Ciudad de México, 4 de junio (SinEmbargo).– Organizaciones civiles, movimientos sociales y colectivos se unieron para la creación de la campaña «Valor al Campesino», que tiene como fin reconocer el papel de los pequeños productores en la economía del país, así como en la elaboración de alimentos saludables y la conservación del medio ambiente.
Con una conferencia de prensa en la que participaron miembros de las organizaciones no gubernamentales (ONG), Fundar, El Poder del Consumidor, Ashoka y Semillas de Vida, se dio el banderazo a estas nuevas acciones, así como a su sitio web en el que los ciudadanos se pueden unir firmando un manifiesto y les llaman a darle difusión y tener participación activa en las acciones.
«A las y los campesinos se les ha creado una imagen injusta como ‘expresión del pasado’, ‘ancla para el desarrollo’ o ‘pobres’, ‘improductivos e ineficientes, que depredan los recursos naturales, con procedimientos ineficientes, para generar productos de baja calidad’. Por todo lo anterior, es vital para nuestro país valorar y apoyar a las y los campesinos, sus medios y modos de vida, producción y cultura. Para ello, es necesario mantener la propiedad social de la tierra y el agua como base de la producción campesina de alimentos, y como bienes básicos para la reproducción social y la plena realización de los derechos a la alimentación, al agua y a la vida.
«Hoy es indispensable revalorar y fomentar el potencial productivo de las y los pequeños productores agrícolas, así como hacer plenamente justos, progresivos y eficientes los programas dirigidos a este sector, al igual que los apoyos técnicos y económicos, ya que mejorar sus condiciones productivas redunda en beneficios para toda la sociedad», dice la declaración de la campaña.
En tal manifiesto, las ONGs reconocen que los pequeños campesinos son predominantes en el territorio nacional, pues de los 4 millones 69 mil 938 productores con actividad agropecuaria o forestal, 70 por ciento son menores o iguales a cinco hectáreas y a pesar de sus condiciones precarias y de la falta de apoyos económicos gubernamentales, generan 40 por ciento de la producción agropecuaria nacional.
Una parte importante de dicha campaña es incentivar el rescate de la dieta tradicional mexicana a través del reconocimiento de los campesinos, que no sólo siguen sembrando alimentos como el maíz, calabaza, frijol, jitomate, aguacate, entre otros, si no que mantienen vivo el legado de los antiguos pobladores.
«La labor de las y los pequeños productores permite combatir el mayor problema de salud pública en México: la epidemia de obesidad, que se ha incrementado en los 30 años recientes. La incidencia de sobrepeso y obesidad en mujeres adultas aumentó de 35 por ciento en 1988 a 73 por ciento en 2012. La diversidad de cultivos es indispensable para el fomento de dietas variadas que contribuyan a enfrentar la desnutrición, el sobrepeso, la obesidad y la diabetes, problemas muy extendidos en nuestro país», escriben.
Además resaltan que la producción campesina de alimentos es la base del reconocimiento a la cocina tradicional mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, nombrada así por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 2010 por ser “un modelo cultural completo que comprende actividades agrarias, prácticas rituales, conocimientos prácticos antiguos, técnicas culinarias y costumbres y modos de comportamiento comunitarios ancestrales. Esto ha llegado a ser posible gracias a la participación de la colectividad en toda la cadena alimentaria tradicional: desde la siembra y recogida de las cosechas hasta la preparación culinaria y degustación de los manjares”.
Pese a todo lo anterior, afirman, los trabajadores del campo y su labor han sido relegados desde 1982, cuando se notó un abandono por parte del gobierno y la sociedad, así la economía rural se estancó, dejaron de generarse empleos, creció la pobreza y la migración y finalmente «México se transforma en un país dependiente alimentariamente y en crisis nutricional».
Como primer paso, además de llamar a los ciudadanos a unirse a su manifiesto, los exhortan a acercarse con los pequeños productores directamente en mercados o bazares especializados.
