La mexicana, de 33 años, había encadenado hasta tres lesiones en la fascia y en el tendón a tres meses de los Juegos y, aunque logró recuperarse, su recaída la pasada semana redujo sus posibilidades de firmar una buena actuación.
Río de Janeiro, 12 ago (dpa) – La atleta mexicana Marisol Romero abandonó hoy entre lágrimas el Estadio Olímpico de Río de Janeiro, después concluir en la trigésimo quinta posición en la final de los 10 mil metros de los Juegos que se disputan en la ciudad brasileña.
En el estreno del deporte rey y en la prueba más larga de cuantas se disputan en pista, Romero no pudo pasar de unos decepcionantes 35:33,03, seis minutos más de lo que invirtió Almaz Ayana para conquistar el oro pulverizando el récord del mundo, ahora en 29:17:45.
«Es el momento más difícil de mi carrera», confesó Romero, campeona panamericana de los 10 mil y de los 5 mil en México 2011, sin poder contener el llanto.
«Esperaba algo mejor, pero esta semana me resentí de las molestias que arrastraba y no pude dar más», añadió Romero, que fue doblada por la campeona mundial y por las atletas de cabeza.
La mexicana, de 33 años, había encadenado hasta tres lesiones en la fascia y en el tendón a tres meses de los Juegos y, aunque logró recuperarse, su recaída la pasada semana redujo sus posibilidades de firmar una buena actuación.
El elevadísimo ritmo que impuso Ayana para acabar batiendo el récord del mundo y lo mucho que se fragmentó el grupo inicial tampoco contribuyeron a que Romero encontrara su sitio en la espectacular carrera.
«Aquí había mucha competencia, a nivel internacional se está corriendo muy rápido y hoy las condiciones se dieron para correr en estos tiempos», señaló la fondista mexicana en alusión al impresionante récord de Ayana.
Pese a la decepción y las lágrimas, Romero dijo marcharse «satisfecha» y aplazó para cuando las emociones se hayan enfriado cualquier tipo de decisión sobre su futuro.
