El estudio logró identificar seis elementos potencialmente dañinos, además de sustancias químicas industriales y cafeína.
Madrid, 12 de octubre (Europa Press).- Los aerosoles para vapear contienen casi 2 mil de sustancias químicas desconocidas y no reveladas por los fabricantes, entre ellas sustancias químicas industriales y cafeína, según han descubierto investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos.
El estudio es el primero que aplica a los líquidos y aerosoles para vapear una técnica avanzada de huellas dactilares utilizada para identificar sustancias químicas en los alimentos y las aguas residuales.
Los resultados, que acaban de publicarse en la revista Chemical Research in Toxicology, sugieren que las personas que vapean utilizan un producto cuyos riesgos aún no se han determinado por completo y podrían estar exponiéndose a sustancias químicas con efectos adversos para la salud.
Characterizing the chemical landscape in commercial e-cigarette liquids and aerosols by liquid chromatography–high-resolution mass spectrometry: https://t.co/nzncF2NECJ
— American Thoracic (@atscommunity) October 8, 2021
«Las investigaciones existentes que comparaban los cigarrillos electrónicos con los normales descubrieron que los contaminantes de los cigarrillos son mucho más bajos en los cigarrillos electrónicos. El problema es que los aerosoles de los cigarrillos electrónicos contienen otras sustancias químicas no caracterizadas que podrían entrañar riesgos para la salud que aún desconocemos –afirma el autor principal, Carsten Prasse, profesor adjunto de salud ambiental e ingeniería en Johns Hopkins–. Cada vez más jóvenes utilizan estos cigarrillos electrónicos y necesitan saber a qué se exponen».
Los estudios anteriores sobre los cigarrillos electrónicos han buscado específicamente pruebas de las sustancias químicas peligrosas que se encuentran en los cigarrillos tradicionales. Pero aquí los investigadores realizaron un análisis no dirigido para explorar toda la gama de sustancias químicas tanto en el líquido de vapear como en los aerosoles.
Utilizando una técnica de huellas químicas basada en la cromatografía líquida/espectrometría de masas de alta resolución, que nunca se ha utilizado en muestras de vapeo pero sí para identificar compuestos orgánicos en aguas residuales, alimentos y sangre, el equipo analizó cuatro productos populares: Mi-Salt, Vuse, Juul y Blu. Aunque es posible comprar productos de vapeo de cientos de sabores, en este caso, para mantener la coherencia, sólo se analizó el líquido con sabor a tabaco.
Encontraron miles de sustancias químicas desconocidas en el líquido, y el número de compuestos aumentó significativamente en el aerosol. Además, detectaron compuestos similares a los hidrocarburos, típicamente asociados a la combustión, algo que, según los fabricantes, no ocurre durante el vapeo. En los cigarrillos tradicionales, los hidrocarburos condensados que se generan durante la combustión son tóxicos.
«Una de las principales razones por las que se comercializan los cigarrillos electrónicos es que funcionan a temperaturas inferiores a las de la combustión, lo que los haría más seguros que el tabaquismo tradicional –explica la autora principal, Mina Tehrani, becaria postdoctoral de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins–. Nuestro estudio demuestra que este novedoso enfoque de huellas dactilares puede aplicarse para evaluar si se están produciendo procesos similares a la combustión».
El equipo encontró casi 2 mil sustancias químicas, la gran mayoría de las cuales no están identificadas. De las que el equipo pudo identificar, seis sustancias eran potencialmente dañinas, incluidas tres sustancias químicas que nunca se habían encontrado en los cigarrillos electrónicos. A Tehrani le sorprendió especialmente encontrar el estimulante cafeína en dos de los cuatro productos. La cafeína se había detectado anteriormente en los cigarrillos electrónicos, pero sólo en los sabores orientados a la cafeína, como el café y el chocolate.
Además de la cafeína, el equipo encontró tres sustancias químicas industriales, un pesticida y dos aromatizantes relacionados con posibles efectos tóxicos e irritación respiratoria.
Prasse explica que se interesó por el estudio de los productos de vapeo después de que su primo, antiguo fumador, empezara a vapear, insistiendo en que era saludable.
«La gente tiene que saber que inhala una mezcla muy compleja de sustancias químicas cuando vapea. Y de muchos de estos compuestos no tenemos ni idea de lo que son en realidad –advierte Prasse–. Tengo un problema con el hecho de que el vapeo se comercialice como algo más saludable que fumar cigarrillos porque, en mi opinión, no estamos en condiciones de afirmarlo».
La coautora Ana M. Rule, experta en la exposición a los metales del vapeo en la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, afirma que muchos jóvenes que vapean nunca han fumado, por lo que no están tomando una decisión más saludable, sino que empiezan con una de riesgo.
«Hay millones de estudiantes de secundaria y bachillerato que consumen cigarrillos y que, de otro modo, no pensarían en fumar –afirma–. Para ellos no hay una reducción del riesgo, sino un aumento del mismo».