Ciudad de México, 24 de marzo (SinEmbargo).- En la búsqueda de vida extraterrestre, la tendencia natural es buscar formas de vida basadas en referentes visuales del imaginario fantástico concebido durante el último siglo. Sin embargo, las expectativas podrían cambiar por completo si se considera que lo que pueda encontrarse sea más similar a un microorganismo que a otra cosa. De esta manera, la clave para el primer avistamiento de extraterrestres puede encontrarse en arcoíris de colores que se observen, procedentes de la superficie de un exoplaneta.
Esa idea aparentemente simple es lo que se encuentra detrás de un estudio dirigido por Siddharth Hegde del Instituto Max Planck de Astronomía en Alemania. Sin embargo, es un poco más complejo que eso.
Vistas a años luz de distancia, las plantas de la Tierra dan nuestro planeta un matiz distintivo en el infrarrojo cercano, un fenómeno llamado borde rojo. Eso es debido a que la clorofila en las plantas absorbe las ondas de luz más visibles, pero comienza a ser transparente a las longitudes de onda en el extremo más rojo del espectro. De esta manera unhipotético extraterrestre que pudiera mirar a la Tierra a través de un telescopio podría asociar este color reflejado con la presencia de oxígeno en nuestra atmósfera y, por ende, a la conclusión de que hay vida.
Por tal motivo, un grupo de científicos elaboró un catálogo de colores de la luz reflejada por 137 microorganismos que podría servir para identificar la vida en el espectro de otros planetas: la luz de esos mundos que llega hasta nosotros, publicó Smithsonian Magazine.
“Esta base de datos nos da el primer vistazo a lo que podrían parecer algunos mundos de ahí fuera. Nos Hemos fijado en una amplia gama de formas de vida, incluyendo algunas de los entornos más extremos de la Tierra”, dijo Lisa Kaltenegger, profesora de astronomía y directora del Institute for Pale Blue Dots de la Universidad de Cornell, que se encarga de buscar exoplanetas habitables.
Por esta razón, la base de datos cuenta con una amplia gama de biofirmas que podrían corresponderse con las de la vida en otros mundos donde, por ejemplo, la forma predominante fueran los extremófilos, microbios que en la Tierra viven en entornos que matarían a muchas criaturas, incluido el ser humano.
Este catálogo ayudaría a detectar vida extraterrestre, sobre todo tomando en cuenta que que gran parte de la historia de la vida en la Tierra ha estado dominada por microbios. De esta manera, dado que es probable que la vida que pudiera llegar a encontrarse en algunos exoplanetas se encuentre todavía en la etapa unicelular, el método de búsqueda sería el más acertado hasta ahora para la detección de alienígenas.
«Aquí presentamos la primera base de datos, a nuestro entender, para tales características de la superficie, como preparación para la próxima generación de telescopios espaciales y terrestres que buscar una amplia variedad de vida en exoplanetas», dijo Hegde.
Alrededor de dos mil exoplanetas se han descubierto orbitando estrellas lejanas, algunos de los cuales ocupan la «zona habitable» de sus respectivos soles. Esto es, donde las temperaturas son lo suficientemente leves como para que el agua de superficie líquida y la vida sea posiblemente similar a la Tierra.
La siguiente fase de la investigación de exoplanetas implicará sondear sus atmósferas y la luz para las firmas de la vida reflejada. Mientras tanto, una cuestión que falta por afinar es definir de manera más precisa los procesos geológicos o químicos naturales que podrían crear una falsa señal de vida. Hasta ahora, los pigmentos de las formas de vida se ven diferentes a los reflejados por los minerales, pero el equipo no ha examinado todas las posibilidades, dice Kaltenegger. No obstante, los especialistas tienen la esperanza de hacer más pruebas en el futuro a medida que se acumulan en la biblioteca digital, la cual ahora está en línea, de manera gratuita, para que los cibernautas puedan explorarla.