El Obispo Cristóbal Ascencio García denunció que la parroquia de San José Obrero, en San José de Chila, ha sido tomada por carteles, sufrido de saqueos y han sido escenario de enfrentamientos entre grupos criminales. Por ello, urgió a las autoridades a «poner todo el empeño y los medios necesarios para que se vayan dando las condiciones de seguridad necesarias».
México, 12 de abril (EFE).- El Obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio García, denunció este viernes que la violencia alcanzó ya las iglesias del occidental estado mexicano de Michoacán, que han sufrido robos y han sido escenario de enfrentamientos armados.
Los actos de violencia «son conocidos por todos nosotros», señaló el Obispo al expresar su preocupación por el hecho de que la violencia haya llegado a las parroquias.
El más lamentable, relató, ha sido el ocurrido el pasado mes de marzo en San José de Chila, municipio de Apatzingán, una «comunidad que fue víctima de violentos enfrentamientos entre grupos del crimen organizado».
El Obispo denunció el saqueo en la parroquia de San José Obrero, en San José de Chila, y un posterior enfrentamiento entre grupos criminales rivales que dejó «las huellas de la violencia en todo el edificio».
De acuerdo con fuentes de la Policía de Michoacán, el enfrentamiento en el atrio y la casa parroquial involucró a los carteles Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de los Caballeros Templarios.
Esta iglesia fue tomada por uno de los carteles para parapetarse y atacar a sus rivales, además de que al retirarse se llevaron dinero y objetos de oro de la iglesia y objetos personales del sacerdote responsable.
El Obispo dijo que después de esos sucesos «la violencia no ha parado, siguen los enfrentamientos en diferentes comunidades, causando pánico y haciendo que muchos de los habitantes se conviertan en desplazados».
El Obispo explicó que algunas de las comunidades «se han quedado prácticamente sin familias» y dentro del mismo municipio «las personas no pueden ir de una comunidad a otra» y se registran delitos como robo de vehículos con violencia, asesinatos, amenazas y hasta quema de viviendas.
El prelado hizo «un llamado urgente», especialmente a las autoridades, quienes, dijo, «tienen como tarea primordial procurar las condiciones de seguridad, a poner todo el empeño y los medios necesarios para que se vayan dando las condiciones de seguridad necesarias».
En Michoacán operan los cárteles de La Nueva Familia Michoacana y Jalisco Nueva Generación, los cuales se disputan a sangre y fuego el control de la producción y el tráfico de drogas.