El Presidente de México dio la bienvenida al Papa Francisco en Palacio Nacional. Allí le habló sobre los desafíos modernos, la necesidad del diálogo y la solidaridad. El Pontífice respondió con halagos a la cultura y la riqueza de México pero advirtió: “Cada vez que buscamos el camino del privilegio o el beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.
Por Juan Luis García y Shaila Rosagel
Ciudad de México, 13 de febrero (SinEmbargo).- El Presidente Enrique Peña Nieto habló hoy ante el Papa Francisco sobre desafíos, la necesidad del diálogo y de la solidaridad, y el Pontífice resaltó, en Palacio Nacional, la riqueza que tiene México, y dijo:
“Cada vez que buscamos el camino del privilegio o el beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.
El Papa, de 79 años, llamó a forjar “este bien común que en este siglo XXI no goza de buen mercado” y a encontrar “nuevas formas de diálogo, de negociación, de puentes” para caminar por la “senda del compromiso solidario”.
En el Palacio Nacional, la sede del Gobierno, Francisco fue recibido por el presidente Enrique Peña Nieto en presencia del cuerpo diplomático, empresarios y representantes de los tres poderes, ante quienes pronunció su primer discurso.
“A los dirigentes de la vida social, cultural y política les corresponde de modo especial ofrecer a todos los ciudadanos la oportunidad de ser dignos actores de su propio destino”, dijo.
Francisco es el primer jefe de la Iglesia que es recibido por un mandatario en la sede del gobierno mexicano. El pontífice salió de la Nunciatura en el papamóvil a las 8:45 hora local y recorrió 14 kilómetros hasta el Patio de Honor del Palacio Nacional, donde Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera le dieron la bienvenida junto al gabinete de Gobierno.
Tras varios actos protocolarios, saludar a altos funcionarios y reunirse en privado con el Presidente, quien pronunció un mensaje de bienvenida, el pontífice dio un un discurso con un fuerte mensaje contra la desigualdad y en favor del bien común para tener un “futuro esperanzador”.
Francisco sostuvo que en un país tan diverso como México, “privilegiado” con una identidad propia y riqueza por “sus culturas indígenas, mestizas y criollas”, es necesario que las instituciones políticas, la sociedad civil y el mercado “se comprometan en la búsqueda del bien común y en la promoción de la dignidad de la persona”.
“Una cultura ancestral y un capital humano esperanzador, como el suyo, tiene que ser la fuente de estímulo para que encontremos nuevas formas de diálogo, de negociación, de puentes capaces de guiarnos por la senda del compromiso solidario”.
Por su parte, Peña Nieto destacó la importancia de la visita papal en momentos en los que la humanidad “experimenta cambios que provocan dudas e incertidumbre”.
“Le damos la más cálida y fraternal bienvenida a nuestro país», expresó el mandatario. “México lo quiere”.
Antes, el Papa señaló: “Agradezco señor Presidente las palabras de bienvenida. Es motivo de alegría poder pisar esta tierra mexicana, que ocupa un lugar especial ene lugar de las Américas, yo vengo con misericordia y paz, pero también como hijo que quiere rendir homenaje a su madre, la virgen de Guadalupe y dejarse mimar por ella”.
“Buscando ser buen hijo, siguiendo la huella de la madre, quiere a su vez rendirle homenaje a este pueblo. A su cultura y diversidad. Quiero abrazar al pueblo mexicano en sus múltiples expresiones, y desafíos que les toca vivir. Gracias por recibirme hoy en su tierra”, señaló.
Peña Nieto describió al Papa como un líder “sensible y visionario”, cuyas causas también son las de México, un país que -dijo- escuchará su «mensaje de aliento y esperanza”. Los mexicanos “están listos para recibir sus palabras de paz”, agregó el Presidente, que consideró que el Papa “dejará una huella imborrable” en el país, pero también en el pontífice.
Peña Nieto dijo al Papa que durante sus cinco días de visita, en los cuales recorrerá el país de frontera a frontera, será testigo de la fe de millones de personas de bien que día a día practican una vida de principios.
Francisco consideró que México es “un gran país” cuya «principal riqueza [es que] tiene rostro joven, sí, son sus jóvenes. Poco más de la mitad de la población esta en esa edad juvenil. Un pueblo con juventud es capaz de renovarse, de transformarse”.
«Y a la vez nos desafía positivamente, Esta realidad nos lleva inevitablemente sobre la propia responsabilidad a la hora de construir el México que queremos y que deseamos a las generaciones venideras”, agregó.
El Pontífice dijo que «la formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro como corresponsable en la causa común de promover el desarrollo nacional”.
Posteriormente, al recibir al Papa Francisco en la Catedral Metropolitana, Francisco Robles Ortega, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, dijo: “México enfrenta situaciones difíciles, causadas por personas que, habiéndose dejado seducir por el pecado, provocan injusticia, inequidad, pobreza, corrupción, migración, violencia, daños al medioambiente, sufrimiento y muerte”.
EN LA CALLE
Para el Papa Francisco, aplausos. Para el Presidente, abucheos y rechiflas. Así se vivió la recepción del Papa en Palacio Nacional esta mañana en un Zócalo capitalino abarrotado de visitantes en las gradas y el en la plancha.
Francisco levantó aplausos y gritos de furor: “¡Queremos ver al Papa! ¡Queremos ver al Papa!”
Cuando habló de narcotráfico, tráfico de personas y violencia, los aplausos de los asistentes llovieron. Pero cuando se anunció el mensaje de Peña Nieto, un enorme abucheo retumbó en el Zócalo, donde según las autoridades se calculaba habría unas 70 mil personas.
Cuando Peña le dijo al Papa que su presencia sería de esperanza para millones de “mejocanos”, la rechifla y el abucheo se agudizó. Después, Peña habló del bien y el mal. Un hombre proveniente de Monterrey enseñaba a los asistentes fotografías del motín de la Cárcel de Topo Chico.
“Vinimos varios de Monterrey, los vuelos del Viva Aerobús venían todos llenos. Yo vine a ver al Papa y hacer activismo”, dijo Rubén Guajardo Espinosa. Rubén aseguró que muchos activistas de Monterrey visten pantalón de mezclilla, camiseta negra y un paliacate rojo o amarillo.
En las fotos de Rubén había mujeres embarazadas en crisis a laa afueras del penal. Ambulancias y desmayadas. “Estamos pidiendo que se trasmita lo que pasó en Topo Chico. Lo que está pasando allá con los derechos humanos”, dijo.
Alrededor del Zócalo, en las calles 5 de Mayo, los filtros de seguridad para ingresar son exhaustivos.
No todas las personas pueden pasar. El pase es selectivo y no queda claro quién sí y quién no.
Avenida Reforma luce solitaria y en las pantallas colocadas en Bellas Artes y en Avenida Juárez, hay un puñado de personas siguiendo la ceremonia de Palacio Nacional y el recorrido del Papa.