¿Feliz y creativo? La clave es viajar (y mudarse) al extranjero

08/04/2015 - 12:00 am

Ciudad de México, 8 de abril (SinEmbargo).- Si el dinero no da la felicidad, puede que invertirlo en viajes y experiencias en el extranjero no sólo haga a los seres humanos más felices, si no además, más creativos, de acuerdo con investigaciones recientes.

Adam Galinsky, de la Escuela de Negocios de Columbia ha realizado varios estudios a lo largo de su carrera para analizar la relación entre la creatividad y los viajes internacionales, y explicó al diario The Atlantic que la creatividad está ligada a la neuroplasticidad, es decir la capacidad del cerebro para crear nuevas conexiones nerviosas, al estar influido por el ambiente y el hábito y además ser sensible al cambio, el experimentar nuevos sonidos, olores, lenguajes, sabores, sensaciones y sobre todo, puntos de vista, la mente se revitaliza.

«Las experiencias extranjeras aumentan tanto la flexibilidad cognitiva y la profundidad e integración del pensamiento, la capacidad de hacer conexiones profundas entre formas dispares. El proceso clave crítico es asumir un compromiso multicultural, inmersión, y la adaptación. Alguien que vive en el extranjero y no se compromete con la cultura local probablemente recibirá menos del impulso creativo que alguien que viaja al extranjero y realmente se involucra en el medio ambiente local», explicó.

La flexibilidad es clave para la creatividad pues así se le llama a la capacidad de saltar entre una idea y otra.

En uno de sus estudios más recientes, Galinsky examinó las experiencias de los directores creativos de 270 casas de alta costura, para buscar la relación entre sus vivencias en el extranjero y las innovaciones que sus respectivas firmas significaron para la moda. Ahí encontraron que las marcas cuyos directores vivieron y trabajaron en el extranjero produjeron más consistentemente líneas de ropa consideradas creativas.

Foto Shutterstock
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Hallaron además que entre en más países hubieran residido, más creativas eran sus líneas, hasta cierto punto, pues más de tres naciones podían impedirles hacer una apropiada inmersión con la cultura del lugar, lo que soporta la idea de que un aprendizaje más profundo es necesario para obtener este efecto.

Estas experiencias interculturales tienen el potencial de sacar a las personas de sus «burbujas culturales», y así incrementar el sentido de conexión con personas con un origen distinto. «Encontramos que cuando las personas tienen experiencias viajando a otros países incrementa lo que se llama confianza generalizada, o su fe en la humanidad. Cuando nos comprometemos con otras cultura, empezamos a tener experiencias con diferentes personas y a darnos cuenta que la mayoría de la gente te trata en maneras similares, eso produce un aumento en la confianza», explicó el autor del estudio.

Asimismo, Mary Helen Immordino-Yang, profesora de educación y psicología en la Universidad del Sur de California, dijo al Atlantic que «lo que mucha investigación psicológica ha mostrado ahora es que la capacidad de relacionarse con personas de diferentes orígenes al propio y la de salir de la zona de confort social, ayuda a construir un sentido más fuerte y aculturado de su propio yo. Nuestra capacidad para diferenciar nuestras propias creencias y valores está atado en la riqueza de las experiencias culturales que hemos tenido».

 Anteriormente, otra investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad Estatal de San Francisco encontró que las personas aumentan más su felicidad y bienestar si invierten su dinero en viajes, en lugar de en objetos, pues los recuerdos de experiencias se mantienen mientras que las cosas se devalúan para el comprador con el paso del tiempo.

«Asociamos naturalmente el valor económico con las cosas. ¡Compré este coche, vale 8 mil dólares. Tenemos dificultades para estimar el valor económico que pondríamos en nuestros recuerdo», dijo al HuffPost, el autor del estudio, Ryan Howell.

Por su parte, el doctor Thomas Gilovich, profesor de psicología en la Universidad de Cornell, quien también ha conducido algunos estudios, mencionó en un comunicado que «compramos cosas para hacernos felices, y lo logramos, pero sólo por un rato. Las cosas nuevas son emocionantes al principio, pero luego nos adaptamos a ellas».

«Nuestras experiencias son una parte más grande de nosotros mismos que los bienes materiales. Tus cosas pueden gustarte verdaderamente, incluso puedes pensar que parte de tu identidad está conectada a esos objetos,  pero, no obstante, siguen estando separadas de ti. En contraste, las experiencias son verdaderamente parte de ti, somos la suma total de nuestras experiencias», dijo Gilovich al sitio FastCompany.

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