Ciudad de México, 14 de mayo (SinEmbargo).– La caza furtiva de rinocerontes al Sur de África siempre ha estado presente, pero continúa en ascenso, de acuerdo con registros del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés); es por ello que grupos conservacionistas de Estados Unidos buscan el traslado del 5 por ciento de la población de rinocerontes a Texas.
La Alianza de Vida Silvestre Exótica (EWA) y el Grupo Elefante propusieron la idea de trasladar a mil rinocerontes blancos del sur de África al sur de Texas en Estados Unidos para su conservación. La idea es que los rinocerontes tendrán la opción de merodear en tierras de rancho y se implementará una prohibición de caza, de acuerdo con Jonathan Tager, vocero del Grupo Elefante.
Sin embargo, ambientalistas ponen en duda la buena voluntad por parte de las asociaciones al buscar la importación de un número tan grande de ejemplares de esta especie a los ranchos en Texas.
No hay necesidad para que el equivalente del 5 por ciento de la población de rinocerontes de Sudáfrica tenga que mudarse a Texas, explica Kevin Heath en un artículo publicado en el sitio Wildlife News.
«Todo esto suena muy bien, costoso e innecesario, pero de buen corazón. ¿Qué clase de experiencia tiene la Exotic Wildlife Association con la reproducción y manejo de especies en peligro de extinción? Es cuando empezamos a ver actividades previas de la EWA que sonó nuestras alarmas», explica la publicación.
Para que el traslado se lleve a cabo con éxito, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos debe aprobar la importación de los animales, encontrar suficientes ganaderos en Texas que quieran cuidar de los rinocerontes, recaudar fondos para mover a los mil ejemplares cuyo costo se estima en 50 mil dólares por animal.
Además, los rinocerontes podrían morir en el proceso de transporte, por sobredosis de tranquilizantes o falta de temperatura adecuada y un avión en promedio podría mover sólo a cinco rinocerontes, por lo que completar el proceso de los mil animales podría ser muy lento.
En África existe una población de unos 20 mil 405 rinocerontes blancos y unos 5 mil 55 rinocerontes negros, según Group Elephant. Mientras que en la década de los 70 se estimaba la presencia de unos 70 mil ejemplares y a principios del siglo XX había una población de medio millón.
Charly Seale, director ejecutivo de la EWA, con sede en la comunidad de Ingram, al noroeste de San Antonio, Texas, dijo que la idea de reubicar los rinocerontes surge por las características similares en clima y terreno a las del Sudáfrica, lo que permitiría conservar y propagar la especie en peligro de extinción.
«Obviamente hay una expectativa de recibir ganancias que se puedan derivar de la importación de una gran manada de rinocerontes. Qué rol tendrán los rinocerontes en estas actividades dentro de los ranchos ‘de juego’ es desconocido», asegura Kevin Heath.
La EWA está en contra de una legislación que el gobierno propuso para proteger especies en peligro de extinción, así como negarse a ser monitoreados. La organización también luchó en las cortes para retener los derechos de cazar especies en peligro de extinción como antílopes, especies que los ganaderos estaban criando.
Hasta ahora hay mil rinocerontes en santuarios de Sudáfrica, un país con leyes articuladas para proteger a la especie, además del apoyo internacional para protegerlos.
A pesar de la condición de prohibir la caza de estos animales una vez que se encuentren en territorio estadounidense, Keith cuestionó si esto incluía la caza «verde», en la que no se mata al animal, pero se disparan tranquilizantes en la actividad cinegética por diversión.
Esta práctica fue prohibida en varias partes de Sudáfrica luego de que estudios comprobaran que los dardos tranquilizadores causaban niveles de estrés muy altos e innecesarios, además que aumentaba el riesgo de morir en caso de que el dardo se clavara en un parte vulnerable del cuerpo del animal o que ocasionara el colapso del rinoceronte en una mala posición.
La caza «verde» podría estar de vuelta en Sudáfrica, pues funge como argumento para terminar con el comercio de cuernos de rinocerontes y sustituir las ganancias con actividades de cacería «sin matar».
