Fue el primer expresidente sometido a juicio en México. A los 99 años de edad, el ex mandatario al que se responsabiliza por la matanza de Tlatelolco, en 1968, ve pasar los días en una habitación en su casa al sur de la CDMX.
Ciudad de México, 12 de septiembre (SinEmbargo).- A sus casi 100 años de edad, Luis Echeverría Álvarez, quien fuera Presidente de México entre 1970 y 1976, vive solo y despojado de las riqueza inmobiliaria que alguna vez ostentara, ya que sus hijos lograron que les donara sus bienes, según publicó la revista Proceso en su edición más reciente.
Echeverría, como había documentado el semanario, «vive arrinconado en una recámara» de lo que fue su residencia, como lo aseguró en su momento a la publicación María Modesta Gil Cedillo, quien fue su asistente personal durante 25 años y a quien despidieran los hijos del exmandatario.
De acuerdo con la publicación, un juicio laboral en contra de sus herederos dejó al descubierto la fortuna que amasó la familia durante todo este tiempo. Los hijos del expresidente tendrán que pagar un estimado de 9 millones de pesos a su contador, Raúl Olvera Gómez.
“El juicio ha permitido develar la fortuna que acumuló Echeverría muy al estilo del dictador chileno Augusto Pinochet, pues al mismo tiempo que era enjuiciado políticamente, los negocios familiares se multiplicaban y se hacia más rico junto con su familia”, señala Proceso en un reportaje firmado por José Gil Olmos.
Según el abogado del afectado, al negarse a cumplir la sentencia de la autoridad laboral, los Echeverría estarían poniendo en riesgo más de 50 millones de pesos por obligaciones incumplidas con quien fuera su contador.
La riqueza inmobiliaria de Echeverría que desde hace casi dos décadas está bajo el control de sus hijos está concentrada en 12 empresas: Administradora de Inmuebles Citlali, SA; Inmuebles Superación, SC; Inmuebles Abril, SC; Inmuebles Potam, SC; Inmuebles Cocori, SC; Inmuebles Nainari, SC; Club y Residencias de Cuernavaca, SA de CV; Cuernavaca Primavera, SA; Operadora de Hoteles y Restaurantes Sumiya, SA de CV; Bello Caribe, SC; Inmuebles Pez, SC; y Bella Ixtapa Inmobiliaria, SA.
En 2007, Proceso documentó que una sola de sus empresas, Club y Residencias de Cuernavaca, SA, propietaria de las instalaciones del Hotel Camino Real Sumiya en Jiutepec, Morelos, había registrado un incremento de capital de 24 millones de pesos.
Según la escritura pública 178253, expedida por el notario 2 de Cuernavaca, Hugo Salgado Castañeda, el capital social de la empresa pasó de 38 millones 170 mil 167 a 62 millones 170 mil 767 pesos –un incremento real de 24 millones–, “situación que se notificó durante la asamblea ordinaria de accionistas encabezados por su hija, María del Carmen Echeverría Zuno”.
La misma publicación cita que la riqueza inmobiliaria del expresidente tiene su origen el 9 de junio de 1976, cinco meses antes de finalizar su periodo al frente del Ejecutivo.
COMO UN DICTADOR
Proceso compara a Luis Echeverría con el dictador chileno Augusto Pinochet, ya que a principios de este siglo enfrentó un juicio por genocidio relacionado con la matanza de estudiantes en Tlatelolco, en 1968, y el “Halconazo” de 1971 al tiempo que su riqueza aumentaba gracias a empresas inmobiliarias.
“En 2006 Echeverría fue el primer presidente de México sometido a juicio. En noviembre de ese año se libró una orden de aprehensión en su contra como presunto responsable del delito de genocidio por la masacre del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, cuando fungía como secretario de Gobernación, y de la matanza del 10 de junio de 1971 ya como presidente.
“Sin embargo, por su edad y estado de salud, ambos cargos los pasó en prisión en su residencia de San Jerónimo y luego de tres años fue exonerado”, señala el semanario.
En 2002, cuando el expresidente tenía 80 años algunos de sus hijos lograron que “les donara” el total de los bienes, “con lo que dejó de ser usufructuario vitalicio de la riqueza generada por esos negocios inmobiliarios. Se trató de un despojo porque esa cesión la hicieron a sus espaldas, dice Heraclio Bonilla, quien fue abogado del exmandatario”.