El Senado brasileño decidió someter a un juicio político a la Presidenta Dilma Rousseff, con miras a su destitución. La mandataria fue notificada del juicio con lo que quedó oficialmente suspendida de su cargo. Esta tarde se instalará el vicepresidente Michel Temer, que la sustituirá en forma interina mientras se desarrolla el proceso.
Ciudad de México, 12 de mayo (SinEmbargo/EFE).- La Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dio esta mañana un mensaje en el que denunció que el juicio político que se inició en su contra es en realidad un golpe de estado, conspirado por la oposición desde el inicio de su mandato, y advirtió que luchará con todos los instrumentos legales que tiene a su disposición para terminar su mandato.
“El nombre que tiene esto no es juicio político, es golpe de Estado. No hay motivos para este juicio político”, denunció la Presidente Rousseff, luego de ser notificada de la decisión del Senado para someterla a un juicio político con miras a su destitución, con lo que quedó oficialmente suspendida de su cargo.
«Está en juego el futuro de Brasil, la oportunidad y la esperanza de avanzar siempre más. Quiero una vez más aclarar los hechos y denunciar los riesgos para el país por este juicio político», alertó.
«El golpe no tiene el objetivo nada más de destituirme, de destituir a una Presidente electa por millones de brasileños, al destituir en realidad quieren impedir el programar elegido por los votos. El golpe amenaza no solamente con pisotear la democracia, sino con pisotear las conquistas alcanzadas por la población en todo este tiempo», advirtió. «Mi gobierno no ha cometido ningún acto represivo», reiteró la mandataria.
Dijo que están en riesgo también las «conquistas sociales de los últimos años», la «esperanza» de los más pobres y la enorme riqueza petrolera descubierta en aguas profundas del océano Atlántico.
«Los actos que practiqué fueron actos legales, correctos, actos necesarios, actos de Gobierno», agregó.
Rousseff denunció que su Gobierno “ha sido blanco de intensas e incesante sabotaje, formando un ambiente propicio para el golpe”.
Rodeada por sus ministros y colaboradores, Rousseff dio un mensaje en el Palacio presidencial, donde aseguró que sufre «la mayor de las brutalidades que se puede cometer contra un ser humano: castigarlo por un crimen que no cometió».
La Presidenta brasileña negó las acusaciones en su contra, fundamentadas en unas maniobras fiscales irregulares en que incurrió el Gobierno en 2014 y 2015, y aseguró que cuando se acusa a un gobernante sin pruebas, «en el mundo democrático se lo llama golpe».
Insistió en que es objeto de un «proceso frágil, jurídicamente inconsistente e injusto, contra alguien que no ha cometido ningún delito» y reiteró que «no existe injusticia más devastadora que condenar a un inocente».
También aseguró, en franca alusión al vicepresidente Michel Temer, que asumirá su cargo a partir de hoy, que «el mayor riesgo en este momento es que el país sea dirigido por los sin votos, aquellos que no fueron elegidos por la población y que no tienen legitimidad para enfrentar los desafíos» de Brasil.
Advirtió de que la gestión que encabezará Temer «podrá verse tentada a reprimir a quienes piensen distinto» y afirmó que ese nuevo Gobierno «será la gran razón para la continuidad de la crisis política» en el país.
Rousseff evitó la condición de «suspendida» y dijo que se dirigía al país en condición de «presidenta electa» por los 54 millones de votos que recibió en los comicios de 2014. Y pidió a los brasileños que se mantengan «movilizados, unidos y en paz», porque «la lucha por la democracia no tiene una fecha para acabar».
«Lucharé con todos los instrumentos legales para ejercer mi mandado hasta el fin», sostuvo. Y recordó «el dolor invisible de la tortura» que sufrió en su juventud en las cárceles de la dictadura, y el dolor de un cáncer que le fue detectado en 2009.
«Conseguí vencerlos siempre, pero ahora sufro el dolor de la injusticia y lo que mas duele es la injusticia, el percibir que soy víctima de una farsa jurídica y política» cuando «creía que ya no sería necesario volver a luchar contra un golpe», dijo con la voz a punto de quebrarse.
La notificación del juicio fue entregada por el Senador Vicentinho Alves, primer secretario de la Cámara Alta, en el despacho que hasta hoy ocupó Rousseff en el Palacio presidencial de Planalto y en el que esta misma tarde se instalará el vicepresidente Michel Temer, que la sustituirá en forma interina mientras se desarrolla el proceso.
Rousseff fue arropada por miles de seguidores al abandonar la sede del Gobierno brasileño.
«Dilma, guerrera de la patria brasileña», coreaban los cerca de 3 mil militantes del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y de movimientos sociales que apoyaban su Gobierno que se concentraron frente a la Presidencia y a los que Rousseff se unió.
La mandataria evitó abandonar el Palacio por la rampa por la que generalmente salen los presidentes que entregan el cargo para dejar claro, como lo dijo en un pronunciamiento previo, que seguirá luchando por volver a la jefatura del Estado.
Previamente, cuando el Senador Alves entregó la notificación, por una cuestión de «respeto», no se permitió la presencia de fotógrafos ni de periodistas.
Rousseff llegó al poder en 2011 y en 2014 fue reelegida para un segundo mandato interrumpido por la decisión adoptada hoy por el Senado, que por 55 votos frente a 22 instauró el juicio político que la separa del cargo.
En caso de que Rousseff sea finalmente absuelta en ese proceso, en el cual responderá por unas maniobras fiscales irregulares en las que incurrió el Gobierno en 2014 y 2015, recuperaría el poder una vez que sea publicada la sentencia.
Sin embargo, si se llegara a su destitución, Temer completará el mandato que vence el 1 de enero de 2019.
Michel Temer firmó hoy la notificación del Senado en la que asume de manera interina la Presidencia de Brasil. La notificación lo faculta como Presidente durante los próximos 180 días.
El nuevo gobernante, según el primer secretario del Senado, Vicentinho Alves, asumirá de manera «interina» y no en calidad de «en ejercicio», como acostumbraba hacerlo durante las ausencias de Rousseff.
Según el secretario del Senado, Vicentinho Alves, Temer fue «muy receptivo» y compartió la notificación con varios de sus posibles ministros, que serán anunciados en las próximas horas, y entre los que se encuentran Henrique Meirelles, favorito para ocupar la cartera de Hacienda, y Eliseu Padilha, quien llegaría al Ministerio de Presidencia.