La segunda edición del encuentro literario en la capital de Nayarit tuvo como protagonistas a los mexicanos Juan Villoro, Alejandro Páez Varela, Enrique Serna, Martín Solares y Ana Clavel, entre otros. La figura internacional fue el colombiano Evelio Rosero. Se llevó a cabo un homenaje al historiador Jean Meyer y el célebre Paco Ignacio Taibo II deambuló por las calles que en el pasado transitó Amado Nervo con virtud de rockstar, recibiendo el amor a raudales que le propiciaron los nayaritas
Ciudad de México, 14 de junio (SinEmbargo).- “La cultura es la sonrisa que brota en todos lados”, dice una canción popular. En Tepic, la florida y amable capital del Estado de Nayarit, pudo comprobarse hasta qué punto las iniciativas culturales son el germen esencial de toda sociedad con vocación de futuro incluyente.
“Es verdad que el poder ve los hechos culturales a menudo como un peligro que atenta contra sus intereses, también es cierto que cuando la cultura se hace presente es difícil expresar un discurso en contrario”, dice con plena convicción el Secretario del Ayuntamiento de Tepic, Rodrigo González Barrios.
Como pudo comprobarse en la reciente edición del Festival de las Letras de Tepic, llevada a cabo entre el 9 y el 12 de junio, la reunión alrededor de los libros y las expresiones artísticas redundan en un interés popular por las letras, rumbo a una sociedad lectora, uno de los objetivos esenciales del alcalde de la que es llamada “Capital del cambio”, Leopoldo “Polo” Domínguez.
A contramano de un Estado que hostiga la labor del Ayuntamiento, según las propias narraciones no sólo de las autoridades sino también de los pobladores de Tepic, este alcalde calificado como “una persona decente” por el escritor Paco Ignacio Taibo II y conocido en su ciudad por “el hombre al que le cuesta decir que no” cada vez que alguien se acerca a pedirle algo, ha elegido la literatura en particular y la cultura en general como sustancia de su labor política.
“Esto demuestra que se puede llevar a cabo una gestión de gobierno distinta, al servicio de la gente y de su educación”, remarcó Juan Villoro, quien regresó a Tepic para ofrecer en la segunda edición del festival literario un espectáculo poético musical junto a los músicos Diego Herrera, Alfonso André y Federico Fong.
Si pudiera medirse el éxito en términos “rockeros” del show Mientras nos dure el veinte (basado en el libro Tiempo transcurrido), Juan y los músicos que lo acompañaron resultaron “soberbios”, según el calificativo entusiasta de la escritora Ana Clavel, frente a un público que aplaudió con fervor y abarrotó el Teatro del Pueblo Alí Chumacero.
LA CULTURA SE QUEDA AQUÍ
“Ay, ay, ay, que se va la vida, pero la cultura se queda aquí”, dice la canción, en una oración que nos sirve como imagen perfecta para narrar la atmósfera en medio de la cual transcurrió el Segundo Festival de las Letras de Tepic, que tuvo 10 mil visitantes y abrió los brazos al artista plástico Alejandro Magallanes, quien debió repartir su tiempo entre la atención a sus familiares (Alejandro es oriundo de Tepic), la evocación de su infancia en la ciudad de Amado Nervo y su muestra El cristal con que se mira, montada en la plaza frente al Ayuntamiento.
Fueron más de 20 escritores invitados a una ciudad que ha impulsado proyectos como la primera Casa de la cultura, el Taller de la Plástica y la primera Cineteca municipal y a la que asistieron editoriales como el Fondo de Cultura Económica (FCE), Planeta y Random House, entre otras, para ofrecer más de 1400 títulos a la venta de poesía, historia, relatos y novelas.
Entre los libros más vendidos se registraron La escondida, de Miguel N. Lira; Tiempo transcurrido, de Juan Villoro y Temporada de zopilotes, la novela de Paco Ignacio Taibo II sobre la Decena Trágica.
Precisamente, fue el hijo mayor del recordado y admirado Paco Taibo I el que cimbró Tepic con su presencia, requerida a cada paso por los pobladores. Era un verdadero desafío caminar con Paco y tratar de llegar a un destino cercano. Las fotografías, los autógrafos, los saludos y abrazos fueron la expresión sincera de un público lector que adora al autor de la biografía del Che Guevara.
Paco participó en la gala de lectura, apoyó a los policías locales en un acto llevado a cabo el domingo a la mañana en las oficinas del alcalde, con los que habló de la novela negra Cosa fácil, de la serie de su famoso detective Héctor Belascoarán Shayne y que se replicara en la película homónima dirigida por Alfredo Gurrola.
LOS AMADOS ESCRITORES EN LA TIERRA DE AMADO NERVO
Alejandro Páez Varela –que mantuvo una conversación sobre la literatura de frontera con el autor mazatleco Juan José Rodríguez-, Guadalupe Loaeza y sus evocaciones sobre Amado Nervo, el poeta que fue tema central en el festival, la activa y carismática Sandra Lorenzano, que participó en una mesa que reflexionó acerca de si es posible enseñar a escribir.
Álvaro Uribe y su literatura provocadora, estrenando sus “caracteres”: aquí las contradicciones de un becario del Estado, allá y acá la violencia cotidiana de unos chicos que le ponen un cohete en el culo a un perro callejero y luego nos preguntamos cómo hemos llegado a esta sociedad psicópata
La poeta Tedi López Mills y sus libros favoritos. Las periodistas y conductoras Laura García y Mariana Hache en la sufrida labor de cumplir los tiempos establecidos y moderar las charlas entre los autores.
Enrique Serna, Martín Solares (muy aplaudido cuando leyó su cuento en contra de los narcocorridos), Pavel Granados (un texto de lector sobre Ana Frank y otro sobre Borges que quedó en el enigma, pues no pudo leerlo por falta de tiempo), Iván Ríos, Élmer Mendoza (otro de los adorados por el público nayarita), Ana Clavel, Claudia Marcucetti, Lorea Canales, todos ellos brillaron en la tierra de Amado Nervo y sumaron sus letras a las de los autores locales.
Hubo en el festival una celebrada presencia de la poesía, con vates como Jorge Fernández Granados, Claudia Posadas y las jóvenes nayaritas Hanna Figueroa y Frydha Victoria Ramos.
LA PRESENCIA DE EVELIO ROSERO
El escritor colombiano Evelio Rosero, famoso entre otras por su celebrada novela Los ejércitos, fue una presencia rutilante en Tepic, gran mérito de la directora del festival, Lorena Elizabeth Hernández y las curadoras literarias, Verónica Flores y Vanessa Fuentes, conocida cual es la aversión del bogotano a los encuentros públicos y a las entrevistas.
A veces se lo veía un poco apesadumbrado, hay que decirlo, pues está en medio de la escritura de la novela y como decía casi susurrando “la novela me llama”, pero no se arrepintió de haber participado en el festival, entre otras cosas porque nunca había estado en Tepic y porque pudo conocer a los escritores Alejandro Páez Varela e Iván Ríos, de los cuales se llevó sus respectivos libros.
Sorprendió gratamente la participación activa de Evelio Rosero en todas las conversaciones y entrevistas durante el Festival, sobre todo porque venía precedido por una injustificada fama de hosco que desmintió mostrándose realmente afable y abierto a todos los requerimientos de sus fans.
Otro de los puntos altos del Festival fue el homenaje al historiador Jean Meyer, en el que participaron el académico Omar Wicab y el periodista Ariel González.
Las letras tuvieron su gran gala en Tepic. Fueron cuatro días de camaradería literaria que costó dejar atrás. Como dijera el músico y escritor Fernando Rivera Calderón (también muy celebrado en la capital nayarita), “es triste la despedida”, sobre todo porque aunque se afirme una y otra vez que habrá tercera edición, lo cierto es que el alcalde Domínguez concluye en diciembre su gestión, un hecho que sin duda hace temer por el futuro del encuentro literario.