Ella quería conquistar a Johan, su compañero de clases, pero tras guiñarle el ojo dos veces durante el recreo la niña sólo recibió una falsa sonrisa.
Ciudad de México, 12 de mayo (SinEmbargo).- Ella, una niña de once años, le confesó a su mamá que ese día prefirió jugar en el recreo con Johan, el chico que le gusta, a pasar tiempo con sus amigas de la escuela.
«¿Le gustas a Johan?», cuestionó su mamá mientras conducía. «Él dice 50-50», respondió la estudiante. Después su madre intentó darle un consejo: «Eso significa que vas a tener que trabajar el otro 50 por ciento».
Tras la sugerencia, la menor se alteró: «¡Me visto linda!¡Le sonrío e incluso le guiñé el ojo dos veces! ¡Y lo único que recibo es una sonrisa falsa! ¡Lo intenté, lo intenté! Soy tan miserable».
La tutora de Ella, entre risas, le pidió mostrarle cómo le guiñó el ojo. La niña también imitó la falsa sonrisa de su compañero de clases, Johan. La menor finalizó: «¡Eso es todo! ¡No recibí nada más!».