La experiencia VIP parece ser aún más agradable porque evita lo que todo el mundo tiene que hacer: cola a través de la seguridad, pasar por los chequeos de TSA, embarcar el equipaje pesado, y caminar a través de la terminal aérea para llegar a las puertas de embarque.
Ciudad de México/Los Ángeles, Estados Unidos, 14 de mayo (SinEmbargo/La Opinión).– Las fotos de los paparazzi a las celebridades en LAX pronto podría ser pocas y distantes. El aeropuerto, que no es ajeno a los ricos y famosos, está listo para abrir una nueva terminal privada (muy alejada de las muy llenas de público) llamada The Private Suite, el próximo lunes 15 de mayo. Tomando experiencias VIP de lujo como la Windsor Suite del aeropuerto Heathrow en Londres, The Private Suite ofrece a los miembros lujo completo desde el coche hasta el avión.
La nueva terminal VIP es tan exclusiva que no se facilita información al respecto en el sitio web principal del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, pero se creó un sitio separado que se ha denominado “The Private Suite”.
«Típicamente toma 2 mil 200 pasos del asiento de coche al asiento del avión. Para los miembros de The Private Suite, son 70 pasos», dice el sitio web de la nueva terminal de lujo. Y esos 70 pasos son muy costosos.
La Suite Privada, que se inaugurará el lunes, crea una nueva clase de viajeros.
Los miembros comienzan con el acceso previo al vuelo y luego pasan a las suites privadas super-lujo con cuartos de baño, sofás y vistas de las pistas.
Cada suite es atendida por ocho personas diferentes, y cada uno tiene una responsabilidad individual como la gestión de servicio especial, escoltar a los miembros a través de la seguridad, y además hay una persona “invisible” que se ocupa del equipaje.
La experiencia parece ser aún más agradable porque evita lo que todo el mundo tiene que hacer: cola a través de la seguridad, pasar por los chequeos de TSA, embarcar el equipaje pesado, y caminar a través de la terminal aérea para llegar a las puertas de embarque.
Cuando es hora de partir, los pasajeros son conducidos a “la galería”, o una mini-terminal, donde hay instalaciones de arte a la venta, antes de abordar un coche y ser conducidos directamente a su avión.