque reacciones, que te haga reflexionar y que genere un debate interior, explicó en rueda de prensa.
El cine, afirmó, «no es un lugar en el que resuelvan las cosas, donde se dan respuestas y se pone a todo el mundo de acuerdo». Por eso, se mostró «absolutamente contenta» de las reacciones que ha provocado Titane en sus primeras proyecciones de este filme de la competición oficial.
Hay periodistas que reclaman ya la Palma de Oro para el filme y otros que abuchearon el pase de prensa.
Algo normal para uno de los protagonistas del filme, Vincent Lindon, que señaló que el cine necesita «gente a favor y gente en contra» porque esa división «eleva las películas y las obras de arte».
Lindon interpreta en «Titane» a un bombero que se cruza en la vida de Alexia (la debutante Agathe Rousselle), una joven que tuvo un grave accidente de coche de pequeña y tiene una placa de titanio en su cabeza. Se gana la vida en salones eróticos bailando sensualmente con extravagantes coches. Y es una asesina que utiliza la violencia como forma de comunicación.
«Mi intención es molestar a los espectadores», reconoció Ducournau sobre su segundo largometraje y tras un primer filme, «Crudo» (2016) igualmente polémico, sobre una joven caníbal.
Su objetivo como cineasta es eliminar «cualquier idea preconcebida sobre lo que un ser humano puede ser».
En el caso de Alexia, en Titane, narra la humanización de una mujer que «no se transforma porque quiera, si no porque tiene que hacerlo» y en ese proceso encuentra en Vicent (Lindon) exactamente lo que necesita. Es en ese momento en el que decide ser otra persona y la audiencia tiene que aceptarlo, explicó la cineasta.
Y sobre la violencia del filme, la realizadora consideró que para ella no es tanto física como psicológica y no precisamente en los asesinatos.
«La principal violencia es la falta de mirada del padre biológico hacia su hija. Nunca la mira. Esa es para mí la principal violencia del filme, no la física», explicó.
Una historia marcada por la música, con el heavy metal de las primeras escenas para ir llegando a las campanas, en un trayecto «de lo animal a lo sagrado».
Y en ese mundo musical, una de las escenas más importantes del filme está protagonizada por «Macarena», canción que Vincent usa para marcar el ritmo de un masaje cardíaco.
Ducournau explicó que en su opinión hay dos canciones perfectas para realizar esa acción, «Staying alive» -que ni pensó en utilizarla por lo que costarían los derechos- o «Macarena», que además aportaba un tono de comicidad y que relacionaba por fin a los personajes en algo que pertenece a la cultura popular porque «todo el mundo conoce la ‘Macarena'».
Una anécdota dentro de un filme que a Lindon le ha permitido sacar cosas que no sabía ni que tenía, tanto a nivel profesional como personal.
«Julia me ha pedido cosas que yo nunca había considerado antes y he decidido estar a su servicio, escucharla totalmente e ir donde ella me decía».
A sus 62 años se preparó duramente en el plano físico para interpretar a un bombero, pero para él lo complicado y a la vez lo más interesante ha sido responder a la imagen que la directora tenía en su cabeza.
Lindon explicó que él siempre se interesa en los rodajes por todos los trabajos, no solo por la actuación, pero esta ha sido la primera vez que se ha concentrado únicamente en la interpretación.
«Mi horizonte era cada día, que quedaba un día menos para herirme o para decepcionar a la directora», precisó.
Mientras que para Rousselle fueron muy importantes los ensayos para transformarse en una Alexia que lo dice todo con su cuerpo ya que tiene muy poco diálogo en el filme.
«No hay nada de mí en el personaje y ha habido que construirlo entero», explicó la actriz, que aseguró que siempre se había planteado que si hacía cine alguna vez en la vida tenía que ser como esta película.