Mañana a las 01:00 horas, tiempo de la Ciudad de México, el América se medirá en cuartos de final del Mundial de Clubes contra el Guangzhou Evergrande, un equipo que a los aficionados mexicanos no les dice mucho, pero es considerado el «Real Madrid asiático». ¿Quienes son estos que también se hacen llamar los «Tigres del Sur»?
Por Andrés Corona
Ciudad de México, 12 de diciembre (SinEmbargo/Vice Media).- El fútbol con ojos rasgados está de moda. Asia es un mercado en alza en el fútbol moderno: los equipos más poderosos de Europa deciden viajar año tras añoa países como China, Japón, Indonesia o Malasia para realizar ahí sus pretemporadas. Deportivamente no suelen ser demasiado productivas —son notorias las quejas de los entrenadores por la extravagancia e inadecuación del calendario—, pero económicamente la compensación es considerable.
En Asia, además, no solo los grandes clubes europeos pueden sacar tajada. La popularidad de los futbolistas occidentales también ha representado un buen negocio para las entidades locales: y hoy por hoy, el campeonato que ha demostrado saber aprovecharse mejor de esta simbiosis Oriente-Occidente seguramente sea la Superliga de China
China ha imitado en los últimos años un modelo deportivo muy similar a su gran rival político, los Estados Unidos, en lo que a la MLS se refiere. Igual que los equipos estadounidenses, los clubes chinos empezaron a contratar a jugadores que estaban en pleno declive de su carrera para posteriormente fichar a futbolistas jóvenes que, atraídos por el lustre de los veteranos, pudieran complementarles y generar así equipos competitivos.
La Superliga china, como la MLS, tiene un calendario diferente al resto de campeonatos en el mundo. En lugar de arrancar en agosto y culminar en mayo o junio, el torneo asiático empieza en marzo y termina en octubre; en verano se suelen realizar unas breves pausas, especialmente en las temporadas que coinciden con Mundiales o Juegos Olímpicos.
No podemos hablar de China como una superpotencia en el mundo del fútbol —al menos de momento—, pero en el enorme país asiático hay un club que está empezando a destacar de forma notable. De hecho, los resultados internacionales de este equipo son mejores que los que suelen conseguir los equipos de la MLS: dominan su Confederación, disponen de varios jugadores realmente de élite y son capaces de aguantar el tipo a los otros continentes en el Mundial de Clubes. Son el Guangzhou Evergrande.
Si hubiera que comparar al Guangzhou con un equipo europeo, este sería sin duda el Real Madrid. Los dueños del club asiático se dedican a la construcción, igual que el presidente Florentino Pérez; solo que esta vez sus negocios no son ACS, sino los grupos empresariales Evergrande y Alibaba. Estos dos conglomerados suman más del 50 por ciento de las acciones del Guangzhou Evergrande.
Fundados en el año 1954, la grandeza de los llamados «Tigres del Sur» se empezó a forjar en la presente década. El Guangzhou es el actual campeón de la Superliga china y lo lleva siendo desde 2011, cuando inició su actual política de contratación de grandes técnicos y jugadores de renombre internacional. De una forma análoga al Real Madrid (a la escala del fútbol chino, por supuesto), el Guangzhou centra sus esfuerzos en contratar a «galácticos» que no solo ofrezcan resultados deportivos sino que también ayuden a fortalecer la marca.
Actualmente, el Guangzhou Evergrande tiene en sus filas a una multitud de brasileños, empezando por el entrenador Luiz Felipe Scolari. Su estrella, curiosamente, es un ex del Real Madrid como Robinho; en su centro del campo figura Paulinho, el antiguo jugador del Tottenham Hotspur; en la delantera está el recientemente fichado Ricardo Goulart, un futbolista que dio un tremendo rendimiento con el Cruzeiro en su país natal. El Guangzhou, además, es la base de la selección nacional de China: sus jugadores locales son los de más nivel del gigante asiático.
Si hoy el Guangzhou se nutre sobre todo de Brasil, antes había sido Italia su mayor proveedor. Previamente al desembarco «carioca», el club cantonés se había centrado en contratar a profesionales transalpinos: así, Marcello Lippi y Fabio Cannavaro se sucedieron en el banquillo mientras en el campo evolucionaban jugadores como Alessandro Diamanti y Alberto Gilardino. Lippi pasó de entrenador a director deportivo antes de retirarse; el final de la época de Cannavaro fue bastante más extraño, ya que club y jugador anunciaron que separaban sus caminos de forma repentina tras empatar un partido frente al Tianjin Teda cuando el equipo encabezaba la clasificación.
A diferencia de cualquier club de los Estados Unidos, el cuadro chino ha ganado en dos ocasiones el máximo torneo de su Confederación. Con mucho menos foco mediático que los clubes de la MLS, el Guangzhou ha disputado ya un Mundial de Clubes… y disputará al siguiente, de forma que competirá por el trono mundial contra el Barça. Su primera participación, en 2012, se cerró con un cuarto puesto tras dos derrotas, una frente al Bayern de Múnich (3-0) y otra frente al Atlético Mineiro (2-3).
La tradicional batalla olímpica por demostrar qué deporte es mejor, si el chino o el estadounidense, ha alcanzado el fútbol. De momento, la MLS va perdiendo; los clubes de la CONCACAF, especialmente los mexicanos, han cerrado el paso a sus vecinos norteños. Recientemente, el Toronto FC de Sebastian Giovinco estuvo a un paso de disputar el Mundial de Clubes, pero el Club América de México DF se cruzó en su camino. El mundo perdió la oportunidad de ver un duelo directo entre China y EU.
Los equipos estadounidenses han apostado por jugadores franquicia que les den, además de impacto comercial, los títulos que requieren para dominar la Liga y la Confederación. Sin embargo, ningún futbolista de renombre lo ha conseguido. Actualmente, a diferencia del Guangzhou Evergrande, la llegada de futbolistas como David Villa, Frank Lampard, Kakà, Steven Gerrard o Didir Drogba no ha servido a los clubes que les ficharon ni siquiera para colarse en la final de la MLS.
El método de los «Tigres del Sur» ha conseguido éxitos a nivel económico y deportivo que muchos conjuntos sudamericanos, norteamericanos o europeos ya querrían para sí. El club cantonés cuenta con un modelo de negocio que les da grandes ingresos, un apartado deportivo que les está llevando a los títulos, una academia en expansión con una ambición brutal… y por si fuera poco, la entidad cuenta con un inversor sólido que garantiza que el proyecto siga por buen camino.
La MLS está creciendo en popularidad y espectacularidad, pero de momento ninguno de sus clubes ha sido capaz de forjar una hegemonía que le permitiera expandirse más allá de las fronteras de EU y Canadá. El Guangzhou empieza a lograrlo: su situación de privilegio le permite no solo compartir protagonismo con los clubes potentes de la región —nipones, surcoreanos e incluso del Golfo Pérsico—, sino competir con ellos de tú a tú e incluso superarles sobre los terrenos de juego, algo nunca visto hasta la fecha en China.
¿Hasta dónde puede llegar el fútbol chino en general y el Guangzhou Evergrande en particular? Los experimentos variados de la Asociación China de Fútbol —que han incluido, entre otros, la contratación de José Antonio Camacho como seleccionador en una de las decisiones más WTF? del balompié reciente— no parecen haber sido excesivamente productivos; sin embargo, el Guangzhou demuestra que otro camino es posible… con dinero, por supuesto.
A día de hoy, Europa sigue siendo el centro del fútbol mundial a nivel de clubes y Sudamérica su mayor vivero: queda por ver qué región se convertirá en la «residencia para retirados» del balompié mundial —y si sabrá explotarlo. ¿Serán los atractivos Estados Unidos y su MLS, un torneo en teórico crecimiento perpetuopero cuya explosión lleva décadas sin llegar? ¿Será el Golfo Pérsico y sus petrodólares aparentemente infinitos?
¿O tal vez sea China?
Por lo pronto, y al menos a nivel de resultados, el gigante asiático va ganando.