La imagen a la que se refiere es la fotografía que recibe al visitante de Mondo Galería, en Madrid, que desde hoy acoge la exposición «Breaking Stones. A Band on the brink of Superstardom», con 25 obras suyas y de Gered Mankowitz realizadas entre 1963 y 1965.
Por Javier Herrero
Madrid, 14 abr (EFE).- Brian Jones camina por delante del resto de los Rolling Stones, cada uno con su maleta y esquivando cajas de comida que descargan operarios distraídos solo por el hombre que se preocupa en retratar con su cámara este extraño momento, el que empezó a inmortalizar la leyenda cuando aún conservaba su inocencia.
«Nunca verás una foto así de una banda de rock and roll», comenta a Efe su autor, Terry O’Neill, célebre fotógrafo que en aquellos primeros años 60 también iniciaba su larga y prolífica carrera profesional, en la que tendría oportunidad de trabajar con Ava Gardner, Audrey Hepburn, Marlene Dietrich, Elton John, Robert Redford y más adelante con todas las supermodelos, desde Naomi Campbell a Kate Moss.
La imagen a la que se refiere es la fotografía que recibe al visitante de Mondo Galería, en Madrid, que desde hoy acoge la exposición «Breaking Stones. A Band on the brink of Superstardom», con 25 obras suyas y de Gered Mankowitz realizadas entre 1963 y 1965.
El grupo solo hacía un año que se había fundado con Brian Jones, Mick Jagger, Keith Richards, Bill Wyman, Ian Stewart y Charlie Watts como integrantes.
La fotografía a la que se refiere O’Neill fue captada en 1963, de camino a un ensayo en el teatro Donmar de Londres, en la zona de Covent Garden, cuando aún no habían lanzado siquiera su primer álbum, «The Rolling Stones» (1964).
«Nunca pensamos que esto iría más allá de 1965», confiesa O’Neill, especialmente «orgulloso» de haberles visto tocar hace solo unas semanas en Cuba, «de que hubiesen sobrevivido a todos estos años y de que aún siguieran entreteniéndonos».
La primera vez que los conoció, él tenía 25 años y poca experiencia fotografiando músicos, aunque había sido el primero en retratar a los Beatles.
«Aunque en aquel momento tenían la misma edad y se vestían de forma similar, se presentaban de un modo completamente distinto: Los Stones eran cinco individuos que formaban una banda de blues», precisa O’Neill.
En poses relajadas, dejándose hacer, vemos cómo una peluquera de la BBC peina a un jovencísimo Mick Jagger a sus 21 años o a Keith Richards recostado sobre una mesa mientras disfruta de un cigarrillo.
«De los Beatles nunca logré sacar una gran imagen, porque siempre estaban juntos. Aunque los Stones lo estuviesen, sabían que eran cinco individuos con personalidades propias y eso fue lo que me atraía de ellos», destaca el responsable de estas instantáneas.
Su visión se complementa con la de Gered Mankowitz. Mientras la banda comenzaba a grabar y salir de gira, comenzó a viajar con ellos. Su primera sesión (a la que corresponden las ya célebres imágenes de Mason’s Yard) fue tan fructífera que se le invitó a la gira que realizarían en 1965.
«Eran totalmente inocentes. Aún no habían pasado por sus vidas las chicas ni las drogas», subraya O’Neill a su paso hoy por Madrid, suscribiendo lo que estas imágenes parecen mostrar.
Una de ellas parece anticipar el salto posterior. Mick Jagger posa frontalmente para su objetivo, la mirada sostenida. El flequillo asoma por debajo de una capucha tipo esquimal que le cubre, parte de un extravagante abrigo de piel que se cierra al cuello con la mano izquierda, dejando ver así el gran anillo que adorna su dedo meñique.
Era 1964, pero una estrella estaba en ciernes. Aún pasarían cinco años antes de que Brian Jones fuera expulsado del grupo, falleciendo poco después.
«La banda necesita un líder. Eso es lo que era Brian, pero Mick era para mí el chico listo que hizo de la banda algo más grande», suscribe O’Neill.
Quien se quede con ganas de más, en paralelo con la exposición se pone a la venta un libro del mismo nombre con cientos de fotografías y muchas anécdotas de los autores, así como textos de introducción escritos por cada uno de los miembros de la banda.