El documental Las chicas de Amanecer Dorado es un acceso sin precedentes a la formación neonazi griega a través de la madre, la hija y la esposa de tres de sus miembros. «Pasé miedo porque nos advirtieron de que eran especialmente agresivos con los periodistas, y nosotros nos metimos en su sede», nos confiesa su director
Ciudad de México, 14 de abril (SinEmbargo/eldiario.es).-Dafni es una abuela que tan pronto le dice a su nieta que el amor mueve el mundo, como le pone un fusil en sus diminutas manos para que juegue a disparar a los pájaros del campo. También es la madre de Panayiotis Iliopoulos, un diputado de Amanecer Dorado que en 2013 ingresó en prisión preventiva por pertenencia a una banda criminal.
El griego es famoso por sus arrebatos violentos en el Parlamento heleno, por sus declaraciones racistas y por un tatuaje que reza Sieg Heil, el eslogan de los nazis. Pero él no es el protagonista de este documental, tampoco el líder de la formación de ultraderecha, Nikolaos Michaloliakos, ni el también diputado Giorgios Germenis. Las protagonistas de Las chicas de Amanecer Dorado son ellas: la madre del primero, la hija del segundo y la esposa del tercero.
El director noruego Håvard Bustnes se coló en las entrañas del partido de la mano de estas tres mujeres y tomó unas imágenes sin precedentes sobre su ideología radical y su ascenso en las urnas. Era 2013 y su equipo se desplazó, en principio, para cubrir el encarcelamiento de catorce miembros de Amanecer Dorado. Pero lo que estaba ocurriendo al otro lado de las rejas les interesó todavía más.
De repente, las mujeres tomaron las riendas de la campaña y ayudaron a que, en 2015, se convirtiesen en la tercera fuerza política de Grecia. Las chicas de Amanecer Dorado es la apuesta de Docs del Mes para este abril y se podrá ver en diversas salas de toda España. También se puede alquilar en Filmin. El resultado es tan impresionante como aterrador, aunque es obvio que no es lo que ellas pretendían al abrir las puertas a Bustnes.
«Son noruegos y han dicho que querían rodar un documental mostrándonos como gente normal, con familias. La gente debe saber nuestra versión también, porque en la televisión nos muestran como demonios o monstruos. Me han apodado la Esposa del Odio», explica Jenny a los militantes en la sede de Amanecer Dorado. Su «apodo» le viene por ser la mujer de Germenis, miembro del comité central del partido, y en ese momento encarcelado al igual que sus doce compañeros y su líder.
Jenny es joven y tiene un Máster en Política y Relaciones Internacionales. También muestra mucha más elocuencia a lo largo del documental que su marido, a pesar de vivir a la sombra política de este. Todas ellas lo hacen: defienden a sus hombres en segunda fila y, cuando por fin toman los micrófonos, también hablan en su nombre. Para pedir su libertad, diseñar la imagen de mártires que les da votos y ganar tiempo de descuento hasta las siguientes elecciones.
«Me interesa mucho cómo construyen un discurso en el que sus hombres son héroes de la patria», explica el director a eldiario.es. El ejemplo más llamativo de esto toma forma en Urania, la hija de 26 años del líder supremo de Amanecer Dorado. Desde el primer momento manifiesta una debilidad total por su padre, a pesar de ser quien le ha arrebatado su sueño profesional de estudiar Psicología en Reino Unido.
«El sistema patriarcal es un elemento importante de la cultura de Amanecer Dorado. Dafni, Jenny y Urania son mujeres fuertes, pero se han adaptado a estar a la sombra de los representantes masculinos», contesta el que logró colarse en sus hogares.
Durante las primeras entrevistas con el noruego, la benjamina es la que se muestra más reticente a contestar. También es la que más tiene en juego, ya que se convirtió en la cabecilla del movimiento en cuanto el patriarca entró en la cárcel. Urania es fría, sarcástica y con una facilidad pasmosa para cambiar de careta a su antojo. No se permite un traspiés.
«Aquí está mi colección de películas de Disney y mis discos. El principito, uno de mis libros favoritos», dice con una sonrisa mientras apretuja a su perrito pomerania para calzarle un incómodo jersey. «Y aquí una foto de nuestros compañeros de lucha, que fueron asesinados vilmente por unos bárbaros antisistema» y lo suelta con furia. Ya no hay sonrisas, ni canes, ni princesas de Disney; solo una joven comprometida con la ideología neonazi que le han inculcado.
«Creo que le gustaría vivir alejada de la política, y que no está a gusto con su rol de persona infame. Pero se siente obligada a apoyar a su padre, sobre todo después de su arresto», piensa Bustnes.
Durante el documental, el cineasta no pierde la esperanza de sacarle un ápice de arrepentimiento o de rechazo hacia los actos de su padre, pero al final se resigna. No en vano, ella personifica la violencia de Amanecer Dorado tanto como cualquiera de sus militantes: en 2012 fue detenida por darle una paliza a un pakistaní que se cruzó en su camino durante una manifestación.
Ese es otro de los asuntos que las tres se esfuerzan en maquillar: el de la violencia irracional del partido que apoyan y la razón real por la que son conocidos fuera de las fronteras helenas. Como cuando acudieron con mazas al mercado de Rafina y destrozaron los puestos de varios inmigrantes, cuando el portavoz del partido abofeteó a una tertuliana en un debate televisivo, cuando les acusaron del asesinato del rapero de izquierdas Pavlos Fyssas o cuando entonan cánticos racistas mientras portan antorchas amenazantes. Ante esas imágenes no bastan las palabras.
«Cuando les pregunto sobre los ataques a personas migrantes, niegan que Amanecer Dorado sea un grupo violento. En su mente, es siempre culpa de los rivales políticos o de los medios. Dafni incluso llega a decir que las imágenes que circulan en Internet de sus miembros entrenando con armas están manipuladas», cuenta el director.
Después de todo, su misión es la de ofrecer la cara amable y familiar del partido, y en esa estrategia política han demostrado ser un cerebro peligroso. Cuando su discurso hubo calado en el 7% del electorado, hubieron obtenido 17 escaños en el pleno y los hombres salieron de la cárcel, ellas volvieron a sus quehaceres en segunda fila. Sin rechistar.
Cada una de ellas cumple una labor: Jenny es la esposa amantísima, madre ejemplar de su hija y sustento de su marido; Urania es el futuro y la visceralidad que mantiene candente una formación con ideas tan arcaicas y Dafni es la madre que alienta a sus pequeños hasta convertirlos en los hombres intolerantes y peligrosos que son hoy. De hecho, su caso es especialmente paradójico.
Fue ingeniera de submarinos, directora de hospitales y militante socialista, pero hubo un momento en el que su balanza cayó hacia el otro extremo. «Cuando era joven tenía unas ideas políticas totalmente distintas. Fui militante del PASOK muchos años. Con todos los ideales que inspiran a la gente joven: democracia, libertad y esas bellas ideas que al final descubres que son mentira», dice la veterana.
Ese sentimiento de fatiga es el que hizo fuerte a Amanecer Dorado tras la crisis, y el que convirtieron en dardo político para atacar al establishment griego y ofrecer un cobijo de odio a los desamparados (eso sí, solo a los «griegos puros», como les llaman en la sede).
Ellas son las que explotan este discurso escalofriante con eufemismos, por encima de las declaraciones abiertamente xenófobas de los hombres, de sus alardes de brutalidad y del lado más depravado del partido. Es demasiada porquería que limpiar, pero como compañeras y mujeres simpatizantes de una banda misógina y neonazi, dan un paso atrás, bajan la mirada y lo hacen con convencimiento. «No son víctimas», como pensaba Bustnes al principio, «son eslabones clave para perpetuar las ideas de la ultraderecha y criar a sus nuevas generaciones». Y eso las convierte en un miembro tan peligroso como los demás .
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