¿Es borrar Tinder la prueba de amor de los nuevos tiempos?, ¿tienen las aplicaciones el poder de cambiar la forma de enamorarse o no son más que un catálogo humano? Usuarios, expertos, científicos, no se ponen de acuerdo si estas tecnologías ofrecen más ventajas que desventajas, pero debido a los vacíos que satisface, su fin no parece estar cerca.
Ciudad de México, 14 de febrero (SinEmbargo).– “La primera vez que lo vi en persona fuimos por un café , quise verlo en un lugar público porque no sabía exactamente qué tipo de persona era y fue más una medida de protección. Platicamos y quedamos de ir al cine y así varias ocasiones. Pasaron como seis meses de que nos vimos por primera vez cuando conocí a sus papás, lo que me dio cierto nivel de confianza, poco después de eso, pues me lo di”.
El anterior es un testimonio de una mujer mexicana de 28 años a quien llamaremos Claudia, que al igual que millones de personas alrededor del mundo decidió crear un perfil en Tinder, subir sus mejores fotos, escribir una descripción atractiva y adentrarse al mundo del swipe left si no te gusta, swipe right si sí. Y suena como todo un caso de éxito, de aquellos que la plataforma se jacta haber logrado, pero detrás de los matches que a diario pueden terminar en encuentros reales, hay también, muchas historias.
Desde la aparición de Match.com en 1995, luego los chats en los que podías hablar con alguien de cualquier parte del mundo, edad, preferencia sexual; pasando por Ashley Madison y su supuesta privacidad inviolable, hasta las aplicaciones diseñadas para encuentros sexuales ocasionales y las que prometen encontrar tu media naranja a través de algoritmos, Internet se ha convertido en el Cupido de la historia moderna.
Las aplicaciones existen ahora al por mayor, desde que Tinder se destapó en 2012 han nacido cientos más de ellas para todos los gustos, Happn si quieres a alguien que esté muy muy cerca (geográficamente) de ti; Grindr si chico busca a chico, Brenda si chica busca a chica, Growlr si eres “oso”, Once si quieres una cita recomendada diaria, además de otros clásicos como Badoo y Plenty Of Fish.
Las ventajas y desventajas según usuarios consultados:
¿Y por qué las aplicaciones móviles han ganado tanta relevancia? Fácil, un celular o tableta son, en la mayoría de los casos, dispositivos personales, cuya información contenida pertenece al usuario y si así lo quiere, puede no compartirla con nadie más.
Que no es lo mismo que compartir una computadora con toda la familia que, si no se toman las debidas precauciones, pueden cachar tu paso por el chat room “zona erótica 40 +”.
El experto en redes sociales Luis Gregorio Sosa explica en entrevista con SinEmbargo que estas tecnologías no han cambiado el qué, si no el cómo, y significan una alternativa ante las condiciones sociales que se viven actualmente, es decir: falta de tiempo, exceso de trabajo, inseguridad en las calles, miedo.
“Algunas ciudades de la República se han visto laceradas por la violencia –ejemplifica-, las redes sociales entre los jóvenes están funcionando como canales comunicativos en espacios donde el intercambio social se ha perdido.
En ese sentido, las redes sociales, las aplicaciones, sistemas de mensajería instantánea, han venido a llenar esos vacíos, a servir como catalizadores o a impulsar cierto tipo de prácticas de una forma distinta. Pero ojo, no están cambiando las prácticas, los chavos y las chavas todavía quieren ligar”, dice.
¿QUIÉNES LAS USAN Y PARA QUÉ?
Datos de la consultora The Competitive Intelligence Unit (CIU), indican que 26.8 por ciento de los usuarios mexicanos de smartphones cuentan con alguna app de estas características. Esta tendencia está más marcada en hombres que mujeres, pues una tercera parte de los usuarios masculinos admitió contar con una aplicación de este tipo contra el 23.3 por ciento de las mujeres.
Usuarios encuestados por este medio coincidieron que el conseguir una cita fue su mayor impulso para bajar alguna de estas apps, seguido del sexo casual, un fin ampliamente buscado en la red.
La agencia AP publicó recientemente que el idealista objetivo de estas aplicaciones de formar parejas sentimentales, ha derivado más bien en la búsqueda de one night stands, “se ha convertido en un juego”, cita a un usuario estadounidense de 21 años; «No sé cómo decir esto sin parecer un patán, pero lo utilizo para aumentar mi confianza», dijo otro de 24. Un tercer entrevistado, él de 62 años y que ha conectado con personas en internet a lo largo de décadas, dijo que ahora se encuentra más cinismo e inseguridad: “te puedo decir cómo era en la década de los 1990. La gente no tenía tanto miedo ni era tan desconfiada».
En México, no es diferente, Claudia asegura no haber dado datos personales como su lugar de trabajo o vivienda, hasta que conoció a las personas físicamente, asimismo, se animó a verlos debido a que sus conversaciones no incluían el tema sexual.
“Por ejemplo, con Enrique [no es su nombre real] fue que desde las primeras veces que hablábamos por la app me dio su nombre completo y donde trabajaba, así que pude investigarlo gracias a LinkedIn”, acepta.
Sin embargo, tras meses de conocerse y salir “como si fueran pareja”, no se ha dado una relación formal. “[La app] te da la oportunidad de conocer a alguien pero le resta formalidad al asunto. A mí si me da cosa pensar que él puede seguir usando Tinder y salir con más mujeres y tener sexo con ellas. Ese grado de confianza no lo logro, me pesa el hecho de saber que ahí lo conocí”…
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EL MERCADO DEL ROMANCE
La firma de consultoría CIU lista una serie de factores en los que la tecnología a cambiado la forma de relacionarse:
* Segmentación de atributos de parejas potenciales: Con el voyerismo digital contemporáneo podemos ver el status de pareja o soltería de las parejas potenciales, preferencias de hábitos, ubicación geográfica, estado de ánimo, etc. que nos permite identificar el segmento de parejas de nuestro interés.
* Aumento y abundancia de la información: Con lo que se cumple el principio de que mercados eficientes dependen de la abundancia de la información, para la toma de decisiones.
*Inmediatez de las comunicaciones: Un impulso sentimental se puede convertir en una comunicación de voz, texto imagen o de datos en cualquiera que queramos sea su formato y dar pauta a una cadena de comunicación y relacionamiento más intensa.
*Enriquecimiento de contenidos de las comunicaciones: De forma tal que podemos proyectar nuestros gustos, preferencias, hábitos y, con todo, nuestra personalidad, con imágenes, videos, textos propios o reproducidos de alguien más; como poemas por ejemplo o libros digitales.
*Economías de red: Con un número de nodos (galanes y galanas) potenciales que es mucho más vasto en línea, que si tan solo fuéramos a caminar al parque o a un antro.
SOCIALMENTE ACEPTADO
Cuando el Centro de Investigaciones Pew comenzó a estudiar los hábitos de las personas que usaban el internet para conseguir citas, esto se veía como una manera «mediocre» de conocer gente. Después, en 2013, notaron que casi la mitad de sus encuestados conocía a alguien que lo practicaba y su actitud ante ello era positiva y se había vuelto “culturalmente aceptable”.
Sin embargo, de su muestra de ciudadanos estadounidenses, el 21 por ciento está de acuerdo en que “la gente que usa sitios de citas en línea están desesperados”.
Lo sorprendente es que ésta no es una opinión ajena a los propios usuarios o quienes alguna vez lo fueron. Al preguntar a los encuestados por SinEmbargo por qué razón habían borrado la app o qué es lo peor de ella, surgieron frases como: “Porque me di pena”, “hacen que se pierda la dignidad” y “es patética, sigue siendo una opción para desesperados”.
Otros más simplemente se aburrieron, encontraron pareja formal, o vieron en ella un peligro potencial de extorsión, acoso o violencia.
APPS DEL AMOR SEGÚN LA CIENCIA
En septiembre de 2015 la revista Vanity Fair publicó un artículo llamado “Tinder and the Dawn of the ‘Dating Apocalypse’”, o “Tinder y el inicio del ‘Apocalipsis de las citas’”, ante ello, The Washington Post decidió sumergirse en toda la investigación que se había hecho hasta el momento, y encontró que los resultados son contradictorios.
Por un lado, en 2012 la Universidad de Stanford concluía (tras analizar a 4 mil adultos de EU) que el internet estaba comenzando a desplazar los lugares comunes de socialización romántica, como la escuela o el trabajo, entonces “si alguien cree que la salud de una sociedad depende de la fuerza de sus instituciones tradicionales como la familia, el vecindario, la escuela y las iglesias, entonces sí hay una preocupación razonable sobre su parcial desplazo debido al internet”.
Sin embargo, también encontraron que no hay diferencia entre la calidad de una relación entre gente que se conoció en línea o en persona. Además de que significaba una “bendición” para aquellos “mercados limitados” como la comunidad LGBT.
Para la Universidad de Northwestern “las citas en línea ofrecen el acceso a parejas potenciales que las personas hubieran sido incapaces de conocer de otra manera. Y este acceso ofrece nuevas posibilidades románticas”.
Recientemente la Universidad de Kansas halló algo que no debería de sorprender a nadie: Tinder funciona porque los seres humanos son malos para ligar. No precisamente para el viejo arte del cortejo, sino que es complicado saber a ciencia cierta si alguien está interesado en nosotros.
El candidato a doctorado por la Universidad Estatal de Michigan, Aditi Paul, tomó los mismos datos usados por la investigación de Stanford en 2012, y dos años después concluyó que, contrario a lo afirmado, la calidad en la relación de pareja sí era más baja, pues quienes se conocieron por internet cortaban más y más rápido.
La conclusión del diario estadounidense fue: Todas las estadísticas mienten, particularmente las referentes al sexo y el amor.
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Lo importante aquí es qué piensan las personas, para uno de los entrevistados, hombre de 27 años y ex usuario de Grindr y Manhunt, la tecnología no está cambiando la manera de conseguir pareja, pero sí facilitándola. “Es mucho más fácil ligar atrás de una computadora o de un celular. Y como en todo tipo de ambiente social, en las apps también hay de todo, quienes sólo buscan sexo, quienes nunca salen con nadie, quienes casi no hablan etc. Sólo es cuestión de definir bien qué es lo que quieres, qué es lo que buscas y ya está”.
“Es como una especie de catálogo digital en que todos se ofrecen como un producto con diferentes servicios. Todos los que están ahí son consumidores y vendedores. Y como en el buen mercado, hay que llegar a un acuerdo benéfico para ambas partes. En realidad lo encuentro muy interesante”, continúa.
Para otro de ellos, quien acepta que su primer interés fue encontrar el amor y terminó usándolas para tener encuentros casuales, dice que “se ha perdido esa magia de salir a algún lugar y jugar con el coqueteo de conquistar a la persona que te gusta, de ir descubriendo poco a poco a la persona para saber si existen gustos en común. Ahora todo es tan rápido y fácil, obtienes la cogida fácil y al final es lo que importa y por lo que todos – seamos honestos – estamos en esas aplicaciones”.
VEREDICTO: IZQUIERDA O DERECHA
Las opiniones se dividen, algunos borraron para siempre las aplicaciones, otros las usan intermitentemente mientras encuentran una pareja estable, otros más aceptaron que nunca saldrían con alguien de ahí, entonces para qué tenerlas, y el resto disfruta plenamente de sus beneficios.
El caso de Claudia por ejemplo, fue más allá, por terceras personas conoció a una chica que había salido con Enrique. También a ella la había conocido en Tinder, pero no fructiferó, sin embargo, el enlace entre ella y la mujer se volvió incómodo, pues esta nueva conocida la contactaba para relacionarla con otros usuarios de la app. “Me decía ‘tengo un amigo que quiere divertirse hoy, pero yo no puedo, te paso la dirección de su casa’. Era como madrota”, dice Claudia a SinEmbargo.
A raíz de esto, dejó de tener confianza en la aplicación y cerró su cuenta.
Otros, por su parte, están más satisfechos con su experiencia. “En realidad fue buena. En tiempos de soltería obtuve todo el sexo casual que quise. En tres ocasiones fue en plan de cita y se convirtieron en parejas sentimentales. En otras salí con ellos y simplemente no cuajó”.
“No es una experiencia que recomendaría, cada persona sabe lo que busca y lo que pretende con cada aplicación, el amor obvio no lo encontré pero sexo hay a borbotones, por lo tanto sí, encontré lo que buscaba”, dice otro encuestado.
“Hasta ahora con la gente con la que he salido de ahí, nada bueno, pues a más no ha pasado, no he seguido teniendo contacto con esa gente, sólo ha sido salir una o dos veces y hasta ahí”, menciona uno de los usuarios.
“¿Lo peor?… no tienen nada de malo, lo peor es la gente, no las aplicaciones”, finaliza.