Hoy se cumple un año del fallecimiento de uno de los grandes escritores latinoamericanos: Eduardo Galeano, que debido a su mal estado de salud dejó una obra lista para publicarse, regresa ahora a las librerías como El cazador de historias.
Ciudad de México, 13 de abril (SinEmbargo/Agencias).- Era el lunes 13 de abril de 2015 cuando a este lado del Atlántico se amanecía con la noticia de la muerte del Premio Nobel de Literatura Günter Grass. El alemán murió a los 87 años de una infección en un hospital de Lübeck, donde vivía.
El día se confirmó como un “lunes negro” para las letras cuando horas después el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay anunció la muerte de Eduardo Galeano, periodista y escritor de aquel país.
En ese entonces se supo que el autor de Las venas abiertas de América Latina había terminado un libro listo para publicarse, y es justo su primer aniversario el que se aprovecha para presentarla al público.
El cazador de historias es un libro que el escritor uruguayo terminó meses antes de morir, pero debido a su delicado estado de salud, tanto su familia como la editorial Siglo XXI, prefirieron no publicarlo para que el escritor no se cansara, según explicó a la agencia Efe el editor del sello Jesús Espino.
«Quiero dejar esto claro porque no es un libro que la editorial haya querido hacer con textos que hubieran quedado sin publicar. No, es así, se trata de un libro ideado, pensado y cerrado antes de su fallecimiento», advirtió.
En este nuevo libro, el nacido en Montevideo en 1940 deja sus últimos pensamientos. Incluye su reivindicación de la dignidad de las personas que viven en los márgenes, su defensa de la naturaleza agredida, el futbol o «la prepotencia con la que el eurocentrismo trata a los pueblos originarios», son algunos de los temas de este volumen que Galeano envuelve con su sutil ironía.
Pero, además, la obra incluye una veintena de «garabatos», unos fragmentos sueltos que estaba escribiendo el autor en los últimos tiempos.
Y, por primera vez, Galeano muestra en este libro su parte más íntima o personal, y ofrece al lector retazos autobiográficos. Cuenta por qué escribe, habla de su infancia y la escuela, incluye comentarios sobre la recepción de algunas de sus obras y también sus reflexiones sobre la muerte.
«Siempre fue muy reticente a hablar de sí mismo, pero probablemente por las circunstancias en las que se gestó este libro y por la sensación que él tenía de que se acercaba el final, el lector va a poder acercarse de forma muy sutil a unas notas autobiográficas», dijo el mismo Jesús Espino a dpa.
Divido en cuatro partes; en la primera de ellas el autor escribe sobre «Los náufragos» y dice: «El mundo viaja. Lleva más náufragos que navegantes. En cada viaje, miles de desesperados mueren sin completar la travesía hacia el prometido paraíso donde hasta los pobres son ricos y todos viven en Hollywood. No mucho duran las ilusiones de los pocos que consiguen llegar».
En una cuidada edición, el libro incluye sus dibujos y se cierra con el poema «Quise, quiero, quisiera»: «Que en belleza camine. Que haya belleza delante de mí/y belleza detrás/y debajo/y encima/y que todo a mi alrededor sea belleza/a lo largo de un camino de belleza/a lo largo de un camino de belleza/ que en belleza acabe».
El libro que ahora se publica pone el punto final a una de las obras más importantes de la literatura latinoamericana, con piezas como Patas arriba: la escuela del mundo al revés del 2001 o la trilogía Memoria del fuego (1982-1986).
«Él era muy consciente de que iba a ser su último libro. Y se negaba a irse sin dejar un regalo a sus lectores, aunque le costaba mucho trabajo en sus circunstancias […] Siempre se hace duro cuando de repente alguien que alimenta tu vida intelectual ya no está y deja de ofrecer sus libros. Lamentablemente, no va a haber más. Afortunadamente, hay unos cuantos»», concluyó su editor a la agencia alemana.
Con información de Carmen Sigüenza (Efe)/Ana Lázaro Verde (dpa)