La Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) incautó un millón de litros de alcohol apócrifo entre 2013 y 2014. Sin embargo, y de acuerdo con organizaciones civiles, en México se venden y se sirven 25 millones de litros anuales, lo mismo en el comercio informal que en cantinas e incluso restaurantes. Ese mercado ilegal, denuncian sigue creciendo y mejorando sus imitaciones, al amparo de la corrupción de las propias autoridades que pasan por alto esta actividad delictiva.
Como resultado de las omisiones legislativas y también de las ligas de las autoridades con quienes producen bebidas adulteradas, México es ya el cuarto país más rico en este mercado apócrifo se refiere y ocupa el primer lugar en América Latina, de acuerdo con Informe Global: Reporte Especial 301 de la Alianza Internacional para la Propiedad Intelectual (IIPA, por sus siglas en inglés).
Para los especialistas en salud pública, el consumo de estas bebidas puede provocar desde un simple dolor de cabeza o alteraciones visuales, que pueden ir desde visión borrosa hasta ceguera temporal o permanente. Además mareos, convulsiones y una situación que pude evolucionar hasta el estado de coma. En algunos casos se presentan náuseas, dolor abdominal y dificultad para respirar. Con el tiempo se manifiestan daños en el cerebro, corazón, hígado y páncreas.
Ciudad de México, 8 de abril (SinEmbargo).– Cantinero Uno era viejo, Cantinero Dos era joven. Ambos sabían cómo hacer más rentable el negocio para La Victoria, una cantina ubicada a unos pasos de la Plaza Garibaldi de la Ciudad de México. Es un misterio si actualmente se siga operando de la misma manera, pero en la década pasada una de las primeras cosas que se hacían era rellenar botellas con alcohol traído de Tepito.
Genaro, el gerente, llegaba al menos dos veces a la semana con cajas llenas de tequila, ron, vodka y whisky de dudosa procedencia para que Cantinero Uno y Cantinero Dos remplazaran las bebidas.
Cada bebida y cada botella tienen su maña. En aquellos tiempos, Cantinero Uno le enseñó a Cantinero Dos cómo sacarle la canica a las botellas brandy con un clip para extraer el líquido, repartir el contenido en más envases y luego a llenarlo directamente de la otra botella de alcohol barato.
Cantinero Dos también aprendió a que si se calienta con un encendedor la parte baja del dispensador es fácil sacarlo –y volver a colocarlo– y dejar el cuello de la botella desnudo, listo para sacar el tequila caro y depositar otra sustancia o en el mejor de los casos una marca de menor precio.
Cantinero Dos era un mago en poner nuevos sellos de seguridad. No había gran ciencia. Un plástico para envolver y su encendedor. Nadie se daba cuenta de la trampa, en parte, eso era gracias al cuerpo de meseros –“El Capi” y Leonardo era dos leyendas en su trabajo–, que sabía cuál momento era el indicado para meter un “caballazo” –agregar tragos a la cuenta– o servir una botella mala. Casi siempre a la mesa llevaban una buena, pero cuando se sirve copa por copa se usaban las adulteradas.
VENENO EN BARES Y CENTROS COMERCIALES
Hay varias formas de adulterar una bebida alcohólica y también existen algunas técnicas para rellenar botellas y revestirlas para hacerlas lucir como nuevas y se puedan vender en un comercio formal sin levantar sospecha. El millón de litros de alcohol apócrifo incautado por Cofepris durante 2013 y 2014 es sólo una parte del mar de veneno –25 millones de litros anuales, de acuerdo con organizaciones civiles– que se sirve a diario en centros de recreación y el comercio informal. Lo peor, es que este mercado ilegal sigue creciendo y mejorando sus imitaciones.
La corrupción y la deficiencia han imperado pese a los esfuerzos legislativos, acompañados de operativos. Como resultado México es el cuarto país más rico en cuanto a mercado apócrifo se refiere y ocupa el primer lugar en América Latina, de acuerdo con Informe Global: Reporte Especial 301 de la Alianza Internacional para la Propiedad Intelectual (IIPA, por sus siglas en inglés).
Este tipo de comercio informal compite con productos de varias industrias: textil, farmacéutica, electrónica, de alimentos, bebidas, editorial, por decir algunas. Aunque no lo pareciera a simple vista, en la llamada piratería existe calidad. Inclusive se ha convertido en un negocio más competitivo al ofrecer a los consumidores, por ejemplo: películas antes de ser estrenadas, falsificaciones menos genuinas o libros a precios bajos.
Su alcance ha llegado al comercio formal, muchas veces de forma intencional y en otras por omisión. Jesús Antonio Orueta Álvarez, subdirector de Hospitalización y proyectos clínicos de Centros de Integración Juvenil, AC, explicó que incluso estos productos apócrifos se venden en centros comerciales, bares, cantinas, antros.
“La población de consumo se ve en todos los niveles. Desde las bebidas que pueden llegar a vender en los centros comerciales hasta los que se venden en centros nocturnos. En los centros comerciales han sucedido casos porque no revisan que los productos cumplan las normas”, dijo el experto.
Entre 60 y 40 por ciento de las botellas que se ofrecen en establecimientos formales son adulteradas, de acuerdo con datos de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y las cámaras Nacional de la Industria Tequilera y de la Industria de Vinos y Licores.
En 2007, la Profeco determinó a la adulteración como una preocupación y un riesgo a la salud en zonas turísticas del país.
«Se ha detectado pseudotequilas y bebidas alcohólicas con tequila, presuntamente importadas, comercializándose altamente en la zona de Cancún, Quintana Roo; Puerto Vallarta y Tequila, Jalisco», expuso en un informe.
En el reportaje llamado Nación Tonayán publicado el 7 de marzo, SinEmbargo pudo constatar que tiendas como Soriana, Comercial Mexicana, Walt-Mart y otras vendían bebidas alcohólicas que violaban la Norma Oficial Mexicana de Emergencia.
En 2005, el sector de vinos y licores y la Asociación MPA México informaron que por cada 20 cajas de bebidas alcohólicas legales, existían 16 más de procedencia ilícita en el país.
Para 2012, la cifra bajó al 50 por ciento. Es decir, 25 millones de bebidas estaban adulteradas, según la organización ProConsumidores.
Francisco Rosete, el entonces presidente de la asociación civil, criticó que a pesar que existían condiciones para erradicar la problemática, se vulneraba el derecho del consumidor e inclusive se ponía en riesgo la salud de la sociedad al no actuar.
COMPONENTES Y DAÑOS
La modificación de la sustancia en cualquiera de sus procesos podría determinarse como adulteración. Existen normas que se deben respetar y una producción que debe llevar cuidado, porque en lugar de crear etanol, un alcohol bebible se puede llegar a metanol, un alcohol industrial tóxico.
Tanto como la Profeco como la CofePris en sus operativos han encontrado en estas bebidas sustancias como: metanol, residuo de alambres, tinte para el cabello, colorantes, saborizantes, otras concentraciones de alcohol no bebible, derivados del petróleo y estricnina (veneno para ratas).
El portal Ciudadanos en Red publicó un artículo llamado “Bebidas adulteradas en México: ¿cómo detectarlas?”, en él describe algunos tipo de adulteración:
Disminución u omisión: A un producto legítimo se le agrega cantidades de una sustancia de características similares (que pasan desapercibidas) a fin de aumentar o disminuir su volumen o peso, generalmente son de menor valor.
Sustitución: reemplazo de algunos componentes con otros de características físicas y químicas similares, por ejemplo el metanol por los alcoholes etílicos permitidos.
Reacondicionamiento: es una práctica para eliminar los aparentes defectos de los productos. Es decir, cuando se les agregan cosas como jarabes y caramelos para disimular el sabor de un producto defectuoso.
En producción: significa que no se está cumpliendo con requisitos mínimos (como los de higiene) lo cual es privar al producto de las mínimas medidas de seguridad en la producción y el control de calidad. Algunas empresas no realizan ciertos controles para ahorrar nómina, por ejemplo.
Expertos en el tema difieren sobre los efectos. Lo seguro es que las bebidas alcóholicas adulteradas son riesgosas y en algunos casos mortales. La doctora María Guadalupe Trujillo Borbolla, de Centros de Integración Juvenil, aseguró que la reacción es única en cada ser humano.
“No hay una sintomatología específica, depende de cada organismo es distinto. Es decir, una persona no siempre puede saber que se siente mal porque tomó algo adulterado”, explicó Trujillo.
Su colega Jesús Antonio Orueta Álvarez, subdirector de Hospitalización y proyectos clínicos expresó: “Observamos que puede generarse la potencialidad de algunos síntomas: la embriaguez inmediata, cuando una persona se siente mal a la primera copa puede haber alteraciones en su bebida; el mareo intenso o vértigo, por la alteración en el equilibrio; o la pérdida de la conciencia».
Respecto a las consecuencias el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha emitido algunas especificacione:
«Puede provocar desde un simple dolor de cabeza hasta la muerte. Los efectos inician entre los 30 minutos y las 72 horas después de haberlo consumido, y se pueden confundir en un principio con una borrachera, pero es más grave porque se presentan alteraciones visuales, que pueden ir desde visión borrosa hasta ceguera temporal o permanente», emitió la institución por medio de un comunicado.
También detalló que se presenta dolor de cabeza, mareo, convulsiones y una situación que pude evolucionar hasta el estado de coma. En algunos casos se presentan náuseas, dolor abdominal y dificultad para respirar.Con el paso del tiempo se manifiestan los daños en el cerebro, corazón, hígado y páncreas.
La Encuesta Nacional de Adicciones de 2011, realizada por el Centro Nacional para la prevención y el Control de las Adicciones (CONADIC), indica que la bebida preferida en consumidores de 12 a 17 años es la cerveza, en segundo lugar de este grupo se encuentran los destilados.
Casi una tercera parte de la población consume destilados (23.6 por ciento) y también en los adolescentes han ganado mercado con un aumento significativo de consumidores tanto hombres como mujeres de 2002 a la fecha [2011].
En dicha encuesta, los resultados refieren que 13 millones 437 mil 575 adolescentes de entre 12 y 17 años consumen alcohol en México; y hay más de 31 millones de consumidores de entre 18 a 34 años.
LEYES, AUTORIDADES, LITROS Y LITROS
En la ley Ley General de Salud y el Código Federal de Procedimientos Penales se estableció pena de uno a nueve años de prisión y multa de 100 a mil días de salario mínimo. «A quien, adultere, falsifique, contamine, altere o permita la adulteración, falsificación, contaminación o alteración de alimentos, bebidas no alcohólicas, bebidas alcohólicas o cualquier otra sustancia o producto de uso o consumo humano, con peligro para la salud, se le aplicará de uno a nueve años de prisión y multa equivalente de cien a mil días de salario mínimo general vigente en la zona económica de que se trate».
Es decir que actualmente sí existe un marco normativo y legal para frenar las bebidas adulteradas en las cuales deberían intervenir dependencias federales y organismos.
A la legislación se suman las relacionadas con pagos de impuesto. Por otra, están vigentes normas como la NOM-142-SSA1-1995 que regula las bebidas alcohólicas en general y hay otras normas relacionadas con tipo de bebida, azúcares, agua y estándares de calidad.
La Procuraduría General de la República (PGR), la Secretaría de Salud federal, la Procuraduría Federal del Consumidor, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) e incluso la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) son algunas de las principales instituciones obligadas a minar la adulteración de bebidas, pero sus acciones no han alcanzado.
De acuerdo con la Cofepris, las bebidas que más se adulteran en México son: tequila, ron, brandy, coñac y whisky. En ocasiones los mismos envases desechados de los productos originales, se reutilizan para envasar las bebidas adulteradas.
Los lugares que registran mayor adulteración de bebidas alcohólicas, son: Jalisco, Yucatán, Distrito Federal, Estado de México, Puebla y Tlaxcala.
En la Ciudad de México se han identificado zonas de producción y comercialización de bebidas adulteradas o producidas fuera de la ley en materia sanitaria: Tepito, varios lugares de las Delegaciones de Iztapalapa y Cuauhtémoc, zonas conurbadas de municipios aledaños: Ecatepec, Iztapaluca y Ciudad Nezahualcóyotl.
Se ha detectado que para este tipo de ilícito se reutilizan botellas, se falsifican membretes, sellos, tapas. De hecho, una investigación de Reporte Indigo denunció que bandas que operan en varios estados del país usan sellos blancos de Hacienda para colocárselos a botellas originales y no pagar impuestos y así obtener más ganancias a la hora de vender esos productos en bares, cantinas, restaurantes, hoteles y demás.
«Por ejemplo, una botella de 3/4 de litro de Buchanan´s, de 12 años de añejamiento, tiene un costo en el extranjero de alrededor de 300 pesos (entre 20 y 22 dólares), pero al ser introducida ilegalmente a México y colocarle el sello falso de la Secretaría de Hacienda, se vende aproximadamente en 500 pesos en mercados no establecidos. Y en un antro legalmente instituido, el costo se eleva aún más: entre 800 y mil 200 pesos a la mesa», refiró el medio.
La Fundación Pernod Ricard México alertó a los consumidores del riesgo que implica el consumo de alcohol adulterado, ya que este tipo de productos por lo general contienen metanol, sustancia extremadamente tóxica que aún en dosis pequeñas puede causar serias afecciones que van desde un dolor de cabeza, ceguera, hasta daños importantes al cerebro, corazón, hígado y páncreas, provocando incluso la muerte.
“Es muy necesario checar las etiquetas y membretes, que éstos no se encuentren rotos o alterados, así como comprar productos en el sector formal. De acuerdo a autoridades públicas, las bebidas que más se adulteran en México son el tequila, ron, brandy, coñac y whisky”, detalló.
En 2014 la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios dio a conocer que durante ese año decomisó cerca de 600 mil litros de alcohol ilegal. La Cofepris detalló que entre 2013 y 2014 la actual administración federal rebasó el millón de litros asegurados, lo que significó 1000 por ciento más que en 2012.