CARTA y respuesta | ¿Cambiar a Change.org? La empresa social y Antonio Salgado polemizan

13/07/2016 - 11:33 am

Antonio Salgado sugiere en su columna semanal algunos cambios a Change.org. La empresa social le responde con una carta. Los dos, el columnista y Change, ven posibilidades en el cambio. De eso hablan aquí…

CARTA DE CHANGE.ORG

“¿Cambiar a Change.org?”, se preguntó Antonio Salgado en una columna en SinEmbargo, y no queremos dejar de ofrecer por este medio nuestra respuesta: sí, ¡por su puesto! Change.org cambia y es cambiado por sus usuarios todo el tiempo.

En su columna, Salgado se responde a la pregunta planteada a través de múltiples imprecisiones sobre el funcionamiento de Change.org y los pasos que hemos dado para convertirnos en la plataforma de peticiones en línea más grande del mundo.

Por ello, queremos aprovechar este espacio para realizar algunas puntualizaciones sobre su texto y al mismo tiempo para compartir con los lectores de SinEmbargo cómo es que -¡efectivamente!-, nos encanta cambiar:

1.- No hay ninguna novedad en decir que Change.org es una empresa. En nuestra página web se explica con toda claridad que somos una Empresa Social catalogada como una B Corporation. De hecho nos gusta hablar de ello constantemente porque es algo de lo que nos sentimos profundamente orgullosos, ya que es un modelo novedoso que ha permitido a una iniciativa de cambio social como la nuestra crecer a una velocidad y con una capacidad de impacto pocas veces vista. Conocer esta información está a un click de distancia de cualquier persona.

2.- El modelo de sustentabilidad financiera de Change.org se basa principalmente en peticiones patrocinadas que permiten a organizaciones sociales como Greenpeace, WWF y muchas otras, vincularse con personas interesadas en su causa. También contamos con rondas de inversión, que nos han permitido vincularnos con inversionistas como Arianna Huffington, Bill Gates o Ashton Kutcher.

Salgado señala que “Change.org ha entrado en el negocio de venta de datos de sus usuarios”. ¿De verdad cree el autor que estaríamos dispuestos a vender nuestra principal herramienta de trabajo que permite que cualquier persona en cualquier parte del mundo, con una conexión a internet, pueda generar cambios? La respuesta es sencilla: no.

Y como en el punto anterior, el modelo de sustentabilidad financiera de Change.org no es ningún secreto. Cualquier persona, ya sea por interés periodístico o por simple curiosidad, tiene a un click de distancia esta información que es totalmente pública en nuestra página web.

3.- Respondiendo a la pregunta de Salgado sobre “¿Cambiar a Change.org?” ¡Claro! ¡nos encanta cambiar todo el tiempo! Nos encanta reinventarnos, explorar nuevas alternativas para que cualquier persona pueda levantar la voz y generar cambios. Como parte de estas reinvenciones, hace algunos meses comenzamos a desarrollar nuevos mecanismos de empoderamiento para nuestros más de 150 millones de usuarios a nivel global – 4 millones de ellos en México – tomadores de decisiones y organizaciones; por eso, recién lanzamos un sistema de crowdfunding que permitirá a los iniciadores de peticiones recaudar recursos para hacer que sus campañas avancen.

Esta misma semana lanzamos en México la posibilidad de patrocinar campañas de manera individual, lo cual permite a cualquier usuario darle mayor difusión a una petición que considere relevante, sin importar lo pequeña o local que sea. Efectivamente, en Change.org amamos el cambio, y como parte de él, nos encanta generar nuevas y mejores herramientas que hagan cada vez más poderosa la voz de nuestros usuarios.

4.- Change.org es una plataforma abierta, como YouTube o Google o Facebook. Esta apertura, que Salgado califica como algo negativo por la posibilidad de subir peticiones con las que él podría no estar de acuerdo, es para nosotros una de nuestras principales fortalezas y una de nuestras principales apuestas de cambio: que sea la sociedad misma la que defina qué es importante para ella.

Estar de acuerdo o no con la apertura de una plataforma digital es una cosa, pero decir que “Las únicas peticiones que pueden ser vetadas son aquellas que dañen la marca de la compañía” es simplemente faltar a la verdad.

Como en los puntos anteriores, está a un click de distancia de cualquier periodista o de cualquier ciudadano interesado en ello conocer nuestras normas de la comunidad, donde se hacen explícitos los contenidos prohibidos en la plataforma; entre ellos: el discurso de odio, violencia o difamación, y no las que “dañen la marca de la compañía”, como afirmó Salgado.

5.- Change.org cambia todo el tiempo, buscando poner a disposición de iniciadores de peticiones y firmantes las mejores herramientas para provocar el cambio que quieran ver. Un ejemplo reciente es los Movimientos, que permiten aglutinar diferentes peticiones sobre un mismo tema para transitar de los cambios instrumentales a los cambios fundamentales. Hasta el momento, la Ciudad de México ha sido el escenario de dos ejercicios inéditos que han cobrado relevancia global por su capacidad de innovación e incidencia: el Movimiento de la Constitución de la Ciudad de México, en donde más de 230 mil personas han podido opinar cuáles son los temas más relevantes para ser incluidos en la nueva Constitución de la CDMX, y el Movimiento #EsTuPresupuesto, para visibilizar y difundir propuestas de Presupuesto Participativo de la CDMX.

Y esto apenas comienza: los usuarios de Change.org en México y el mundo han demostrado que cuando tienen herramientas eficaces a la mano, son capaces de generar cambios tan grandes como la creación o modificación de leyes, y tan locales como pintar los carriles de una avenida peligrosa.

Nuestra apuesta está en la gente, y en que cuando se une para exigir cambios puede lograr cosas inimaginables. Hasta ahora, esa apuesta ha resultado más que acertada.

–Alberto Herrera, director de Change.org en México

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RESPUESTA DE ANTONIO SALGADO

Me parece una señal muy positiva que Change.org se preocupe por lo que sus usuarios (yo entre ellos) pensamos de su plataforma, y por responder a los puntos abordados en el artículo al que hacen referencia. Sin embargo, considero necesario aclarar algunas de las imprecisiones que se me atribuyen:

1. En ningún lugar de mi artículo afirmo que Change.orgoculta su estado de “B Corporation”. Considero que está corporación no tendría por qué hacerlo. Si revisan con detenimiento el texto original podrán percatarse que si hago mención esta condición es para explicar la lógica comercial de esta empresa –que para muchos usuarios sigue siendo desconocida-, y no para satanizarla o divulgar una primicia.

2. Si bien Change.org no comercializa los datos de sus usuarios a quién desee comprarlos, sí facilita emails y teléfonos de potenciales donantes a sus anunciantes (https://www.change.org/advertise). Por los motivos expuestos en el referido artículo, y en este otro que escribí para la revista Letras Libres http://www.letraslibres.com/revista/letrillas/lo-privado-como-mercancia,  creo que esto dista mucho de ser inocuo.

3. Claramente a Change.org le gusta cambiar todo el tiempo. De hecho en mi artículo se hace un recorrido por algunos de estos cambios.

4. Change.org afirma que su naturaleza abierta es una fortaleza porque permite “que sea la sociedad misma la que defina qué es importante para ella”. Me parece una postura muy respetable. En mi texto menciono cómo esta posición, derivada de uno de los cambios de Change.org, ha generado que peticiones que difieren de los valores originales de esta empresa encuentren cabida en su plataforma. Algunas de estas peticiones, menciono en el texto, representan incluso causas sexistas, racistas o xenófobas (por ejemplo, https://www.change.org/p/justin-trudeau-stop-islamic-immigration-to-canadahttps://www.change.org/p/lgbt-community-stop-gay-marriage). Repito: es muy respetable que Change.org esté abierto a todo tipo de peticiones; pero es preciso admitir que esta apertura ha generado que causas contrarias a los derechos humanos sean promovidas a través de esta plataforma.

5. En ningún momento afirmo que Change.org es inútil o que no es un mecanismo efectivo para promover cambios sociales. Yo mismo he firmado y compartido peticiones publicadas en esta plataforma. Mi intención al analizar su funcionamiento y debilidades fue exponer a los lectores de Sinembargo mis opiniones sobre algunos de los inconvenientes o riesgos derivados de de algunas de las políticas o formas de operar de esta empresa.

–Antonio Salgado, columnista de SinEmbargo

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