La Paz, 12 oct (dpa) – Los participantes en la segunda Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Defensa de la Vida, que concluyó hoy en el municipio boliviano de Tiquipaya, acordaron con sus gobiernos una resistencia en las calles de París durante la cumbre climática de diciembre próximo, a que suba la temperatura del planeta.
«¡El Grupo 7 (país de alto desarrollo) quiere subir a dos grados centígrados!», alertó el Presidente de Bolivia, Evo Morales, en la clausura del evento que durante tres días reunió a unos 7 mil delegados, 2 mil de ellos llegados de diferentes países.
«Quiero convocar a las juventudes. Si no paramos el calentamiento global ¿Qué va a ser de acá a 40 años?», preguntó el mandatario boliviano.
La Declaración de Tiquipaya advierte que habrá una catástrofe planetaria si la temperatura sufre un incremento de más de 1,5 grados centígrados, y piden publicar información sobre los niveles de dióxido de carbono que causan el calentamiento global.
El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, planteó instalar en diciembre «una nueva Comuna» en París para defender la vida y combatir el calentamiento global en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21).
«Que en París haya las multitudes de una nueva Comuna, pero esta vez de la humanidad y en defensa de la vida», dijo.
Petro recordó que la «Comuna de París» inspiró en 1871 la revolución democrática en el planeta.
Los presidentes Rafael Correa, de Ecuador y Nicolás Maduro, de Venezuela respaldaron la propuesta del alcalde colombiano, y admitieron que el planeta está en riesgo por el calentamiento global.
«Es una lucha política. A finales de este año estaremos en la COP21. Si esta conferencia fracasara y no logramos acuerdos vinculantes para proteger el planeta podría empezar el entierro de nuestra civilización», señaló Correa.
Otra de las resoluciones de la cumbre de Tiquipaya es «exigir la creación de un Tribunal de Justicia Ambiental, Climático y de la Vida, para la determinación de responsabilidades, sanciones y reparación de los daños causados al patrimonio común».
Ese tribunal deberá ser un órgano judicial independiente, articulado por la Convención de las Naciones Unidas, para tratar controversias derivadas de la interpretación e implementación de las acciones necesarias para responder al cambio climático.
En la conferencia mundial que organizó Bolivia participaron el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, el canciller de Francia, Laurent Fabius, el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez y otras personalidades.
Hubo 12 mesas de debate con cuatro grupos temáticos (Amenazas del capitalismo contra la vida; La construcción del «Vivir Bien» y los caminos de la vida; El cambio climático y la cultura de la vida y Continuando en el camino de la defensa de la vida).
El documento de Bolivia destaca que «el mundo está siendo azotado por una múltiple crisis global que se manifiesta en una crisis climática, financiera, alimentaria, energética, institucional, cultural, ética y espiritual y en un estado de guerra permanente».
La delegación de Argentina logró respaldo para «exigir que los países desarrollados acaten la decisión de la ONU sobre los principios relativos a los procesos de Restructuración de Deuda Soberana, mediante los cuales se eliminan los fondos buitre y el pago de la deuda ilegítima».
Bolivia no desaprovechó la oportunidad para conseguir apoyo en su gestión de lograr un acceso soberano al océano Pacífico. Además, los delegados de la conferencia mundial de Tiquipaya pidieron generar un
espacio de diálogo para que los gobiernos de Bolivia y Chile resuelvan temas pendientes.
«Presidente Evo, toda nuestra solidaridad con el Gobierno de Bolivia y con el pueblo de Bolivia por una salida soberana al océano Pacífico», expresó el canciller cubano, Bruno Rodríguez. Además reiteró respaldo a la mandataria brasileña Dilma Rousseff, quien sufre acoso de sus opositores políticos.
La conferencia mundial de Tiquipaya, por último, proyecta realizar «una Convención Mundial de los Pueblos para desarrollar medidas de control de las nuevas tecnologías como la transgénesis, nanotecnología, geoingeniería y biología sintética».