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Pablo Ruíz Galindo Covarrubias

14/04/2014 - 12:00 am

¿Cómo llega la Iglesia a la Semana Santa 2014?

En este lunes de semana santa, semana que se vuelve corta por las fiestas de la religión católica, bien vale la pena hacer una reflexión sobre la Iglesia católica, tan cuestionada, señalada y en crisis, una crisis que lleva persiguiéndola por lo menos los últimos 15 años. No es para menos, las denuncias de abuso […]

En este lunes de semana santa, semana que se vuelve corta por las fiestas de la religión católica, bien vale la pena hacer una reflexión sobre la Iglesia católica, tan cuestionada, señalada y en crisis, una crisis que lleva persiguiéndola por lo menos los últimos 15 años. No es para menos, las denuncias de abuso sexual infantil cometido por sacerdotes católicos es uno de los temas más escandalosos a nivel mundial. No existe una cifra real del número de denuncias, pero aún existiéndola, habría que sumarle un número no menor de aquellos casos que se han quedado callados. El tema es serio y a la Iglesia católica le ha costado señalamientos, pérdida de legitimidad y pérdida de fieles. Le ha salido barato.

Recientemente, autoridades de la Iglesia han hablado un poco más abiertamente de este tema que durante mucho tiempo fue ocultado. La Legión de Cristo, que quizás debería empezar por desaparecer debido a las fuertes acusaciones en su contra y en contra de su fundador Marcial Maciel y otros varios de sus miembros, hizo en febrero pasado un histórico mea culpa por dudar sobre la veracidad de los testimonios de las víctimas y por guardar silencio durante tanto tiempo. El viernes pasado, el Papa Francisco, frente a la Oficina Internacional Católica de la Infancia pidió perdón públicamente por los abusos del clero a los niños. Y aunque estas declaraciones lleguen bastante tarde, aunque eso no resarza los daños, aunque no traiga tranquilidad o credibilidad, era un paso necesario. Desgraciada o afortunadamente, la Iglesia no tiene facultades judiciales, y no puede imponer castigos penales a las personas. Puede excomulgar o expulsar a sacerdotes, pero eso, fuera de cuestiones personales o dentro de la propia Iglesia, no tiene un impacto en la sociedad. Ya no son las épocas en las que la Iglesia tenía el poder sobre el pueblo. Estamos en 2014, y aunque en las casas de México sigan habiendo más cruces, virgencitas y veladoras que fotos de la familia; aún y cuando quizás la proporción de gente que reza y que va a misa los domingos es mayor que la que sale a votar en elecciones políticas federales, la Iglesia ya no tiene más que un poder fáctico, si acaso. La urgencia es ahora para las autoridades de cada país, para que tomen responsabilidad del problema y se hagan cargo de juzgar a quien tenga que ser juzgado y castigar a quien deba ser castigado.

La Iglesia no puede hacer mayor cosa que un análisis interno, una limpia de sus “ordenados” y una actualización al mundo moderno, ese mundo que da 50 vueltas en lo que la Iglesia da 2. A la Iglesia no le queda más que ponerse al día y atender los problemas actuales y no los de hace 100 años. Las teorías, reglas, imposiciones, castigos y condiciones de la Iglesia ya no caben en una sociedad del Siglo XXI. Hoy, paradójicamente, gracias a Dios ya pensamos diferente. La religión nace como una explicación de lo inexplicable hace varios siglos, hoy su labor debe ser distinta. La religión católica es mucho más que la Iglesia, pero esta última se ha encargado de manchar el nombre de la primera.

El Papa Francisco, de 77 años, de Buenos Aires, Argentina, formado en la Compañía de Jesús, primer papa americano, una persona que da la impresión de ser carismático, con visión, tiene un papel titánico frente a los fieles y a los no fieles. Tiene el reto de ser líder de más de 1,200 millones de personas, y la oportunidad de transformar a la Iglesia antes de que desaparezca, aunque creamos que esto último no pueda pasar. Como representante de la comunidad más grande dentro de la religión católica (la hispanoamericana) cuenta con todas las herramientas para poder revolucionar, pero tiene que salirse del guión. Tiene que dejar el manual para escribir uno nuevo.

Para alguien que realmente cree en la Iglesia, para aquellos fieles que han encontrado en la religión católica una solución y una forma de vida, para aquellos que han descubierto en el catolicismo un proyecto y un rumbo, y para todos los que, en su más sincera representación, la religión católica es su filosofía y les enseña el bien, para todos ellos, la modernización de la Iglesia católica, su recuperación, su limpia, y su “modernización”, debe ser en una agenda prioritaria. El trabajo se debe hacer con vocación, ya no se permiten fallas. Estos días santos pudieran ser un buen momento.

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Pablo Ruíz Galindo Covarrubias
Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana. Abogado practicante y Escritor.
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Pablo Ruíz Galindo Covarrubias
Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana. Abogado practicante y Escritor.
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Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana. Abogado practicante y Escritor.
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