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¿Por qué hay personas que conviven con positivos de COVID y no contraen el virus?

14/02/2022 - 11:53 am

Luego de dos años conviviendo con el virus, aún sorprenden los casos de personas cuyos familiares o conocidos cercanos han enfermado y quienes, afortunadamente, no han contraído el virus. ¿Por qué pasa esto? Expertos hablan al respecto.

Madrid, 14 de febrero (Europa Press).- En esta pandemia estamos viendo muchísimos casos de personas que, a pesar de estar en contacto con convivientes positivos de COVID-19, no llegan a infectarse y dar positivo en las pruebas; mientras que otras se contagian muy fácilmente. Veamos qué se sabe hasta el momento al respecto.

Para ello, en primer lugar, charlamos en Europa Press con el catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid Alfredo Corell, quien explica que esto podría ser porque hay personas que pueden tener un grado de inmunidad quizá «más esterilizante», y el virus no les hace ningún efecto. También esto podría ser en su opinión porque presentan una evolución asintomática de la enfermedad y no se dan cuenta de que pasan la infección, o bien esto podría ser así por el nivel de protección que han adquirido frente al SARS-CoV-2 gracias a las vacunas, más la inmunidad natural del individuo.

Otra de las razones sobre las que apunta este experto es que se haya pasado otro coronavirus de catarro, frecuente en los meses de invierno, que de alguna forma produce un grado de protección frente a la infección por SARS-CoV-2. Igualmente, Corell mantiene que la genética de una persona puede «funcionar» mejor en este sentido en unas personas que en otras.

Al mismo tiempo, menciona que también hay personas más o menos contagiadoras, y por ejemplo si el padre de familia y el hijo pequeño no son contagiadores, a pesar de dar positivo en las pruebas de diagnóstico, lo más probable es que la madre y el hijo mayor no se hayan contagiado.

Otra de las razones sobre las que apunta este experto es que se haya pasado otro coronavirus de catarro, frecuente en los meses de invierno, que de alguna forma produce un grado de protección. Foto: Anders Wiklund/TT vía AP

«Se cree que más o menos el 10 por ciento de quienes tienen el virus son los responsables del 80 por ciento de contagios; en cambio, un 90 por ciento son muy poco contagiadores. Hay una persona que igual contagia a 20 y otros a nadie o a uno. No todo el mundo que tiene la COVID-19 es contagiadora. Depende de la genética del conviviente, del nivel de protección ganado con la inmunidad natural y con las vacunas. Estas situaciones domésticas donde no todos los convivientes se contagian a la vez son muy comunes», apostilla el catedrático de Inmunología.

INFECCIONES ABORTIVAS

Mientras la doctora Yvelise Barrios, vocal de la Sociedad Española de Inmunología, para explicar por qué hay personas que no se contagian de la COVID-19, a pesar de estar en contacto con convivientes positivos, distingue en este sentido a varios grupos de individuos.

Primeramente, cuenta a Europa Press que, según publicaciones científicas recientes de finales de 2021, se ha estudiado a trabajadores sanitarios que conviven con personas positivas en COVID, pero que nunca ellos positivizan, para ver cuándo se contagiaban y cuándo no: «Esto se conoce como ‘infecciones abortivas’, porque sabemos que han estado conviviendo con positivos, pero ellos nunca tienen esta positividad en las pruebas diagnósticas y nunca vemos los anticuerpos para saber que han pasado ese contacto de forma asintomática», señala.

A su juicio, el análisis realizado sobre este grupo es muy interesante porque se han verificado las poblaciones celulares T específicas de estos individuos frente a diferentes partes del virus SARS-CoV-2 y se ha constatado que en estos grupos de personas, llamados como «controladores rápidos de la infección», hay células T dirigidas contra una parte del virus que es la polimerasa, «su maquinaria de replicación».

«Es una de las teorías que hay, y que hay que comprobar porque está publicada hace poco, pero se piensa que estas células T especificas contra esta polimerasa se habrían desarrollado frente a otros coronavirus, como los catarrales, y esto les permitiría esta ventaja desde el punto de vista del sistema inmune», señala.

Serían personas que entrarían en contacto con el SARS-CoV-2, pero muy rápidamente atacarían a la maquinaria de replicación del virus y esto haría que ni siquiera positivizaran las pruebas diagnósticas, y ni siquiera tuvieran que activar el resto de la respuesta inmune. Foto: Hamish Blair, AP

Serían personas que entrarían en contacto con el SARS-CoV-2, pero muy rápidamente atacarían a la maquinaria de replicación del virus y esto haría que ni siquiera positivizaran las pruebas diagnósticas, y ni siquiera tuvieran que activar el resto de la respuesta inmune. «Entonces, en un análisis superficial parece que nunca han entrado en contacto con él, pero creemos que sí pero que lo controlan de forma muy efectiva. Por tanto, es interesante conocer a este tipo de células T, el cómo estimularlas, para tener a estas personas mejor identificadas, y a lo mejor ser la clave para el desarrollo de terapias», considera la miembro de la SEI.

Sostiene igualmente que además otro de los aspectos importantes en este fenómeno de personas que no se contagian es que hay otros coronavirus que hemos estado en contacto con ellos desde antes del SARS-COV- 2, y esa inmunidad celular generada frente a ellos podría también proteger a individuos. «No sabemos a cuáles sí o no, pero sí se intuye que esta inmunidad de base pues podía reaccionar frente a este nuevo coronavirus y estar en la base inherente de ciertas personas», agrega la doctora Barrios.

POR QUÉ HAY ASINTOMÁTICOS O CON ENFERMEDAD LEVE

Después, hace referencia a aquellas personas que se contagian porque dan positivo en las pruebas diagnósticas pero que no hacen síntomas, o tienen una enfermedad muy leve: «Esto sería un grupo de personas con un sistema inmune innato muy potente, que es el que actúa en los primeros días de infección, aunque es menos específico, pero que supone la primera línea de defensa frente a cualquier infección y es especialmente importante cuando nos referimos a infecciones por virus».

Según prosigue la especialista en Inmunología, sabemos que en estas personas que se infectan pero que no tienen síntomas o tienen esta sintomatología leve podría suceder que esa parte del sistema inmune innato sea muy potente.

«Esto es muy relevante en niños, o personas más jóvenes, que sabemos que en este grupo esta parte del sistema inmune, el sistema inmune innato, es muy potente, porque es la franja de nuestra vida donde más nos exponemos a las agresiones externas y está más entrenado y más en forma. Entonces sabemos que por ese motivo los niños pasan la enfermedad de forma más leve y, a veces, incluso es tan potente esta inmunidad innata que parece que no se hayan contagiado, pero en realidad sí se han contagiado pero lo pasan de forma muy leve», agrega.

En estas personas que se infectan pero que no tienen síntomas o tienen esta sintomatología leve podría suceder que esa parte del sistema inmune innato sea muy potente. Foto: Emilio Morenatti, AP

HASTA CUÁNDO SE CONTAGIA A OTROS

En este punto, recuerda que esta infección del SARS-CoV-2 se ha caracterizado desde el principio por poder contagiar a otros a pesar de no presentar síntomas; un punto que Ómicron ha variado respecto a otras variantes del virus, y actualmente se presenta gracias a ella un periodo de incubación más corto que con Delta. «Sí que está claro que incluso antes de aparecer los síntomas desafortunadamente hay un periodo de días, que varía entre dos y cuatro días, en los que la persona no tiene síntomas, no sabe que tiene la infección y que puede estar contagiando.

Sobre hasta que día de la infección se puede contagiar, la doctora precisa que se sabe que los cinco primeros días son los de mayor probabilidad de contagio, si bien afirma que es una cosa que «se basa en estadísticas», y se establece por ahora hasta el séptimo día el aislamiento «porque es el mayor periodo de probabilidad»; si bien advierte de que puede haber personas que contagien más días o incluso menos días; por eso remarca el uso de las mascarillas FFP2 bien ajustadas hasta 10 días después del positivo para evitar que esta variabilidad afecte al contagio de convivientes o de personas con las que nos relacionamos.

¿LAS VACUNAS IMPIDEN EL CONTAGIO?

En última instancia, y sobre si las vacunas impiden el contagio, Barrios subraya que no lo frenan, aunque sí lo modulan: «Ahora hay grandes estudios en vida real, que es donde se ve el impacto de la reducción de contagios, y sí se sabe que aunque no elimina la posibilidad de contagiar, sí que parece que contagiarías menos días».

En su opinión, es «bastante polémico» lo de la carga viral en vacunados, pero remarca que lo cierto es que en estudios en vida normal se ha demostrado que en familias con más personas vacunados la capacidad de extensión del virus es menor.

«Bien por que sea menos días los que se contagia, o porque hay menos carga viral, sí es cierto que hasta cierto punto la vacunación influye en la capacidad de contagio, pero también hay que dejar claro que los vacunados también se pueden contagiar como se está viendo en esta última ola, pero están protegidas frente al desarrollo de enfermedad grave, que es lo relevante de las vacunas», sentencia la vocal de la Sociendad Española de Inmunología.

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