Washington, 15 jun (EFE).- Los titulares de Exteriores del continente dieron hoy un respaldo unánime al Gobierno de Guatemala ante la crisis política que vive ese país con una resolución que «rechaza toda ruptura del orden constitucional» y pide mantener las elecciones del próximo 6 de septiembre.

Este texto, aprobado por aclamación, fue la sorpresa de la primera jornada de la 45ª Asamblea General que celebra la Organización de Estados Americanos (OEA) hoy y mañana en Washington, ya que no estaba en la agenda oficial y se incorporó en la apertura de la reunión a propuesta de Argentina.

El canciller argentino, Héctor Timerman, argumentó que la OEA debe apoyar el proceso electoral en Guatemala para que «el país siga viviendo en un Estado de derecho» y subrayó que los pueblos de la región «han pagado con sangre» por su derecho a vivir bajo el orden constitucional.

El canciller de Guatemala, Carlos Raúl Morales, agradeció la propuesta de Argentina y el apoyo del resto de países miembros de la OEA que, al apoyar la resolución, «respaldan la institucionalidad y la estabilidad política del país».

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, también dio su apoyo explícito a la resolución, al considerar que «es muy importante tomar medidas que tengan un efecto positivo y preventivo en la dimensión política de participación que tiene que tener la organización en los principales asuntos del continente».

La propuesta no ha gustado a los grupos de la sociedad civil que encabezan las protestas sociales que desde el 25 de abril piden la dimisión del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, sobre el que pesan sospechas de corrupción.

«Esta resolución será utilizada por el Gobierno de Guatemala como espaldarazo internacional a un Gobierno corrupto rechazado por la sociedad guatemalteca», dijo a Efe la activista guatemalteca Iduvina Hernández, en nombre de Convergencia por los Derechos Humanos, una alianza de diez organizaciones del país centroamericano.

«Pedimos reformas para que no continúe el monopolio de los partidos políticos, responsables de la debacle del sistema, para transparentar la financiación de los partidos, garantizar la equidad de género y etnia, y permitir candidaturas independientes», explicó.

La crisis en Guatemala protagonizó así la primera jornada de una Asamblea General atípica que tiene como tema central «El presente y el futuro de la OEA», es decir, la renovación reclamada desde hace años desde dentro y fuera de la organización.

En su primer discurso ante la Asamblea como secretario general, Almagro se comprometió a situar a la OEA «a la vanguardia» de otros organismos internacionales y abogó por escuchar todas las voces, tanto las de los Gobiernos como las de los partidos de la oposición.

«Como secretario general de la OEA, soy Gobierno y soy oposición. (…) La democracia y los derechos humanos son valores que están por encima de tiendas políticas», dijo en su discurso inaugural.

«Me importa tanto mi derecho a decir mi verdad como el derecho de mi opositor a decir la suya», sostuvo Almagro, quien precisó después a preguntas de los periodistas que la OEA dialogará con Gobierno y oposición «en Venezuela y en todos los casos».

En las sesiones plenarias no se habló de la crisis política en Venezuela, uno de los primeros retos que tendrá que enfrentar Almagro, y sobre Cuba sólo hubo algunos comentarios sobre el deseo compartido de que la isla se reintegre en la organización tras el levantamiento de su suspensión en 2009.

En la Asamblea General de hoy, Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay firmaron una nueva convención de la OEA sobre los derechos de las personas mayores de 60 años, el primer instrumento jurídicamente vinculante sobre la materia y con el que esos países esperan sentar un precedente mundial.

Además, el máximo órgano de la OEA aprobó por consenso una resolución que en la práctica permitirá que Almagro comience su reforma de la organización con el Consejo Permanente.

Almagro podrá así someter sus propuestas al Consejo, que se reúne cada semana en la sede de la OEA en Washington, en lugar de tener que esperar a la celebración de una Asamblea General, que se da cita una vez al año y en convocatorias extraordinarias ante un tema o una crisis específica.

En la Asamblea General de este año, celebrada en la sede de Washington tras la renuncia de Haití a realizarla, participan 19 cancilleres, así como varios viceministros y otros representantes de los 34 Estados miembros activos de la organización, todos los del continente menos Cuba.