El Ocotal es un bosque de miles de árboles y tiene dentro de sí al pueblo de San Lorenzo Acopilco, en la Delegación Cuajimalpa de la Ciudad de México. Conforme al plan original, ahí debía construirse la tercera fase del tren interurbano México-Toluca y más de tres mil árboles serían derribados. Pero el comunero Valentín Perea Pérez –de 67 años– desempolvó una copia certificada del título de propiedad primordial de su pueblo que data de 1534 y que está resguardada en el Archivo General de la Nación.
Así, demostró que el bosque le pertenece a la ciudadanía y no al Gobierno. Ahora que el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa, ha anunciado que el trazo será modificado para evitar dañar a ese ecosistema, el comunero duda. “No nos consta que el Gobierno haya parado el proyecto. Así que no confiamos”, exclama en entrevista con SinEmbargo.
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Ciudad de México, 13 de julio (SinEmbargo).- Desde su más remoto recuerdo, la familia de Valentín Perea Pérez ha vivido en San Mateo Tlaltenango, uno de los cinco pueblos de la Delegación Cuajimalpa, en la Ciudad de México, que está rodeado por el bosque El Ocotal. En marzo pasado, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) le otorgó la licitación a la empresa Equivent y en junio se inició la tala de cientos de árboles, a la altura de la caseta La Venta, considerada área de conservación ecológica.
El Gobierno federal quería construir ahí la fase tres de la vía ferroviaria del tren interurbano México-Toluca, el único proyecto de movilidad sobre rieles que sobrevivió en la administración de Enrique Peña Nieto. Los otros, el México-Querétaro y el Transpeninsular, fueron suspendidos debido al recorte de 124.3 mil millones de pesos del Presupuesto de Egresos de la Federación en el plan de austeridad de 2015.
Pero los comuneros de San Mateo Tlaltenango siempre se opusieron al tren porque pensaban que los miles de árboles de El Ocotal estaban en peligro. Y cuando buscaron con qué defenderse, Valentín Perea Pérez –de 67 años– desempolvó una copia certificada del título de propiedad primordial del bosque que data de 1534 y que está resguardada en el Archivo General de la Nación. Desde hace dos años la ha llevado consigo. La ha presentado en el Congreso de la Unión y en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). La ha mostrado en conferencias de prensa. Así ha sostenido que El Ocotal es de los comuneros.
Ahora que el Jefe de Gobierno de la capital del país, Miguel Ángel Mancera, ha anunciado que el trazo será modificado para evitar la tala de tres mil 300 árboles, Valentín Perea Pérez duda.
“No nos consta que el Gobierno haya parado el proyecto. Así que no confiamos”, exclama en entrevista con SinEmbargo.
El título primordial es el documento más antiguo que ampara el derecho a las tierras en México. La figura fue emitida por autoridades competentes en el siglo XVI. Una búsqueda en el Registro Público de la Propiedad y Comercio arrojó que El Ocotal no es propiedad privada y en realidad, no tiene dueño. Pero don Valentín sostiene que es de los comuneros como lo avala el antiquísimo papel que lleva consigo a todos lados.
En 1975, el entonces Presidente Luis Echeverría Álvarez le pidió a los pueblos de México que presentaran títulos primordiales ante al Secretaría de la Reforma Agraria (SRA) –hoy Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu)– para emitir reconocimientos. Valentín, sentado en una oficina de esta casa editorial, evoca lo que hicieron sus antecesores.
“En aquel momento los comuneros presentaron una cédula de 1624 y les fueron reconocidas 1954 hectáreas”. Entonces, se emitió el título para El Ocotal como comunidad agraria. Después, el 6 de mayo de 1981, el Presidente emitió otra resolución en la que reconoció mil 954 hectáreas para 336 comuneros.
Pero las resoluciones y los reconocimientos no fueron dados en paz. Los pueblos de la Magdalena Contreras reclamaron hectáreas. En 2000, un abogado se amparó a favor de Santa Rosa Xochiac. Cinco años después, la resolución emitida por Echeverría Álvarez quedó sin efecto.
De modo que el documento válido volvió a ser el título primordial, el que siempre carga don Valentín.
Si como lo anunció el Jefe de Gobierno capitalino, el camino del tren interurbano que conectará a la Ciudad de México con el Estado de México, será desviado, la tala de árboles debe ser suspendida. Pero 400 árboles de diversas especies ya fueron derribados. De ellos, en los caminos del bosque, sólo se ven fragmentos de troncos. Valentín Perea Pérez expone que este daño es irreversible porque no hay nadie que hasta ahora haya dado la cara para resarcirlo. Y por eso y porque está pendiente saber cómo van a disminuir las afectaciones a los 16 manantiales de la zona que forman parte de la región 26 del Río Pánuco, piensa que la lucha no ha terminado.
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–¿Con qué se va a defender en lo sucesivo, Valentín? ¿Si la tala continúa, por ejemplo?
–Tenemos el título primordial de 1534, resguardado por el Archivo General de la Nación. Desde el Tribunal Agrario, los juzgados de distrito hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación tienen conocimiento de nuestro título. Todo lo hemos ganado porque tenemos ese título legalmente custodiado.
–La SCT debió respetar tal documento y llamar a los comuneros a consulta, ¿lo hizo?
–En una reunión que tuvimos en el pueblo yo les pregunté si hubo alguna consulta pública y me dijeron que no. Luego en la delegación Cuajimalpa fui a preguntar al jurídico si había consulta pública y no me supieron decir nada.
–¿Cuántos árboles fueron derribados?
–Cuatrocientos y tantos casi llegando a 500, pero según la información que ha dado Miguel Ángel Mancera, iban a ser más de tres mil árboles. Las autoridades, unos dicen una cosa, otros dicen otra, pero no cumplen lo que están manifestando. Yo dudo lo que dijo el Jefe de Gobierno, estando el delegado Miguel Ángel Salazar y el diputado local Adrián Ruvalcaba de que ya pararon la tala de árboles. Eso no es cierto. Los que la pararon fueron los ciudadanos de Cuajimalpa. Los pueblos. Yo dudo porque no hay un documento ni del Gobierno de la Ciudad, ni de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que muestre que está detenido el trazo. El daño ecológico que hicieron, el daño que hicieron a nuestra propiedad, ¿quién nos va a resarcir el daño? Siempre hablan, prometen, como cuando andan en sus campañas políticas, que van a hacer, que van a darle al pueblo y el pueblo sigue muriendo de hambre. No cumplen.
–¿Cuál es su batalla, Valentín?
–Yo seguiré peleando la tierra.
–¿Para qué quiere la tierra?
–Que se pueda utilizar para comercio de los puros comuneros de San Mateo Tlaltenango es una defensa. La otra es para toda la ciudadanía. Porque el bosque no es únicamente de nosotros. Es de toda la ciudadanía, tanto de Cuajimalpa, de la Ciudad de México, como de todo el país. Sería una traición al deporte no cuidar el bosque y esa es mi lucha. Y el pueblo está conmigo para seguir defendiéndolo con todas las consecuencias. Y esa es mi lucha.