Ciudad de México, 29 de abril (SinEmbargo).– En los últimos 100 años se han registrado en órdenes de magnitud más grandes de los que habían ocurrido en toda la historia”, consideró César Augusto Domínguez, director del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM.
En el terreno de la ecología, las consecuencias del desarrollo basado en la economía han provocado un aumento sin precedente en las tasas de extinción de especies, explicó César Domínguez
El experto dijo que se propuso dar a conocer esta era como el Antropoceno por el impacto global que las actividades humanas tienen sobre los ecosistemas.
«Hay 17 países megadiversos, 11 de ellos albergan alrededor del 60 por ciento de las especies que se que se conocen en el planeta, nuestra nación entre ellos, cuyo territorio aloja entre 10 y 12 por ciento”, dio a conocer en el marco de su ponencia “El capital de México, la sostenibilidad y la vinculación de la ciencia con la toma de decisiones”.
México a escala global ocupa en segundo lugar en reptiles, tercero en mamíferos, quinto en plantas vasculares y anfibios, así como el octavo en aves, pero también ocupa parte de la lista de naciones con mayor número de especies amenazadas.
César Domínguez relacionó el problema con la densidad y tasa de crecimiento demográfico, así como con la calidad de gobernanza, el Producto Interno Bruto (PIB), las pérdidas de bosque, la conversión de áreas naturales, la captura de especies marinas, el uso de fertilizantes y la contaminación.
“Requerimos una política basada en el desarrollo sustentable y aquí es importante la contribución de arquitectos, ecólogos, biólogos, sociólogos y economistas, entre otros”, declaró el experto al pronosticar que para el 2050 la población mundial será de nueve mil millones.
César Domínguez consideró que se trata de un incremento desmedido que a nadie beneficia, lo que genera una enorme desigualdad social y una explotación irracional de los recursos naturales.
El director del IE de la UNAM refirió que para el 2030, el 60 por ciento de la población mundial vivirá en las metrópolis y habrá dos mil millones de personas más que requerirán espacios en las ciudades, lo cual implicaría el establecimiento de 13 urbes de unos cinco millones cada año, particularmente en las zonas menos desarrolladas del mundo.
“No se trata de hacer que la ciudad sea bonita, sino igualitaria, consciente con el ambiente. Es necesario actuar localmente para incidir en forma global. Debemos generar los esquemas que permitan crear soluciones. Basta de hacer diagnósticos, movámonos hacia la generación de acciones, lo cual sólo ocurrirá con la confluencia de todos estos profesionales”, puntualizó Domínguez.
El especialista planteó la necesidad de fortalecer la investigación científica y la capacitación de recursos humanos, desarrollar alternativas para la producción de alimentos y energía, identificar sitios prioritarios para el mantenimiento de bienes y servicios ambientales, la conservación de ecosistemas y la biodiversidad, la planeación territorial para la ubicación de actividades productivas y asentamientos humanos.
“Requerimos una política basada en el desarrollo sustentable y aquí es importante la contribución de arquitectos, ecólogos, biólogos, sociólogos y economistas, entre otros”, finalizó el Director del IE.