Ciudad de México, 13 de marzo (SinEmbargo).– «Sí, mire, damita, caballero: va llevarse a la venta el cilindro matemático, cilindro para sumar, restar y multiplicar. Excelente regalo para el niño, la niña. Lleve su cilindro por 10 pesos, 10 pesos le vale, 10 pesos le cuesta».
La voz se va extinguiendo poco a poco…
Una mujer intenta colocarse los anteojos para leer “Guía práctica para mantenerse saludables”. La dama clava su mirada en lo que parece ser la receta de algún jugo extraordinario para activar la circulación pero, sin querer, se se queda inmóvil mientras lee.
Las puertas del vagón se abren nuevamente. Entran mujeres bellas; hombres bajos; personas altas, gordas, delgadas; niños y niñas, y casi toda la ciudad parece subir justo a las nueve de la mañana a ese vagón. Las puertas se cierran y se oye el sonido que los cinco millones de usuarios que viajan a diario en el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) están condenados a escuchar cada que ingresan al subterráneo: «¡Tuuuuuuuuuuuu!». Una alerta de que van retrasados, que tienen que apurarse para entrar en el tren y deben prepararse para sufrir todo tipo de incomodidades.
«Le traigo la oferta de dos paquetes de kleenex por cinco pesos; pañuelos desechables, pañuelo kleenex por cinco pesos».
La voz se va perdiendo poco a poco…
Un joven que está al lado de la mujer de anteojos mueve la cabeza como si estuviera en algún “antro”. Es tanta la euforia en sus movimientos que éstos terminan por arrancarle uno de los audífonos que va escuchando.
Otra vez una ola de gente ingresa por la puerta del vagón y con ella otra voz: «Hoy, por única ocasión le vengo ofreciendo sujetador de cepillo de dientes; es artículo de moda, de novedad. Diez pesos cuesta. Es el sujetador de cepillo de dientes para el niño o la niña, vale 10 pesos».
La voz va desapareciendo poco a poco…
Unos entran, otros salen. Nuevamente suena: «¡Tuuuuuuuuuuuu!».
Junto a la señora y al joven están un par de universitarias que sostienen una conversación sobre una reunión poco interesante. Así, los cuatro (mujer, joven y universitarias) y las decenas de usuarios que atiborran el vagón son interrumpidos (o por lo menos en sus pensamientos) por los personajes que suben y bajan del tren de la Línea 2 del Metro y que ofrecen lo mismo cilindros matemáticos que Kleenex y estuches de cepillos de dientes.
Sin embargo, esto no es exclusivo de la Línea 2 del Metro, donde aún circulan decenas de vendedores ambulantes que entran de vagón en vagón a ofrecer toda clase de mercancías por un precio que no rebasa jamás los 20 pesos. También los hay, aunque en menor medida, en el resto de las otras líneas del STC Metro.
Los “vagoneros”, “bocineros” y hasta «boteros» que venden comida, juguetes, discos, artículos de belleza, del hogar, de oficina, o piden dinero en el Metro, se han convertido sin duda en un problema que el Gobierno del Distrito Federal (GDF) ha intentado combatir desde 2005. Sin embargo, en este año, la lucha contra estos comerciantes ambulantes se reforzó luego de que el 15 de febrero pasado se anunció de manera oficial que 500 elementos de seguridad pública entrarían para desalojarlos.
Héctor Serrano Cortés, secretario del Gobierno del Distrito Federal; Salomón Chertorivski Woldenberg, titular de la Secretaría de Desarrollo Económico, y el director del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Joel Ortega Cuevas, reconocieron a inicios de este año que la segunda demanda de los capitalinos es el retiro de los vagoneros, así como la rapidez y limpieza en el transporte.
Al respecto, el 7 de marzo, el Gobierno del Distrito Federal dio a conocer la oficialización del Programa para la Integración a la Economía Formal de los Comerciantes al Interior del Sistema de Transporte Colectivo Metro, en que se estableció que los vagoneros recibirán un apoyo económico por 2 mil 018 pesos que se otorgará a cada uno de los integrantes del programa, el cual está destinado para 2 mil 500 vendedores.
Un mes antes, autoridades del GDF y representantes de organizaciones de vagoneros llegaron a un acuerdo que establecía su salida de manera definitiva, ya que –según un comunicado emitido por el gobierno del DF– “ ellos mismos reconocieron que su labor dentro de las instalaciones del transporte colectivo causa molestia entre los usuarios”.
El acuerdo –que puede revisarse en la Gaceta Oficial del Gobierno del Distrito Federal– aclara que los comerciantes dejarían las instalaciones en cuanto reciban su primer pago de apoyo, que les fue otorgado a partir del 16 de febrero.
El Secretario de Gobierno capitalino explicó que “recibiendo el primer recurso –es decir, el primer día que entre el programa– ellos se comprometen a no ingresar, no pueden vender. Lo que hay que decir de manera enfática, es que no están autorizados, ni consentidos, ni tolerados. La autoridad del Metro todos los días realiza operativos para inhibirlos y, con este acuerdo, un porcentaje importante, a lo mejor puede ser el 95 por ciento, saldrán de esta actividad ante el temor de que si son encontrados nuevamente tratando de vender, obviamente saldrán del programa y no tendrán esta alternativa y tampoco tendrán ninguna autorización para vender al interior”.
Sin embargo, los vendedores aún deambulan ofreciendo su mercancía en por lo menos las Líneas 1, 2, 3, 8 y 9 del Metro.
UNA FALTA ADMINISTRATIVA
«Damita, caballero, le traigo a la venta el libro titulado “El Arte de Perdonar”, para que aleje los malos pensamientos de su vida a través del perdón. Diez pesos vale…
La voz no desaparece, sólo se prolonga en el pasillo de un tren de la Línea 2.
El vagonero vende algunos ejemplares de “El Arte de Perdonar”, se acerca a la puerta, guarda sus libros en una bolsa negra y sale para después subirse discretamente a otro tren.
Chicles, discos, libros de superación personal, semillas, plumones, son tan sólo algunos de los artículos frecuentes que venden los vagoneros de la Línea que va de Cuatro Caminos a Taxqueña.
Los comerciantes entran a los vagones (algunas veces acompañados por un compañero), desembolsan la mercancía, repiten su breve discurso de oferta y antes de bajar se acercan a la puerta, siempre cuidadosos de que algún policía no los vea, guardan de nuevo los productos en bolsas negras o mochilas. Sin remordimiento alguno echan un ultimo vistazo al fondo del vagón y salen por la puerta, camuflados entre las decenas de pasajeros que bajan en una de las 195 estaciones del Metro de la Ciudad de México.
La venta informal en los vagones del Metro está considerada como una «falta administrativa” y es castigada con la remisión al Centro de Sanciones Administrativas y de Integración Social, mejor conocido como “El Torito».
De acuerdo con un reporte de la Consejería Jurídica del Distrito Federal, hasta noviembre del año pasado se registraron 5 mil 799 detenciones por infracciones cometidas al interior del STC, mismas que fueron puestas a disposición de diversos juzgados cívicos. De esa cifra, 5 mil 258 fueron por usar y estorbar la vía pública y cambiar su uso de suelo: es decir, 90 por ciento de las faltas fueron cometidas por los vendedores ambulantes.
A principios de febrero pasado, Joel Ortega Cuevas dijo que desde el 13 de diciembre de 2013 se han remito a 3 mil 210 vendedores informales al juzgado cívico.
Además, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) dio a conocer que durante el operativo que efectuaron 200 elementos de seguridad para sacar a los vagoneros, se registró una riña en la que 12 vendedores fueron detenidos tras resistirse a salir de las instalaciones de la Línea 3.
La Secretaría de Desarrollo Económico del Distrito Federal (Sedeco) dispuso entonces que sólo los comerciantes inscritos en el programa impulsado por el GDF tendrán un apoyo económico individual de 2 mil 018.40 pesos mensuales (equivalentes al salario mínimo vigente en la zona “A”) hasta por un período de seis meses. También aclaró que “todo dependerá de la capacitación a la que se someta el inscrito a este programa cuyos recursos no están vinculados al reciente incremento de la tarifa sino a diversos ahorros que el STCM hará y para lo cual se informará debidamente a la población”, según explicó Chertorivski Woldenberg.
Además, el titular de Desarrollo Económico del DF expuso que “si se inscribieran a este programa los 2 mil 500 comerciantes estimados, habría durante los seis meses previstos de su capacitación, una erogación de 30 millones 280 mil 500 pesos en total para apoyarlos. Con ello, una partida adicional de 9 millones de pesos para capacitación, todo lo cual será aportado por el STC”.
En los cursos de capacitación para emplear a los vagoneros, se les enseñarán actividades de:
- Autoempleo : Mecánica, herrería, soldadura y forja, cocina, repostería, carpintería, cultura de belleza, construcción.
- Trabajo: Mecánica automotriz; preparación de bebidas y alimentos, computación, auxiliar administrativo o contable, electricidad, plomería, mantenimiento y control de archivos.
- Desarrollo de Microempresas: Asesoría técnica, jurídica y administrativa, capacitación en contabilidad, administración, bases jurídicas, recursos humanos.
Así, el Gobierno del Distrito Federal destinó alrededor de 40 millones de pesos para el programa de integración a la economía formal 2 mil 500 vendedores ambulantes del Sistema de Transporte Colectivo Metro.
Sin embargo, no especificó cuántos de estos vagoneros son personas invidentes o débiles visuales, quienes han manifestado su inconformidad por la decisión del GDF, a quienes acusan de no pensar en ellos ni en su discapacidad como un obstáculo para conseguir empleo.
A algunos de los vagoneros que son débiles visuales aún se les puede ver en las estaciones de la Línea que va de Pantitlán a Observatorio, o bien en la estación San Antonio Abad, de la Línea 2, donde suelen reunirse desde hace al menos 10 años con sus compañeros para charlar y acompañarse.
SE AFERRAN AL METRO
El 5 de marzo pasado, vagoneros independientes y de otras organizaciones realizaron una marcha en las calles del Centro Histórico y demandaron al Gobierno del Distrito Federal escuchar sus demandas, ya que, según ellos, el apoyo de 2 mil 018 pesos que el gobierno les otorga “no les es suficiente”. Por ello pidieron ser instalados en las instalaciones del Metro para vender de manera “formal”.
En aquella manifestación, donde participaron niños con cartulinas en las que se leía: “Dejen trabajar a mi papá, tenemos hambre”, y se oyeron consignas como: “¡Ortega, Mancera, la misma chingadera!”, los comerciantes advirtieron que seguirían bloqueando calles hasta que el gobierno satisfaga sus demandan que ellos denominaron como «laborales», así como su permanencia en los vagones del Metro.
Aquel día, el subsecretario general del Gobierno capitalino, Juan José García Ochoa, sostuvo una reunión con los vagoneros independientes a quienes dijo que se les instalaría en corredores y locales de la Línea 12 del STC, y con quienes charlaría después.
Los comerciantes también exigieron a las autoridades locales la construcción de una plaza para que puedan vender sus productos, además de que se les brinde un trato justo, pues acusaron que elementos de la policía los han agredido cuando les han solicitado que abandonen las instalaciones y les han decomisado su mercancía.
En esa marcha, los vagoneros aclararon que no pertenecen a ningún grupo a diferencia de sus compañeros que sí firmaron el acuerdo del programa que les brindaría las facilidades para poder emplearse además del apoyo mensual acordado.
Sin embargo, el titular de la Sedeco dio a conocer a principios de marzo que mil 200 comerciantes ya contaban con su clave para acceder a los recursos, pero sólo 890 habían retirado su primera quincena del banco.
VIOLENCIA EN EL METRO
El 4 de marzo se dio a conocer que en la estación del Metro Bellas Artes una pareja fue agredida por presuntos asaltantes; la mujer de 20 años, dijeron entonces, resultó herida por lo que fue trasladada a un hospital.
Un día después, Rodolfo Ríos Garza, titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), dijo que el conflicto fue motivado por una riña y no por un asalto como se informó en un inicio. Además, expuso, los agraviados eran elementos de la policía auxiliar.
Ríos Garza explicó que «fue una riña en las escaleras que llevan al andén en el Metro, donde el hombre que tenemos detenido como probable responsable saca una navaja y lesiona a un hombre y a una mujer. A él lo trasladan a un hospital de Balbuena y lamentablemente ahí perdió la vida; ella está grave, pero estable, no ha podido declarar sobre los hechos» .
El funcionario dijo que se contaba con videos de seguridad, los cuales no eran totalmente claros. Sin embargo, no descartó que el presunto agresor haya sido un vagonero: «Hay un sólo video que no señala el momento de la escalera, es lejano, sólo se ve un movimiento, pero no se observa con claridad lo que ocurrió». También dijo que el presunto responsable ya contaba con antecedentes penales por violencia familiar.
Sin embargo, no es el primer hecho de violencia relacionado con los comerciantes ambulantes del Metro. En octubre del año pasado se informó sobre un hombre que fue apuñalado en la Estación Merced, presuntamente por un vagonero, pero las autoridades no han logrado aclarar ese hecho.