El repunte experimentado por el dólar desde que se conociera la victoria del republicano, así como el imparable rally de la renta variable americana, hacen pensar que la Fed se verá obligada a realizar un ajuste más brusco en lo que a tipos se refiere, con tres o cuatro incrementos de 25 puntos básicos cada uno en 2017.
Por José Luis de Haro
Ciudad de México, 12 de diciembre (SinEmbargo).– Tras un largo y enrevesado año, marcado primero por la volatilidad en China seguido de los mínimos del petróleo, que llegaron a perder el nivel de los 30 dólares, y aderezado por riesgos políticos como el brexit y más recientemente las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la Reserva Federal se prepara para subir tasas en la reunión de este miércoles.
Una decisión más que digerida por el mercado y donde la paciencia de Janet Yellen y el resto de los nueve componentes del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) ha colocado las expectativas en un momento dulce, que pocos pudieron imaginarse meses atrás.
«Con una subida de 25 puntos básicos casi asegurada, al menos eso esperan más del 95 por ciento de los operadores, la atención de la última reunión del año estará en los potenciales cambios que puedan producirse en la proyecciones económicas», indica Jay Hatzius, economista jefe para Estados Unidos de Goldman Sachs. «Esperamos ligeros ajustes en las cifras de paro, crecimiento e inflación para 2016 y 2017, básicamente porque los datos hasta la fecha han sido mejores de lo esperado», señala.
Aún así, desde el banco capitaneado por Lloyd Blankfein, donde se curtió el próximo secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y donde su presidente Gary Cohn, también ha recibido ofertas para sumarse a la administración Trump, consideran que no habrá cambios en el conocido como dot-plot.
Para aquellos ajenos a la jerga financiera, básicamente este término se refiere a la tendencia que observan desde el banco central estadounidense para las tasas de interés durante los próximos años. En estos momentos, Yellen y sus chicos sólo observan dos subidas el próximo año mientras que, a largo plazo, el coste del dinero se mantendrá por debajo del 3 por ciento.
En estos momentos, según el indicador FedWatch que elabora la Bolsa Mercantil de Chicago (CME, por sus siglas en inglés) y que sigue en tiempo real el cambio de expectativas en lo que a política monetaria se refiere, se descuenta sólo una subida de tasas en 2017. Un incremento que se llevaría a cabo en la reunión que culminará el próximo 14 de junio y que colocaría las tasas de interés entre el rango del 0.75 y el 1 por ciento si incluimos la vuelta de tuerca de 25 puntos básicos que debería ocurrir el próximo miércoles a las dos de la tarde, hora local en Washington D.C.
Esto sugiere que, de momento, el mercado opta por mantener la calma y dará margen a la Fed para que digiera los cien primeros días del presidente electo Donald Trump como inquilino de la Casa Blanca, un cargo que jurará el próximo 20 de enero.
«No esperamos cambios en el dot-plot con respecto al mes de septiembre», coincide en apuntar Michelle Meyer, economista de Bank of America Merrill Lynch, quien sin embargo considera que estas proyecciones «son las más vulnerables» durante el próximo año. De hecho, Meyer explica que sólo es necesario que dos miembros del FOMC eleven sus perspectivas para incrementar la media total para 2017. Aún así esta economista no considera que los altos funcionarios de la Fed descuenten en cualquiera de sus movimientos y proyecciones la expectativa de un cambio en la política fiscal del país.
ACELERA INFLACIÓN
Recordemos que Trump ha prometido una inversión pública en infraestructuras y defensa que alcanzará el billón de dólares además de una reforma del código tributario que no sólo incluye una simplificación del mismo y rebajas de impuestos para familias e individuos a todos los niveles sino también una reducción del impuesto de sociedades hasta situarlo en el 15 por ciento.
Medidas que de implantarse como tal, algo difícil de pensar ya que pese a la hegemonía republicana en el Capitolio, el núcleo duro de los legisladores es fiscalmente conservador, acabarían por acelerar el crecimiento así como la inflación.
A este lado del Atlántico, acostumbrados a acuñar nuevos términos, ya han bautizado este hecho como la posible Trumpflación en ciernes. El repunte experimentado por el dólar desde que se conociera la victoria del republicano, así como el imparable rally de la renta variable americana, hacen pensar que la Fed se verá obligada a realizar un ajuste más brusco en lo que a tipos se refiere, con tres o cuatro incrementos de 25 puntos básicos cada uno en 2017.
Una situación que puede fomentar el nombramiento de las dos posiciones vacantes en el Consejo de Gobierno de la Fed. Éstas han permanecido sin ocupar porque Obama no ha contado con la ratificación del Senado para ocupar dichos cargos, pero Trump no debería tener problema alguno en colocar a sus primeros militantes en el corazón del banco central estadounidense.