Como parte de un mercado negro internacional con grandes ganancias como el de las drogas y armas, en Facebook, Mercado Libre o Ebay abundan fotografías de piezas prehispánicas y lotes arqueológicos. Algunos usuarios sólo comparten sus hallazgos incidentales, pero otros se dedican a la excavación y compra-venta, pese a estar prohibido por la Ley mexicana.
Ciudad de México, 13 de noviembre (SinEmbargo).– Mientras el Gobierno de México reclamó a Francia por una subasta de piezas prehispánicas realizada a inicios de este mes, a diario y de manera abierta bienes arqueológicos auténticos y lotes —como orejeras, figuras de dioses, flechas, instrumentos musicales y caritas— se comercializan en redes sociales entre coleccionistas, pese a estar prohibido por su alto impacto en la comprensión de nuestra historia, raíces y cultura nacional.
La excavación clandestina y comercialización nacional e internacional de bienes arqueológicos está prohibida y sancionada por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos Artísticos e Históricos (1972). Las penas van de tres a diez años de prisión más multas. La actividad es exclusiva del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con personal calificado y acreditado.
Pero en el mundo digital la Ley es pisoteada o desconocida y abunda el saqueo del patrimonio histórico, a pesar de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador instruyó a la Guardia Nacional a crear, como existe en Italia, un equipo especial de policías para recuperar las piezas robadas. Esto lo anunció en septiembre pasado, durante la inauguración de la exposición «La Grandeza de México» en el Museo Nacional de Antropología, víctima de un robo de 140 piezas de las salas Maya, Oaxaca y Mexica en la Nochebuena de 1985.
«Se va, amigos», dice un mensaje en Facebook acompañado de una foto de una figura de Tláloc. «Base de piedra con tejolote ph [prehispánico] $$$», «Punta de obsidiana gris. Inbox», «En venta, urna zapoteca del valle de Tlapazola, Oaxaca», «Figura articulada teotihuacanas cabeza triangular (únicas)» se lee.
«Hay muchas personas que se ve que son de pocos recursos y ofrecen lo que se encuentran, pero también hay gente que ya se dedica al tráfico y organizan excavaciones donde encuentran pedacerías porque son sin ningún control y las rompen», dijo una persona especializada en el tema que pidió anonimato. Está en diversos grupos y ha detectado vendedores constantes en varias páginas. En algunas le han bloqueado.
«Está en juego mucho dinero y es un problema a nivel internacional muy complejo de atacar. Después del tráfico de drogas [y armas], el de objetos arqueológicos y obras de arte es uno de los negocios ilícitos que genera mayor cantidad de recursos», agregó la fuente.
Aunque hay muchas réplicas o artesanías hechas con barro, fibra de vidrio y cerámica en los grupos de Facebook, también encontró un objeto prehispánico ofertado en 100 mil pesos, pero estima que en el mercado negro internacional se ofrecerían por mucho más.
En la subasta en Francia, por ejemplo, una escultura de serpiente de la cultura Azteca fechada entre el 1400 y el 1521 d.C. se vendió por 24 mil dólares.
El arqueólogo Omar Espinosa explicó a SinEmbargo que, independientemente del interés científico-académico por la memoria cultural para comprender el comportamiento de las culturas pasadas, el valor económico que los coleccionistas le asignan depende de su antigüedad, estética, que sea única y que esté bien conservada.
«Lo que más buscan los saqueadores son piezas completas que cumplan con lo estético, lo antiguo y de conservación. Pero como no hay una metodología ni cuidado hacen un hoyo y es destructivo», aseguró. «Ha sido tan voraz que cuando ya no encuentran más de estas piezas lo que hacen es empezar a generarlas con métodos para hacerlas pasar como antiguas y la ley no contempla estas réplicas».
Así como el proyecto ATHAR ha detectado varios grupos de Facebook donde se trafican antigüedades del Medio Oriente, su colectivo de difusión cultural Libreta Negra ha observado al menos cinco grupos en esta red social ubicados en el país.
En ellos la mayoría de los usuarios son aficionados que sólo comparten fotos de sus hallazgos para colecciones personales o cuestionan sobre su valor, pero otra parte se dedica a la compra-venta, excavación y trueque entre países con fines de lucro.
«No hay una asociación directa con las redes sociales. Es un mercado que ya existía en zonas como Tepito [CDMX], pero han trasladado esa venta a las nuevas plataformas como Facebook Marketplace, Mercado Libre, Ebay y envíos por paqueterías, a pesar de que tienen políticas de no permitir la venta de antigüedades por los convenios de la UNESCO y legislaciones de los países», dijo Espinosa.
«Hay otros usuarios que intercambian piezas en otras regiones de Latinoamérica. Desde Perú ofrecen piezas mayas de Guatemala buscando piezas aztecas en un trueque».
A finales de octubre, cuando se restituyeron de Italia a México una vasija globular y dos figuras antropomorfas elaboradas en cerámica y se halló una canoa maya durante la obra del Tren Maya, la Secretaria de Cultura Alejandra Frausto Guerrero dijo que el patrimonio de México «no es un artículo de lujo para un coleccionista ni algo que deba ornamentar una casa», sino parte de nuestra raíz por lo que hizo un llamado a que no se compre este arte porque es parte de «la identidad de un pueblo».
Sin embargo, dijo Espinosa, el presupuesto y el personal del INAH —algunos de ellos infiltrados en estas páginas de Facebook— es insuficiente frente a este problema global.
HALLAZGOS INCIDENTALES
Algunos usuarios de Facebook y Tik Tok sólo presumen sus hallazgos sin fines lucrativos. Al ser un país con alta riqueza arqueológica heredada por diversas culturas como la mexica, olmeca, maya o totonaca, ciudadanos de norte a sur suelen encontrar piezas o fósiles en cultivos, ríos, obras o terrenos sin excavaciones irregulares.
En el territorio nacional hay 30 mil sitios arqueológicos y 189 zonas arqueológicas con programas de conservación registradas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
«La piedra angular de este problema es la educación patrimonial. Se debe trabajar muchísimo con las generaciones futuras sobre la importancia de las herencias culturales, sobre todo en comunidades cerca de una zona arqueológica», dijo el arqueólogo Omar Espinosa.
Para evitar daños al patrimonio cultural debe notificarse a la autoridad ejidal o municipal que a su vez avisará al INAH, recomienda la campaña de este instituto «¿Qué perdemos cuando nos roban el patrimonio cultural?».
«En el rancho tenemos la bondad de encontrar estas piezas y cada año salen después de las lluvias. Nunca he vendido una sola pieza y no tengo idea del valor de éstas», aclaró una usuaria de Facebook que compartió figuras mezcalas de Taxco, Guerrero, ante la avalancha de solicitudes de su precio.
Esta campaña del INAH recuerda que hasta la más pequeña pieza de cualquier sitio histórico complementa la totalidad de nuestra historia colectiva, pero su tráfico ilegal—muchas veces con documentos falsos— se ha agudizado por el internet.
«Cada vez que roban o trafican un bien cultural nos quitan la oportunidad de conocer y aprender de nuestra propia cultura en beneficio de unos cuantos», plantea. «Las redes sociales han facilitado este tipo de ilícitos acelerando las ventas y las pérdidas de los objetos».
Por ello la dependencia llama a romper la cadena de tráfico ilícito al denunciar su robo o notificar sus hallazgos a las autoridades.