«Puedes estar cansado, con sueño, pero, al estar enfrente, la raza (sus fans) te comunica su energía, tú te prendes y se vuelve una catarsis que hace que se dé el rock and roll. Lo que me hace seguir adelante es ver el cariño que la raza le tiene a mi música y mi persona», aseguró.
Los Ángeles, 14 de febrero (EFE).- Tras medio siglo de rock and roll, el mexicano Álex Lora no suelta la guitarra ni durante las entrevistas: una pregunta, una respuesta, y unos acordes y punteos de propina. Así que con el rock como estilo de vida, el emblemático líder de El Tri dijo sin nostalgia que la música le mantiene joven.
«El verdadero rock and roll es una música cien por ciento rebelde, callejera y contestataria que pierde su identidad cuando cae en las garras de los medios de comunicación. Es un estilo definido como el mambo, el vals, el chachachá, el jazz… Y nunca va a poder morir porque el rock and roll es la música de la gente joven», aseguró.
«La música que pega ahora no es más que rock and roll revolcado con onda electrónica u onda latina, pero sigue siendo rock (…) Y yo soy adolescente porque los verdaderos rocanroleros somos toda nuestra vida adolescentes», añadió.
Consagrado como toda una institución del rock latinoamericano, Lora (Puebla, México, 1952) actúa mañana en San José y el sábado en Anaheim (ambas en California, EU) como parte de la celebración por sus cincuenta años de guitarrazos, que comenzó el pasado octubre con un concierto en Ciudad de México.
Orgulloso de no haber parado ni un segundo y de no haber quitado «el pie del acelerador», Lora presentó recientemente «Medio siglo rocanroleando», un recopilatorio en el que volvió a grabar 38 de sus temas más conocidos.
«El rock es mi vida, mi mayor afición, mi deporte favorito», dijo Lora con gafas de sol y chupa de cuero, como mandan los cánones del género.
«Puedes estar cansado, con sueño, pero, al estar enfrente, la raza (sus fans) te comunica su energía, tú te prendes y se vuelve una catarsis que hace que se dé el rock and roll. Lo que me hace seguir adelante es ver el cariño que la raza le tiene a mi música y mi persona», aseguró.
Primero como integrante de Three Souls In My Mind y luego como estrella de El Tri, Lora vivió los complicados inicios del rock en México, de los que se considera «un superviviente», y su posterior aceptación.
«Empecé en 1968 y en 1971 fue el Festival de Avándaro, ‘el Woodstock mexicano», comentó sobre un pionero evento que reunió a decenas de miles de personas.
«Y el Gobierno se espantó porque en ese mismo año fue la bronca de los halcones y estaba presente la memoria de Tlatelolco en el 68», señaló en referencia a dos masacres cometidas contra estudiantes por fuerzas paramilitares y estatales.
«Entonces dijeron: ‘No vaya a ser que cuando estén reunidos digan vámonos sobre el Palacio Nacional, muera el mal gobierno, la anarquía…’. Y dijeron que todo lo que oliera a rock and roll era nefasto para la juventud», contó.
La represión y persecución del rock en México, según Lora, llevó a sus músicos a esconderse «en el subterráneo» hasta que en los años 80 volvieron a la superficie gracias al impulso de rock en castellano y la llegada de grupos de Argentina y España.
Con canciones como «Las piedras rodantes» o «Pobre soñador», Lora resistió a modas y críticas con un repertorio que mezcla el alma callejera y social con una mirada emotiva y hasta religiosa.
«El Tri tiene los dos lados de la moneda: tiene canciones de denuncia, léperas, pero también muy románticas y tiernas, incluso espirituales», explicó vestido con una camiseta de la Virgen de Guadalupe.
Aunque defendió que no se arrepiente de su vida al puro estilo del rock, sí admitió que exigió algunos sacrificios.
«Tú ves la película de Bohemian Rhapsody (sobre Freddie Mercury y Queen) y los ves como que ya no están enojados, se suben a tocar y todo es felicidad. Pero para llegar a ese momento tienes que ensayar, abstenerte de muchas cosas, echarle muchas ganas, mal dormir, mal comer. La raza piensa que es como una película (…), pero así no es», aseguró.
Y reconociendo el enorme apoyo de su mujer y mánager Chela Lora, abogó por no mirar con nostalgia por el retrovisor.
«No vivimos del recuerdo. Si estamos clavados cuando ensayábamos en el estacionamiento de la casa de uno, rentábamos algunos instrumentos para que pudiéramos tocar y veíamos si conseguíamos una camioneta… Eso fue una época muy padre, pero ya pasó. El pasado puede ser muy glorioso, el futuro quién sabe si llegue, pero lo que importa es este momento», cerró.