¿Te muerdes las uñas? No estás nervioso, sólo aburrido: estudio

19/03/2015 - 12:00 am
Foto Shutterstock
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Ciudad de México, 19 de marzo (SinEmbargo).- Morderse las uñas, rascarse la piel o jalarse compulsiva y repetidamente el cabello son parte de un tipo de conductas asociadas con la compensación de emociones como el aburrimiento, la impaciencia y la frustración, lo cual podría ligarse a la tendencia al perfeccionismo, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Montreal.

Para llegar a estas conclusiones, un equipo de expertos canadienses juntó a un 24 personas que realizaban estas acciones de manera crónica a quienes compararon con un grupo de control del mismo número, quienes no presentaban ninguna de las conductas.

Primero se les realizó una entrevista vía telefónica y se les pidió llenar un formulario en su propia casa para evaluar su estado emocional. Posteriormente los llevaron al laboratorio, en donde los expusieron a cuatro situaciones distintas, creadas específicamente para crearles un sentimiento distinto: aburrimiento, estrés, frustración y relajación.

En el primer escenario, los examinados permanecieron solos en una habitación durante seis minutos. La frustración, por su parte, se desató cuando les pidieron realizar una tarea aparentemente fácil y rápida, que al final no lo era.

Los hallazgos demostraron que las personas con conductas repetitivas centradas en el cuerpo tenían mayor ansia de manifestarlas cuando se sentían aburridas, frustradas o impacientes en comparación con cuando estaban relajadas o con el grupo de control.

«Creemos que los individuos con estos comportamientos repetitivos pueden ser perfeccionistas, lo que significa que no son capaces de relajarse o realizar tareas a un ritmo ‘normal’. Son también propensos a la frustración, impaciencia e insatisfacción cuando no se alcanzan sus metas. Además experimentan altos niveles de aburrimiento», dijo en el estudio publicado en el Journal of Behavior and Experimental Psychiatry, el autor principal, Kieron O’Connor.

Contrario a lo que se pensaban como comportamientos derivados del nerviosismo, y aunque sí se derivan del estrés, «también parece que satisfacen una necesidad y dan una cierta forma de recompensa», dijo el profesor de psiquiatría.

De acuerdo con el Huffington Post, si alguien se muerde las uñas de vez en cuando, no hay necesidad de preocuparse, pues dicen los investigadores que sirven a un propósito temporal cuando no somos capaces de canalizar la energía en algo más productivo.

«Los efectos positivos de los hábitos son son la estimulación y una forma (de mala adaptación) de regular las emociones. Lo que provoca el hábito es en gran parte la frustración y la impaciencia, por lo que la acción sustituye una acción más constructiva», dijo vía correo electrónico el médico al Huff.

Pero cuando los hábitos son difíciles de detener e interfieren en la vida diaria, se vuelven desórdenes, como la tricotilomanía, un trastorno de ansiedad caracterizado por jalarse las pestañas compulsivamente.

Para tratar este tipo de desórdenes existen dos opciones: tratamientos conductuales para sustituir el hábito, y el otro, un enfoque independiente que se centra en los factores subyacentes que crean la tensión, como el perfeccionismo y otras creencias negativas, según O’Connor.

en Sinembargo al Aire

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