Desde hace una década es la estrella de la repostería en El Gourmet. Es una de las 10 cocineras más importantes de México y en su nuevo programa enfrenta el desafío de mantener el nivel culinario en pasteles individuales o “mini-cakes”
Ciudad de México, 12 de agosto (SinEmbargo).– Es dulce y amable como su profesión lo requiere. Además, se ufana de no haber repetido nunca una receta en el largo ciclo televisivo que lleva en el El Gourmet.
La repostera mexicana Paulina Abascal es una verdadera estrella de los postres y encara ahora un nuevo desafío: presentar una buena mesa dulce sin pasteles enormes ni platos estridentes.
Por el contrario, su nuevo programa Dulces detalles con Paulina, presentará a lo largo de 22 capítulos más de 40 recetas prácticas para crear pasteles o “mini-cakes” individuales.
Nacida en la Ciudad de México, Paulina encontró su vocación a los 7 años de edad, cuando comenzó a hornear en su casa delicias para los suyos, inspirada por su abuela, chef autodidacta y artífice de grandes banquetes familiares.
Una vez licenciada en Hotelería, partió a Francia, Bélgica y España a perfeccionar su técnica, lo cual permitió ejecutar con excelencia sus preparaciones y explorar nuevos horizontes creativos.
Así, su labor marcó una nueva tendencia en cuanto a decoración y combinación de sabores en pastelería, llegando a trabajar para las personalidades más destacadas de México y creando su propia línea de pastelería fina y artesanal.
Su destacada labor es reconocida por colegas de su país y del exterior: fue la primera chef pastelera miembro del Vatel Club de México, formó parte de la selección nacional para la Copa Mundial de Pastelería y, en 2005, ingresó a la célebre Academia Culinaria de Francia. En 2008 recibió, además, el Premio a la Excelencia Universal.
–¿Qué es esto de los postres individuales?
–Es un nuevo programa. Ya tenemos 10 años con El Gourmet y este nuevo desafío consiste en “pastelería chiquita”, por eso se llama Dulces detalles. Siempre tratamos de sorprender con nuestros conceptos y de eso se trata.
–En estos tiempos, nadie quiere comer un postre demasiado grande
–Sí, es verdad, pero también tiene que ver con que las personas quieren cosas nuevas
–He sabido que en estos 10 años nunca has repetido una receta
–Sí, me lleva más de dos meses preparar las recetas, los emplatados, la ropa que me pondré frente a cámara y por eso no repito jamás una receta ni una decoración. Hay que estudiar mucho, es grande la exigencia, pero me da satisfacción trabajar así.
–¿A qué otros reposteros admiras?
–Osvaldo Gross es un gran amigo mío, lo quiero, lo respeto y lo admiro. Ana Olson es maravillosa y hace muy bien su programa y en general a todos los chefs, porque se necesita tener un carácter muy especial para dedicarse a esta profesión.
–¿Cómo es tu repostería?
–Me defino como una mezcla de técnicas básicas europeas con las tendencias universales. Se utiliza mucho últimamente por ejemplo los glaseados de colores y yo tengo la técnica desde hace muchos, que aprendí en Europa. Mi repostería no es nada complicada ni extravagante. Mi pastelería noble y cálida, con ingredientes naturales, con muchos productos de mexicana, frutas de temporada, a la gente le resulta sencilla hacerla, comerla y disfrutarla.
–¿La sociedad mexicana gusta de los pasteles?
–Bueno, no hay una gran tradición pastelera pues tenemos estas regiones de dulces típicos. Sin embargo, la gente consume mucho pastel y los mexicanos buscan siempre el postre.
–¿Cuál es tu postre favorito?
–He comido muchos deliciosos y no podría quedarme con uno solo. Sí recuerdo con mucho cariño y nostalgia los postres sencillos que hacía mi abuela en mi infancia.
–¿Sin qué dulce no podrías estar?
–Me fascina la vainilla. Ese olor y ese sabor siempre están presentes. Me gustan también mucho los frutos rojos.
–¿Qué les dirías a esos cocineros amateurs que no se animan todavía con los postres?
–Bueno, a lo largo de esta década de estar en televisión me he encontrado a menudo con personas que me dicen que mis recetas las han ayudado a vencer la depresión, a acompañarlas en la enfermedad. Hay que perderle el miedo a la pastelería, conviene empezar con recetas muy sencillas para sentirse cómodos en la tarea e ir pasando etapas, accediendo a los grados de dificultad más altos.
