Ciudad de México, 12 de febrero (SinEmbargo/TicBeat).- Life Sciences, una de las divisiones secretas del proyecto Google X, especialistas en medicina, biología molecular, física y otras ciencias, se encuentra en el desarrollo de una plataforma de nanopartículas que emule la piel humana con el fin de prevenir y combatir el cáncer.
Desafiar el imposible sigue siendo una de las difíciles metas asumida por el grupo de investigadores de Life Sciences, fundada en 2014, la pequeña organización creada para revolucionar la medicina, ponía en marcha el proyecto de las lentes inteligentes que miden el nivel de glucosa de las personas con diabetes o la cuchara para contrarrestar los temblores de los enfermos de Parkinson. Ahora el grupo de especialistas en medicina, biología molecular, física y otras ciencias están a la conquista de otro hito: el cáncer.
El camino, como bien lo reconoce el jefe de la división, Andrew Conrad, será muy largo, pero los primeros pasos de cómo van a abordar el reto parece que ya los han encontrado, en teoría. Faltaría ver si a la hora de pasar a la práctica las cosas salen como lo previsto y ahí es donde entrará en escena una de sus principales armas, una plataforma de nanopartículas de detección de la enfermedad en la que llevan trabajando desde finales del año pasado.
La respuesta para ver si van bien encaminados o no, tal como ha declarado Conrad durante una entrevista en exclusiva para The Atlantic, es la piel sintética. En concreto, la división Life Sciences de Google intenta fabricar manos que parezcan lo más realista posible para empezar a trabajar en las pruebas de una pulsera capaz de detectar la aparición de las células cancerosas en el cuerpo.
“Estamos tratando de cambiar la medicina de ser episódica y reactiva, como cuando vas al médico diciendo ‘mi brazo me duele’, a ser proactiva y preventiva”, dijo Conrad.
¿Cuál será el papel de las nanopartículas en la detección del cáncer? Según los expertos de Google estas partículas que llegan a la milésima parte de la anchura de un glóbulo rojo, además de estar cubiertas de anticuerpos y proteínas para ayudar a combatir las primeras etapas de la enfermedad, también cumplirán el rol de sensores.
El magnetismo de las nanopartículas permitirá a los médicos extraer la información que necesitan sobre el estado de salud de la persona y prevenir la propagación de ciertas enfermedades, entre las cuales se incluyen el cáncer y la patología cardíaca.
En este sentido, el wearable recogería datos sobre lo que pasa dentro del cuerpo del usuario y actuaría como un sistema de alarma cada vez que identifique cambios en su bioquímica. Para ello, el paciente tendrá que tomarse una pastilla que contiene esas nanopartículas y que, una vez liberadas en el cuerpo, irán en la búsqueda de las células cancerosas. Al encontrarlas se juntarán a éstas y empezarán a emitir luz que, posteriormente será captada por la pulsera inteligente.
El proceso será facilitado por un imán suficientemente potente para atraer las nanopartículas a “la vasculatura superficial del brazo”, justo en la zona donde el usuario llevará puesto el wearable.
Uno de los principales problemas será el de hacer que la luz sea captada por la pulsera, motivo por el cual los científicos de Google han decidido construir brazos artificiales para estudiar mejor la forma en la que la luz pasa a través de la piel.
Estos tendrán que pensar en otro aspecto importante y ese es que la piel de cada persona tiene sus propias características, por lo cual en los experimentos también se deberán tener en cuenta factores como el color y el grosor de la piel.
El grupo de científicos de Google cree que su método permitiría un diagnostico antes de la aparición de algún síntoma, haciendo posible la intervención temprana.
Cuándo se verán los primeros resultados es algo que de momento depende de la evolución de los futuros desarrollos: “Estamos haciendo un buen progreso, pero el camino es largo y difícil. Así que creo que vamos a llegar allí y espero que sea cuestión de años, y no de décadas”, señala.