La Casa Blanca indicó al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas -según The Washington Post– que su intención era tanto aliviar el problema de falta de espacio en los centros de detención como mandar un mensaje a los demócratas.
Washington, EU, 12 de abril (EFE).- El Gobierno del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, planteó la posibilidad de enviar a inmigrantes ilegales a ciudades santuario, aquellas que rechazan la deportación de indocumentados, como represalia por su negativa a implantar las medidas migratorias del Ejecutivo, informaron hoy medios locales.
El plan de la Casa Blanca era enviar a algunas de estas localidades «de pequeño y mediano tamaño» al grueso de los inmigrantes detenidos en la frontera, con la intención de que las autoridades locales se vieran sumidas en el caos al ponerles en libertad, de acuerdo con el diario The Washington Post.
La publicación capitalina, que cita a fuentes anónimas y asegura haber tenido acceso a algunos de los correos oficiales en los que se esbozaba el plan, sostiene que la principal intención del Gobierno era tomar represalias contra municipios controlados por demócratas que se niegan a implantar las políticas migratorias del Ejecutivo.
La Casa Blanca indicó al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) -según el diario- que su intención era tanto aliviar el problema de falta de espacio en los centros de detención como mandar un mensaje a los demócratas.
Esta opción, no obstante, causó desazón en la agencia migratoria al considerar que podía acarrearle graves problemas legales y de imagen.
El Gobierno habría puesto esta opción sobre la mesa a finales del año pasado, coincidiendo con la llegada de dos caravanas de migrantes procedentes de Centroamérica a la frontera sur del país, y volvió a sacarla a la palestra el pasado mes de febrero.
Entre los municipios afectados por esta medida se encontraba el distrito 12 de California, cuya representante en la Cámara baja es la demócrata Nancy Pelosi.
Pelosi ha sido una de las voces más críticas con las políticas migratorias de Trump y su negativa a aceptar fondos para la construcción del muro en la frontera con México abocó a la Administración al cierre parcial más largo de su historia: 35 días.
La oficina de la congresista ha reaccionado señalando que «el cinismo y la crueldad de esta Administración no pueden ser subestimados».
Por su parte, la Casa Blanca envío un comunicado al diario en el que ha justificado que: «Esta fue solo una sugerencia que se planteó y fue rechazada».